De gira con el monólogo Una madre de película, madre atribulada en Vaya vacaciones, en la taquillera saga Padre no hay más que uno y, por motivos bien distintos, en la serie Señoras del (H)AMPA, acaba de publicar la novela Un caracol en mi armario (HarperCollins). Toni Acosta (San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, 1972) tiene más tablas que la mayoría de 'influencers' para postularse como experta en lidiar con la maternidad. Sin embargo, no se las da de nada. Aunque solo pretendía divertir, mientras escribía se fue dando cuenta de que entre líneas había algo más. Y hoy, se siente muy feliz: “Quiero reivindicar la libertad de los hijos para expresarse y decir ‘mamá, soy distinta a ti y no pasa nada’ y con ello, darnos cuenta de te aportan enseñanzas que no esperabas”.
Quiero reivindicar la libertad de los hijos para expresarse y decir ‘mamá, soy distinta a ti y no pasa nada’

Toni es licenciada en Derecho y ese poso se nota: escribe francamente bien.
Un caracol en mi armario es una novela muy entretenida con tres generaciones –abuela, madre e hija– que se confiesan entre sí, un texto que desnuda como nunca a la actriz. La abuela de la novela es un eco de la madre de Toni y Candela, la coprotagonista, una mujer muy parecida a ella misma: “Hay capítulos que hablan de traumas, por ejemplo, de un trastorno alimenticio que creo que yo tuve y no lo supe. Cuando iba adentrándome en la novela, le dije a mi madre que tenía que explicarle que era consciente de cómo era la educación cuando ella fue niña y que no le dieron herramientas, por eso yo no fui al psicólogo de niña sino mayor. Explicarle que no quería hacerle daño pero era importante soltar esa mierda y decirle a la gente ‘nosotras nos hemos perdonado’. Y así es: la tengo viva para poder decirle mamá, qué gusto, nos hemos perdonado. Ella está encantada y le ha supuesto un ejercicio muy bonito leerse. Me parece sano compartirlo, creo en el poder de sanar a través no solo de la lectura, sino del teatro, de la pintura y la belleza”.
Nunca he negociado con mi vida privada. Podría tener tres casas pero tengo una hipoteca (risas)

Su vis cómica es un don natural que también plantea sobre la novela.
No todo el mundo tiene un precio
Dos años de luto
Toni Acosta se separó en 2015 de Jacobo Martos, hijo menor de Raphael, y con quien mantiene una muy buena relación. Aunque la ruptura que sufre la ficticia Candela bebe mucho de su propia experiencia, cuenta que no siente vergüenza por abrirse de tal manera: las tardes de series y sofá con la compañía de un perro, las lágrimas, el no verse con fuerzas para salir de casa… Todo eso lo vivió ella misma: “Los dos primeros años, esos dos años de luto, creo necesario pasarlos. ¿Sabes quién me lo dijo a mí? Najwa Nimri, con quien trabajé en el teatro. Yo me quedé muy delgada, ella me preguntó y le conté que me había separado. Lo entendió perfectamente y me dijo: ‘Dos años, quizá menos, pero en dos años empezarás a estar bien’. Lo que a otras personas les parecía muchísimo yo me lo tomé como que me quitaban de encima una cadena perpetua. ¡Me pareció una maravilla!”.
En efecto, salió adelante. Y sin contar nada en las revistas, aunque le ofrecieron sumas muy suculentas: “Nunca, nunca he negociado con mi vida privada. Podría tener tres casas pero tengo una hipoteca (risas). Recuerdo que le dije a mi representante que ni siquiera preguntase la cifra concreta porque si preguntas parece que hay un precio. Y a día de hoy soy feliz porque nadie sabe quiénes son mis hijos”.
Otro de los temas capitales que toca la novela es la realidad LGTBI, que aflora antes de la pubertad: “Quería ahondar en ello, sobre todo por las niñas lesbianas, que se quedan muy solas. Creo que el niño gay encuentra al menos un espacio rodeado de chicas, pero las niñas empiezan a verse aisladas. No me gusta la palabra normalidad, prefiero naturalidad. Por eso, cuando apareció la idea de la naturaleza y el caracol, te juro que pensé, ‘lo tengo, ya sé cómo contar esta historia’”.
Los dos primeros años [tras una separación], esos dos años de luto, creo necesario pasarlos
Todos los temas que toca la novela, por espinosos que sean, están teñidos del humor que brota de Toni como la luz de un letrero de neón: “Me sale solo. Creo que para mi familia y los amigos soy un respiro. En situaciones complicadas escucho, pueden contar conmigo, pero siempre remato con humor. Y entiendo que eso se agradece. El mensaje lanzado con humor siempre llega mejor ”.

La actriz, en la presentación de su obra de teatro ‘Una madre de película’.
Creo que el niño gay encuentra al menos un espacio rodeado de chicas, pero las niñas empiezan a verse aisladas
La actriz, a quien podemos ver en la comedia Atasco (Prime Video), ha sabido escribir también para el lector de la edad de sus hijos recurriendo a ese argot que se escucha en los corrillos del instituto o a las puertas de una discoteca. Sus hijos, Nicolás (20) y Julia (16), han participado en el proceso: “Ella ha diseñado la portada; es muy humilde y no lo quiere decir, pero es idea suya que hubiese un caracol y que la protagonista fuese una chica. Y Nicolás todo el rato me decía, ‘has aprendido a escribir leyendo guiones, mamá’. Y sí, hay algo cinematográfico en las escenas. Yo no soy escritora sino lectora y como actriz leo muchos guiones de series cada temporada. Tenía cuadernos, la casa llena de post-it e imágenes para ir encontrando cómo enganchar las tramas”.