Infanta Elena y Marichalar: del “sí, quiero” al no te quiero ni ver

BODA, SEPARACIÓN Y DIVORCIO

Se cumplen 30 años del enlace, en Sevilla, de la hija mayor de los reyes Juan Carlos y Sofía y el aristócrata soriano

Boda Infanta Elena y Jaime de Marichalar

La infanta Elena y Jaime de Marichalar, en la ceremonia de su boda celebrada en la catedral de Sevilla el 18 de marzo de 1995 )

Propias

El 18 de marzo de 1995, Sevilla se echó a la calle para ser testigo de la boda de la infanta Elena y el aristócrata soriano Jaime de Marichalar. Treinta años después del “sí, quiero”, los que ostentaron el título de duques de Lugo y son padres de dos hijos, Felipe (más conocido como Froilán) y Victoria Federica,  no se quieren ni ver. El 13 de noviembre de 2007, la Zarzuela anunció el cese de la convivencia conyugal, eufemismo con el que se definió la separación de la pareja que dos años después acabó en divorcio. Desde entonces se han visto en contadas ocasiones y, en la actualidad, su relación es nula. A ninguno de los dos se les han conocido nuevas parejas.

La hija mayor de los reyes Juan Carlos y Sofía, que el próximo mes de diciembre cumplirá 62 años, contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar, seis meses mayor, el 18 de marzo de 1995 en la catedral de Sevilla. La boda, la primera de un miembro de la familia real, desde que en 1929 se casó una sobrina de Alfonso XIII, congregó en la ciudad a representantes de todas las casas reales. Tres años después de la Expo 92, Sevilla volvió a ser el escenario de una gran fiesta. Los reyes Juan Carlos y Sofía vivieron la boda con gran alegría, al igual que el resto de la familia, contentos por la infanta Elena que parecía realmente enamorada del caballero Marichalar a quien nadie conocía hasta que el 23 de noviembre de 1994 se hizo público el compromiso matrimonial.

Los duques de Lugo, el 18 de marzo de 1995, junto a los reyes Juan Carlos y Sofía, la condesa viuda de Ripalda (madre de Jaime), el príncipe Felipe y la infanta Cristina

Los duques de Lugo, el 18 de marzo de 1995, junto a los reyes Juan Carlos y Sofía, la condesa viuda de Ripalda (madre de Jaime), el príncipe Felipe y la infanta Cristina

EFE

La Zarzuela fue el escenario de la presentación del prometido de la infanta Elena a quien había conocido, a través de amigos comunes, en París, donde él trabajaba en una entidad bancaria. De familia aristocrática, Marichalar era un ferviente monárquico que hizo todo lo posible por conquistar a la infanta Elena y ésta, cuyas relaciones anteriores habían fracasado por la negativa de sus novios a aceptar las obligaciones de la familia real, se dejó querer.

La boda se programó en Sevilla por el apego de la condesa de Barcelona, abuela de la novia, y la catedral albergó una  ceremonia en la que la novia, vestida por Petro Valverde, ya dejó ver su carácter al recriminar a su novio la forma de retirarle el velo de la cara. El Rey concedió a los novios el título de duques de Lugo y la pareja, tras el banquete en los Reales Alcázares, en presencia de reyes, príncipes y toda la clase política comenzó su nueva vida.

Tras  una luna de miel que les  llevó hasta Australia, los duques de Lugo se instalaron en París, donde Marichalar tenía su trabajo. Dos años después, en 1997, Elena y Jaime establecieron su residencia en Madrid y allí nacieron sus dos hijos, Juan Felipe Froilán (1998) y Victoria Federica (2000).

La Primera Comunión de Victoria Federica, el 27 de mayo de 2009, reunió a la pareja que ya estaba separada

La Primera Comunión de Victoria Federica, el 27 de mayo de 2009, reunió a la pareja que ya estaba separada

LVG

Junto a Marichalar, la infanta se convirtió en reina de la elegancia y su popularidad subió como la espuma, pero poco tiempo después del nacimiento de su hija Victoria (ahora convertida en influencer ) ya empezaron los rumores de separación. En plena crisis, un problema de salud volvió a unir a la pareja: el 22 de diciembre de 2001 Jaime de Marichalar sufrió una isquemia cerebral, de la que aún arrastra secuelas. La infanta Elena abandonó su idea de separarse y en octubre de 2002, se trasladó a vivir durante once meses a Nueva York para acompañar a su marido durante su tratamiento de rehabilitación.

