Erik Menéndez, de 54 años, fue trasladado desde una prisión en San Diego a un hospital a finales de la semana pasada, tras sufrir complicaciones médicas por cálculos renales. La situación ocurre en un momento crucial, a pocas semanas de una audiencia que podría abrir la puerta a su libertad condicional tras más de tres décadas en prisión junto a su hermano, Lyle Menéndez.
Según Talia Menéndez, hija de Erik, su padre ya fue sometido a dos cirugías debido a múltiples cálculos grandes en ambos riñones, y se prevé una tercera intervención. A través de una publicación en redes sociales, Talia explicó que los retrasos habituales en la atención médica en prisión han complicado su recuperación. “Actualmente tiene dolor y náuseas, pero se está recuperando”, afirmó.
El abogado de Erik, Mark Geragos, ya había adelantado esta semana que su cliente enfrentaba una “grave afección médica”, aunque no se dieron detalles específicos. Las autoridades penitenciarias confirmaron posteriormente que Erik permanecía hospitalizado y en condición estable.

Los hermanos Menéndez durante uno de los juicios, en 1992
Los hermanos Menéndez fueron condenados por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en 1989, un caso que conmocionó al país. Ambos cumplen cadena perpetua, aunque este año surgió una nueva posibilidad de libertad condicional, luego de que un juez considerara que no representan un riesgo irrazonable si son liberados.
La audiencia está prevista para agosto, en medio de un cambio político en la Fiscalía del condado de Los Ángeles. Mientras que el exfiscal George Gascón apoyaba una nueva sentencia, su sucesor Nathan Hochman se ha mostrado en contra. La defensa insiste en que los hermanos actuaron en defensa propia tras años de abusos, mientras la fiscalía mantiene que el crimen fue motivado por la herencia familiar.