En medio del espeso humo de caucho en el centro de Europa, el sector agrario expresa su descontento con los acuerdos comerciales. Paralelamente, el mundo se debate entre la severa sequía que afecta a los embalses de São Paulo y el sonido de los destrozos en una Ucrania bajo asedio. En Albania y Venezuela, la intensidad política moviliza tanto a los legisladores como a la ciudadanía, subrayando que la emancipación es una lucha incesante.
La pena y la ilusión se mezclan: en Sídney, ofrendas florales recuerdan a los fallecidos, mientras que en Mauritania y Bolivia, gente trabajadora supera obstáculos y crecidas para edificar un futuro. A través del silencio del límite en Arizona y la exactitud de un movimiento en Mauricio, la voluntad humana perdura. Organizaciones campesinas y residentes que se apoyan tras las inundaciones evidencian que, frente a la fuerza de la naturaleza o la indiferencia de los pactos, la unión vecinal es el último bastión.





