Cinco años después, tiempo en el que llegó a anunciarse un tercer embarazo de la infanta que no llegó a término, la situación se hizo insostenible y Elena decidió irse de casa (un piso que había adquirido Jaime de Marichalar con una herencia) y se instaló, con sus hijos, en un chalet de alquiler. Zarzuela tuvo que admitir la evidencia y, después de que La Vanguardia, anunciara en exclusiva que Jaime y Elena  ya no vivían juntos, se hizo pública la separación. La idea era que la pareja se diera un tiempo para reflexionar, pero la duquesa de Lugo lo tenía muy claro: no quería saber nada de su marido. Dos años después llegó el divorcio y Jaime de Marichalar prácticamente desapareció del mapa.

Victoria Federica de Marichalar y Jaime de Marichalar asisten al desfile de Schiaparelli en París

Victoria Federica de Marichalar y Jaime de Marichalar asisten al desfile de Schiaparelli en París

GTRES

Jaime de Marichalar siguió viviendo en su piso del barrio de Salamanca y la infanta Elena dejó el chalet de alquiler y se compró una vivienda junto al Retiro. Froilán y Victoria se fueron a vivir con su madre y todo lo referente a la educación de los hijos se trató siempre a través de intermediarios. La falta de comunicación de la pareja fue total desde su separación física y se cuentan con los dedos de una mano las ocasiones en las que han coincidido, siempre en privado y ninguna en público tras el divorcio. 

Los primeros problemas del conocido como Froilán, a quien en familia llaman Pipe, tampoco fueron suficiente motivo para un reencuentro del antiguo matrimonio y tuvo que ser la intervención de los reyes Juan Carlos y Sofía la que guiara a la infanta Elena en la decisión primero de mandar a su hijo a estudiar al extranjero y, con los años, le enviara, donde reside actualmente, a Abu Dabi con abuelo Juan Carlos. Felipe de Marichalar, más apegado a su madre, tampoco mantiene una relación asidua con su padre, lo que no sucede con Victoria Federica a quien Marichalar introdujo en el mundo de la moda, aunque tampoco vea con buenos ojos su sobreexposición mediática. 

Victoria Federica, Felipe Juan Froilán  y la infanta Elena en la corrida benéfica en favor de las víctimas de la DANA

Victoria Federica, Felipe Juan Froilán y la infanta Elena en la corrida benéfica en favor de las víctimas de la DANA

Sergio R Moreno

Desde poco después de su boda, Jaime de Marichalar se centró en su papel como consejero de firmas de moda de la mano de Bernard Arnault, cofundador, presidente y director ejecutivo de LVMH, el mayor grupo de artículos de lujo. Aparece esporádicamente en los desfiles de moda de París y poco más. Dos décadas después de sufrir un ictus, sigue arrastrando las secuelas y, en sus últimas apariciones, hace gala de su incomodidad y mal humor.

La infanta Elena, que trabajó como profesora de inglés en un colegio, es actualmente directora de proyectos de la Fundación Mapfre y aparece en actos vinculados a esta entidad. Aunque desde 2014, tras la proclamación como rey de su hermano, Felipe de Borbón, ya no pertenece a la familia real y no acude a actos de representación oficial, pero sí es llamada a algunos eventos relacionados con el mundo de los toros y eventos más tradicionales y conservadores.

La celebración de su 60º cumpleaños reunió en Madrid a toda la familia real y la familia del Rey en una comida a la que acudieron Felipe y Letizia, Juan Carlos y Sofía, la infanta Cristina y otros familiares. Además, Elena junto a su hermana Cristina son asiduas visitantes de su padre en Abu Dabi y la primera, además, le suele acompañar cuando el rey Juan Carlos está en Sanxenxo.

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