En Gaza, la atmósfera se llenó de júbilo tras el anuncio del acuerdo de paz y la liberación de presos. Las calles se llenaron de banderas, cánticos y abrazos. Las familias, muchas de ellas separadas por años, se reencontraron con lágrimas de felicidad. Este gesto de reconciliación entre Hamás e Israel encendió una chispa de esperanza en una región marcada por el conflicto. Ahora si , la alegría superó al miedo, y la gente soñó con un futuro más justo y en paz.
En Khan Younis, al sur de la Franja de Gaza, la emoción era palpable. Familias enteras se reunieron frente al Hospital Nasser para recibir con lágrimas y abrazos a los presos palestinos liberados. Llegaban en autobuses, saludando desde las ventanas, mientras la multitud los aclamaba como héroes. Era un reencuentro largamente esperado, fruto de un acuerdo de alto el fuego entre Hamás e Israel.
Al otro lado, en Petah Tikva, Israel también vivía un momento de alivio. Alon Ohel, uno de los últimos 20 rehenes liberados por Hamás, fue recibido con aplausos y emoción en el Hospital Beilinson. Su llegada simbolizó el cierre de un capítulo doloroso para muchas familias israelíes.
En Godall, Tarragona, el paisaje aún mostraba las huellas de los aguaceros torrenciales del día anterior. Calles mojadas, charcos y ramas caídas recordaban la fuerza de la naturaleza y la necesidad de estar preparados.
En contraste, una imagen serena llegaba desde Odenthal, donde un coche avanzaba lentamente por una calle rodeada de árboles con hojas otoñales. El dorado y el rojo de las hojas pintaban un cuadro de calma y belleza natural.
Y desde Lagos, Nigeria, la vida se celebraba con arte. Jóvenes bailarines contemporáneos actuaban en la Slum Party, una iniciativa de la Innovate Dance Company






















