Sean Daddy Combs se juega su destino a todo o nada.
Este lunes empieza en los juzgados del bajo Manhattan la selección del jurado que deberá sentenciar uno de los casos más extraordinarios de la época contemporánea bajo las acusaciones de múltiples fechorías sexuales, incluidos menores.
No solo es el juicio a uno de los más poderosos personajes de la escena musical internacional, el artista y magnate que hizo del hip hop un fenómeno de éxito global, admirado y temido por igual antes de su hundimiento, sino que, en opinión de los analistas, se trata de una vista oral que cambia este negocio.

Sean “Diddy” Combs en el 2022
Sostienen que es un asunto mucho más grande que el propio Diddy o Puff Daddy , entre otras maneras de llamarlo. Aseguran que no solo se analizará la caída de un tipo súper poderoso. Además se observará si esto también es la caída de la industria, de la cultura e incluso de un género que arrastra a las masas.
Combs, de 55 años, que lleva desde septiembre encerrado en una cárcel de Brooklyn. enfrente el mayor desafío en la que ha sido una vida de lujo y poder, de gente que se rendía a sus ambiciones, del tipo que fueran.
En esta ocasión se lo juega a todo o nada porque la pasada semana rechazó una oferta del ministerio público para aceptar una pena pactada si se declaraba culpable y no arriesgarse a ir a juicio. Comparecer ante el jurado supone asumir una posible condena de cadena perpetua.
Empieza la selección del jurado en un tribunal de Nueva York por una retahíla de fechorías sexuales
Combs sostiene que es inocente, que sus relaciones fueron consentidas y que las múltiples denuncias de las numerosas víctimas solo buscan dinero.
De nada le ha servido su fortuna. Por tres veces el juez ha denegado la petición de libertad con fianza, pese a que sus abogados ofrecieron 50 millones y el uso del brazalete de control para evitar la huida. Ni por esas.

Casandra Ventura, conocida como la cantante Cassie, fue novia de Combs y su denuncia, luego pactada, fue el origen del caso
En el sumario se le imputa tráfico sexual, conspiración para cometer extorsión y transporte para ejercer la prostitución. Los fiscales acusan al empresario del sello discográfico Bad Boy –Chico malo, designación agorera– de montar “una empresa criminal” para coaccionar a mujeres –incluida su exnovia, la cantante Cassie– para que participaran en escapadas sexuales maratonianas, llamadas por él “enloquecimientos”. Estas sesiones implicaban la participación de prostitutos y una enorme cantidad de drogas.
Y luego están sus famosas fiestas de blanco, convocatorias lujuriosas en su mansión de Long Island, aplaudidas por famosos –Denzel Washington fue de los pocos que se marchó de una denunciando las aberraciones que había visto–, donde las empleadas como camareras debían someterse a los desmanes sexuales de los amigos del amo.

La viñeta de una comparecencia judicial
Casi desde el inicio de su carrera, su capacidad de embaucamiento y su intimidación le permitieron salir indemne en asuntos violentos.
Pero se acabó su suerte. Este caso tiene su origen en el 2023, en una denuncia de Cassie (Casandra Ventura), que se resolvió por un pacto en menos de 24 horas. Pero ya estaba sembrada la semilla. El remate fue el vídeo que sacó la CNN en el que Combs pegaba a su novia. Ese vídeo es una de las pruebas.