La noche de San Juan iluminó el hemisferio norte con celebraciones milenarias. Desde las vibrantes hogueras de Barcelona en Sant Antoni y las playas coruñesas de Riazor, donde el fuego purificador invitó a saltos audaces y baños nocturnos en el mar, hasta las ancestrales tradiciones de caminar sobre brasas ardientes en Soria. Lituania, por su parte, honró el solsticio de verano con trajes tradicionales.
Más allá de las festividades, el mundo continuó su pulso: en Filipinas, el Festival Taong Putik cubrió a sus participantes de barro. En Gaza, la ayuda humanitaria buscaba aliviar la difícil situación, mientras que en Singapur se exhibía tecnología de defensa. Washington lidiaba con una ola de calor, y en Pakistán, el apoyo a Irán resonaba en las calles. Los mercados financieros de Corea del Sur mostraban dinamismo, y Venecia se preparaba para una boda de alto perfil, no exenta de controversia. En Israel, la tristeza marcaba el funeral de un rehén, y en Irán, la incertidumbre se cernía tras los anuncios de alto el fuego.