“Exponerte te hace sentir en riesgo de exclusión. Eso es biología, no un defecto personal”: los trucos de un experto para hablar en público sin pánico ni bloqueos
Oratoria
Iván Carnicero fundó Speakerslab para ayudar a profesionales y equipos a convertir el miedo escénico en una competencia entrenable

Iván Carnicero, fundador de SpeakersLab
Hablar ante una sala llena, con un micrófono y una presentación detrás puede ser el mejor regalo para algunos, pero también la peor pesadilla para otros. El miedo a hacerlo mal, a equivocarse o a ser juzgado por los demás provoca nervios, bloqueos e incluso el deseo de desaparecer antes de enfrentarse al público.
Ante este escenario, Iván Carnicero decidió cambiar la forma en que entendemos la comunicación en público y fundó Speakerslab, una escuela de comunicación que trabaja exclusivamente para empresas y acompaña a equipos y portavoces para que sus presentaciones dejen de ser un salto al vacío y pasen a ser una competencia entrenable. “No se trata de eliminar el miedo, sino de convivir con él y aprovechar lo que tiene de útil”, resume Carnicero, cofundador de Speakerslab y autor de Que no cunda el pánico: Estrategias para vencer el miedo a hablar en público.

La historia del proyecto nace de una constatación: la oratoria es, todavía, “la gran olvidada” en la educación, especialmente en Europa. Muchas generaciones asocian hablar en público a situaciones punitivas —exámenes orales, pasar a la pizarra o hablar ante una clase llena— y no a un aprendizaje progresivo. De ahí que, cuando el trabajo exige intervenir ante equipos, clientes o audiencias grandes, aparezcan nervios, bloqueo o evitación. “Hay un miedo atávico al juicio del grupo: exponerte te hace sentir en riesgo de exclusión. Eso es biología, no un defecto personal”, explica Carnicero.
En ese marco, Speakerslab diseña formaciones y entrenamientos a medida para empresas: desde cursos en dos o tres sesiones con presentación final, hasta preparación personalizada de ponentes para eventos corporativos.
Ensayar no mata la espontaneidad. Mata el pánico
El corazón del negocio es claro: dotar de método a las personas para reducir la incertidumbre, ensayar de manera eficaz y aprender a regular el estrés. El libro de Carnicero sintetiza ese enfoque en tres frentes prácticos. El primero es reconciliarse con el propio miedo. “Ver esa emoción como natural quita culpa y te permite usar su energía a favor: más foco, más respuesta, más atención a las señales del público”, apunta. El segundo es bajar incertidumbre con preparación tangible: trabajar el guion y la idea central, anticipar el perfil del público y sus preguntas, probar los medios técnicos, conocer la sala y tener planes B si algo no sale como estaba previsto.
“Ensayar no mata la espontaneidad. Mata el pánico”, resume. El tercero es recuperar el control mental y corporal: técnicas de respiración y foco atencional para desactivar el modo amenaza, pautas corporales breves para compensar la alteración que las hormonas del estrés —como la adrenalina y el cortisol— producen en el cuerpo.

La exposición progresiva es otro pilar. “El cerebro aprende por evidencia: lo haces, y sigues vivo. Repetir da al sistema nervioso la prueba que necesita”, explica. Ese entrenamiento se calibra según el reto: no es lo mismo una actualización interna para 50 personas que una presentación en inglés ante 300. Por eso la relación coste–beneficio guía la inversión en preparación: cuanto mayor es lo que te juegas, más ensayo y más control de variables. En los cursos, Speakerslab siempre culmina con presentaciones reales, porque “si no te expones, no aprendes”. Y en los acompañamientos individuales, el número de ensayos se ajusta a la seguridad previa de cada profesional.
La tensión bien gestionada aporta energía, dinamismo y agudeza sensorial para leer a la audiencia y adaptarte
Durante la intervención, el objetivo no es “no tener nervios o no estar nervioso”, sino modular el estrés para que sume. La tensión bien gestionada aporta energía, dinamismo y agudeza sensorial para leer a la audiencia y adaptarte. Para cuando las cosas no salgan como esperabas —una pregunta sin respuesta, una diapositiva que falla—, el método propone guías simples: nombrar la incidencia sin dramatizar, reencuadrar y seguir con la idea principal. “Más certezas, menos monstruos” es la consigna: mirar de frente lo que asusta reduce su tamaño.
Después del aplauso empieza otra fase que, para Carnicero, es la de aprendizaje: pedir y procesar feedback, revisar decisiones clave del discurso y anotar mejoras para la próxima vez. “¿Cuándo ‘se sabe’ hablar en público? Cuando conviertes cada presentación en un ciclo de mejora continua”, dice. Lejos del mito del orador perfecto, el libro desmonta la idea de talento innato y propone hábitos concretos: listas técnicas, ensayo con cronómetro y registro de ajustes.

¿Qué diferencia a Speakerslab? Por un lado, su foco exclusivo en empresas —formaciones cerradas y preparación de ponentes para eventos corporativos—, que les permite trabajar con los casos y contextos reales de cada organización. Pero su verdadera singularidad está en el abordaje 360º de cada presentación: combinan el trabajo del discurso (retórica, storytelling, persuasión), el apoyo visual (visual thinking, diseño y comunicación visual) y la parte escénica (gestión del estrés, comunicación no verbal y escenografía). “Nuestro trabajo empieza por el mensaje: si no dominas qué quieres que pase en la cabeza del público, el escenario te dominará a ti”, sintetiza Carnicero.
Esa visión integral les permite alinear lo que se cuenta, lo que se muestra y lo que se conecta con el público, tanto en formación como en la preparación de eventos. Todo ello desde tres vertientes complementarias: la estratégica, la técnica y la emocional. También reivindican una idea clave: una presentación no trata de lo que tú quieres contar, sino de lo que el otro necesita escuchar. Ese cambio de enfoque, aplicado al negocio, favorece propuestas más claras, memorables y orientadas a impacto.
Mirando a los próximos 3–5 años, la ambición pasa por consolidar itinerarios de entrenamiento en empresas —más allá de acciones puntuales—, integrar el libro como manual operativo y extender la cultura de ensayo con métricas de impacto: comprensión, recuerdo y acción posterior. “Si la oratoria deja de ser un acto excepcional y pasa a ser una práctica con método, las organizaciones ganan eficiencia y credibilidad”, concluye.
Lecciones de Vanguardia
Iván Carnicero, coach y fundador de Speakerslab
“Piensa menos en lo que quieres decir y más en lo que el otro necesita escuchar. En comunicación —y en negocio— el foco en la audiencia ordena el mensaje y multiplica su eficacia”.

