Jamie Lee Curtis carga contra la cirugía estética

Labios falsos como protesta

Denuncia el “genocidio” de una generación de mujeres que se han desfigurado a sí mismas

Jamie Lee Curtis en la portada de la revista 'Saturday' de 'The Guardian'

Jamie Lee Curtis en la portada de la revista 'Saturday' de 'The Guardian'

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Jamie Lee Curtis ha utilizado la palabra genocidio para referirse a la desaparición de “una o dos generaciones” de personas con aspecto natural. La actriz, de 66 años, aparece en la portada de la revista Saturday de The Guardian con unos labios rojos de cera, como un símbolo de protesta, para denunciar los estragos de la cirugía estética.

“Es mi declaración contra la cirugía estética”, aseguró durante la sesión de fotos. “He hablado mucho sobre el genocidio de una generación de mujeres por parte de la industria cosmocéutica, que se han desfigurado a sí mismas. Los labios de cera realmente lo dejan claro”.

Sobre el uso de la palabra “genocidio” en este contexto, la artista fue clara: “He usado esa palabra durante mucho tiempo y la uso específicamente porque es una palabra contundente”. “Creo que hemos borrado a una o dos generaciones de aspecto humano natural. El concepto de que puedes modificar tu aspecto a través de productos químicos, procedimientos quirúrgicos, rellenos... Hay una desfiguración de generaciones, sobre todo de mujeres, que están alterando su apariencia”.

Sobre todo, Curtis culpa de este “problema” a la inteligencia artificial. “En cuanto aplico un filtro y ves el antes y el después, es difícil no pensar: Ah, bueno, así queda mejor’. Pero, ¿qué es mejor? Mejor es falso. Y hay demasiados ejemplos”, explica, sin poner ningún nombre de ejemplo.

Esta no es la primera vez que la actriz denuncia las presiones que sufren las mujeres jóvenes en Hollywood: “Me he convertido en una defensora muy pública para deciros a las mujeres que sois preciosas y perfectas tal y como sois”.

Ella misma se sometió a una cirugía para quitarse las bolsas bajo los ojos cuando tenía 20 años. Durante su recuperación, se volvió adicta a los opiáceos.

Hija de los actores Tony Curtis y Janet Leigh, en el pasado ya explicó cómo fue crecer viendo a sus progenitores sometiéndose a diferentes tipos de liftings y retoques. Tras someterse a ellos, la artista llegó a una conclusión: “Nada de eso funciona; existe la ilusión de que una vez que lo hagas estarás bien. Y eso es una mierda. Me veía peor”.

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