Desde marzo de 2022, 11 de los 12 jardineros del equipo que trabajaba en los jardines de Highgrove House, la casa de campo de Calos III, han dejado su trabajo, y, según ha informado The Sunday Times, la mitad de ellos ganaba el salario mínimo en el Reino Unido. Además, según ha asegurado el citado medio, varios episodios ocurridos describen un ambiente laboral difícil que resultó en “baja moral” entre los miembros del equipo.
Al parecer, un miembro del personal presentó una queja contra la gerencia de los jardines alegando que “carecían de recursos y luchaban constantemente para cumplir con las solicitudes del rey”, explica The Times. La queja señalaba que el personal “sufrió lesiones físicas al intentar mantener el ritmo y que el equipo sufría de baja moral”. En otro episodio, un jardinero no superó el período de prueba tras “revelar su desconocimiento de una flor en particular”, se dice que Carlos III exclamó en ese momento: “¡No vuelvas a poner a ese hombre delante de mí!”.
El príncipe Carlos en su jardín de Highgrove.
En 2021, Carlos delegó la gestión y propiedad de los jardines, que reciben a unos 40.000 visitantes al año, a la King’s Foundation, pero sigue ocupando la residencia principal de la propiedad y como él mismo visita con frecuencia los jardines, en ocasiones deja comentarios y notas detalladas sobre plantas o asuntos de horticultura, que algunos trabajadores consideran abrumadores, según contó The Sunday Times.
En sus casi tres años de reinado, Carlos III ha demostrado su capacidad para recibir el abrazo de todo un equipo de rugby, tocar una flauta de zanahoria y bailar danzas tradicionales samoanas, dejando ver su buen humor, pero en su primer día de reinado dejó una imagen para la posteridad cuando fue grabado maldiciendo una pluma que perdía tinta. “¡No soporto esta maldita cosa!”, pocos días después de haber mostrado evidentes signos de impaciencia con empleados de palacio.