Paula Vázquez es una de las presentadoras más queridas de la televisión del panorama nacional. Su carisma, cercanía, autenticidad o su transparencia a la hora de hablar de su vida personal o problemas de salud -como su reciente diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)- la hacen una de las favoritas del público.
La gallega fue una de las invitadas de esta última y exitosa temporada de Estirando el Chicle, presentado por Carolina Iglesias y Victoria Martín, y no ha dejado indiferente a nadie con sus declaraciones. A fin de cuentas, tal y como la presentaba Vicky Martín, sigue siendo “una leyenda de la televisión”.

Paula Vázquez, con Carolina Iglesias y Vicky Martín en 'Estirando el chicle'.
Su personalidad extrovertida y cercana siempre ha conectado con la audiencia a lo largo de los años, generando una sensación de familiaridad y simpatía hacia ella, pero más porque la de Ferrol siempre aprovecha cada entrevista para dar a descubrir a sus seguidores algo nuevo sobre ella.
En este caso, sin ir más lejos, la presentadora gallega revelaba algo inesperado: posee permiso de armas. Paula Vázquez confesaba que se “desfogaba” de esa manera y que comenzó a disparar siendo solo una niña.

Paula Vázquez, con Carolina Iglesias y Vicky Martín en 'Estirando el chicle'.
“Tengo licencia de armas. Empecé en La Aldea, con una escopeta de balines. Mi hermano y yo, al final del terreno, pues poníamos unas latas o lo que fuera”, explicó la presentadora. “Con el paso de los años, mi padre tenía armas, porque era vigilante jurado”.
La presentadora de Bake-off España, sin embargo, puntualizó que no poseía ningún arma, a pesar de todo. “Disparar es algo que me relaja. Tengo muy buena puntería”, continuaba diciendo, revelando que acude a campos de tiro para disparar y liberar tensiones. “Relaja mucho, sobre todo dependiendo a quién te imagines allá”, bromeó.

Paula Vázquez, con Carolina Iglesias y Vicky Martín en 'Estirando el chicle'.
Las anfitrionas del podcast, sobre todo Victoria Martín, aficionada a las armas, se mostraron muy interesadas en el tema. Paula Vázquez explicó que, tras su diagnóstico de TDAH, calmar sus nervios se convirtió en una prioridad.
“Tengo una mente muy dispersa, por eso he podido cambiar de un sitio a otro”, bromeó. “No tenía vida. De los 17 a los 30 años no me enteré. Yo hacía de Paula Vázquez, como que todo iba estupendo, hasta que se me empieza a caer el pelo, y me quedo casi calva. Me estaba muriendo y nadie se estaba dando cuenta. A mí me parecía normal llegar a casa y llorar”.