Tamara Falcó se ha convertido, con el paso del tiempo, en una de las personalidades más conocidas del panorama mediático español. No hay semana en la que la vida de hija de Isabel Preysler no sea explicada en las páginas de papel couché o en los programas de televisión. Algo que ella misma alimenta con sus entrevistas y apariciones en directo.
Y sus últimas declaraciones han sido para el diario El Mundo, en el que ha hablado como nunca sobre su infancia y adolescencia, y los problemas que tuvo que hacer frente por culpa de la intensa vida social de sus padres.
Al nacer en el seno de una de las familias más conocidas del país, la marquesa de Griñón ha tenido que lidiar con la fama desde bien pequeña. Un hecho que no llevó del todo bien en los primeros años a causa de su personalidad más reservada. “Mis padres eran muy sociales, yo no tanto”, ha empezado a relatar.

Tamara Falcó e Isabel Preysler
Con esto, ha señalado que Isabel Preysler y Carlos Falcó no eran “tan prisioneros” en aquella época y acudían a numerosos actos sociales. Sin embargo, no llevaba nada bien cuando le tocaba a ella. “De pequeña me mandaban a fiestas y me escondía, no quería ir. Lo pasaba fatal, incluso lloraba”, ha confesado.
Aun así, intentó buscar el lado positivo al asunto. Y es que sí había algo que le apasionaba cuando se iba a dar un acto de estas características: buscar el vestuario perfecto para la ocasión. “Recuerdo que mi madre tenía como los vestidos guardados en cajas; y ese momento, en el que se los probaba y me enseñaba las bailarinas, me encantaba”, ha continuado.
Tamara Falcó: “A día de hoy todavía evito muchas cosas sociales”
Pero eso no quitaba que “odiaba” tener que ir a las fiestas a las que acudían sus padres a menudo. Algo que ella misma cataloga en esta entrevista para el citado medio como “ansiedad social”. Y es que el mal trago solo ocurría la inicio, ya que después lograba coger la confianza suficiente para pasarlo bien.
“Después lo pasaba fenomenal. Desde pequeña he sido como muy de ir a mi bola. A día de hoy todavía evito muchas cosas sociales. Mi padre se lo pasaba fenomenal. Tenía una energía... incluso con 80 años”, ha apuntado.

Carlos Falcó y su hija Tamara en una imagen de archivo
Y todo esto se debe a que adora la tranquilidad que le rodea. Algo que contrasta de forma directa con el estilo de vida que llevaba Íñigo Onieva antes de su matrimonio. Aun así, han sabido encontrar el punto perfecto para vivir su relación en armonía.