El álbum de las idílicas vacaciones de Tamara Falcó e Íñigo Onieva en la Provenza con las que celebran sus 2 años de casados: “Tal cual lo que hacía falta”

Escapada romántica

El matrimonio ha compartido en redes sociales su viaje más bucólico hasta la fecha, entre lavanda, arte contemporáneo y noches bajo la luna francesa, celebrando un amor que ha superado todas las pruebas

Tamara Falcó e Íñigo Onieva durante sus vacaciones.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva durante sus vacaciones.

Instagram

Muchos pusieron en duda su relación cuando el pasado 8 de julio de 2023 entonaron el ‘sí, quiero’ en El Rincón, pero parece estar cada vez más claro que lo de Tamara Falcó e Íñigo Onieva es amor del bueno. Para muestra, el plan con el que este verano están disfrutando de su segundo aniversario de casados: una escapada cuidadosamente orquestada por los paisajes de la Provenza, entre viñedos, campos de lavanda y hoteles de lujo. Una celebración serena, pero elocuente, compartida sin pudor a través de las redes, donde sus más de millón y medio de seguidores han podido ser testigos del diario visual que han ido construyendo con cada publicación.

Y es que no hay nada impostado en la luz dorada de la campiña francesa al atardecer. Tampoco en las instantáneas en blanco y negro con las que ella recordaba, jornadas atrás, aquel día de verano en que se prometieron una vida juntos. “Dos años de camino, con sus luces y sombras”, escribió Tamara, evocando tanto la calma como las tormentas que han atravesado. Sin embargo, lo que muestran ahora, entre un desayuno sin reloj en L’Isle-sur-la-Sorgue y un paseo en un Citroën 2CV descapotable, es la madurez de un vínculo que ha logrado encontrar su propio ritmo.

Tamara en la Provenza francesa.

Tamara en la Provenza francesa.

Instagram

“Anniversary mode on”

Un viaje a medida para reconectar, celebrar y dejarse llevar por los placeres simples

Desde el primer día, con la llegada al enclave, la marquesa dejó claro el tono del viaje: “Simplemente lo que necesitábamos. Tal cual lo que hacía falta”. Su vestido morado –de su propia colección con Pedro del Hierro– parecía mimetizarse con los campos de lavanda, mientras Íñigo, más dado a la estética nostálgica, optaba por compartir la imagen del mencionado coche clásico que evocaba las postales de los años setenta. El contraste entre ambos no es nuevo, pero en esta escapada se convierte en complemento perfecto. Lo bucólico junto a lo bohemio.

Entre uvas, queso y lunares, la pareja no ha escatimado en pequeños lujos ni en grandes silencios. “Queso, uvas… y él. No necesariamente en ese orden”, escribía Tamara en otra de sus publicaciones de Instagram, donde cada imagen parece cuidadosamente seleccionada para hablar del aquí y del ahora. Sin agenda, sin pretensiones, con el romanticismo casi cinematográfico de quien ha aprendido a disfrutar de lo sencillo.

Tamara Falcó en La Provenza

La imagen que compartió el segundo día del viaje.

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El segundo día estuvo marcado por el callejeo lento, sin prisas, en el pintoresco pueblo de L’Isle-sur-la-Sorgue. “Seguimos celebrando… sin reloj”, expresó. Y es justamente esa cadencia sin horarios la que define este aniversario, en un viaje que no busca el impacto, sino la autenticidad. Lugares como el hotel Airelles de Gordes o la Fundación Vasarely no solo son paradas culturales o estéticas, sino excusas para estar, simplemente, el uno con el otro en un paraje de ensueño.

“La vida es bella”

Atardeceres entre viñedos y una promesa que se renueva con cada fotografía

“Entre uvas, luna y lunares… La vida es bella”, resumía la marquesa en el día tres de la escapada, vestida con un coqueto traje de lunares mientras el sol se despedía sobre las colinas. La escena, más propia de una postal que de la rutina de una pareja de recién casados, captura el espíritu de estos días, de nuevo, con esa belleza reposada, sin alardes, que parece haber sido construida tras superar juntos todo lo anterior.

Tamara Falcó en La Provenza

“Entre uvas, luna y lunares… La vida es bella”, escribió.

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Para una pareja que ha estado en el foco mediático casi desde el primer día, esta huida se lee como toda una declaración de intenciones. No solo se trata de conmemorar una fecha, sino de reafirmarse en el compromiso, en lo compartido, en ese “ojalá lleguemos al cielo de la mano juntitos” que ella escribía semanas antes. También que, dos años más tarde y entre la lavanda, el silencio y, por supuesto, un amor inconmensurable, todo ha salido bien.

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