La imagen es vital en televisión, y de ahí que la mayoría de personas que aparecen de forma frecuente en la pequeña pantalla no quiten ojo a todos y cada uno de los detalles con los que se presentan a su audiencia. Un ejercicio que termina por construir estéticas definidas, reconocibles incluso antes de que la persona diga su primera palabra en antena. Al hilo de lo anterior, es innegable que pocas presentadoras han conseguido una impronta tan nítida como Sonsoles Ónega. Desde sus inicios, su flequillo, siempre presente y bien armado, se ha convertido en parte de su identidad.
Eso sí, nada de eso implica que no haya cabida para las variaciones. De ahí que el pasado marzo apareciese en Y ahora Sonsoles –el formato que presenta en las tardes de Antena 3–un cambio discreto, pero significativo: mechones más largos que enmarcaban el rostro, reflejos rubios en la parte frontal y un flequillo más ligero. Poco después de presentarse en escena así explicó en declaraciones exclusivas para la revista ¡Hola! que la decisión no respondía a ningún cálculo. “Como todo en mi vida, no ha habido cálculo… Mi peluquera, Marina Navajas, ¡que es de manos inquietas!”, comentaba al respecto con humor, reconociendo que detrás del cambio no había más que, como casi siempre, la intuición de su estilista.
“El flequillo me encanta”
Un nuevo corte pensado para dar más juego ante las cámaras
“Como no tengo melena y no puedo hacerme un recogido ni un rizo ni nada, pues hemos jugado con el flequillo”, prosiguió explicando la periodista, justificando así la pequeña revolución estética con la que arrancó la primavera televisiva. A fin de cuentas, Navajas, que es su peluquera de confianza desde hace más de una década, fue quien planteó cortar un poco el flequillo para hacerlo más versátil y adaptable a los diferentes días de plató.

El peinado con el que Sonsoles Ónega sorprendió el pasado marzo.
También para la citada revista, dejó claro que las decisiones sobre su peinado acostumbra a tomarlas cada día su peluquera. En función de cómo se levante. “El peinado depende más de su estado de ánimo que del mío”, bromeaba, pero sin fallar a la verdad. Lo cierto es que la complicidad entre ambas se ha forjado a lo largo del tiempo, desde los años en los pasillos de Mediaset hasta su presente en Atresmedia, sin perder la conexión profesional ni personal.
“Yo no la saqué de Telecinco, tengamos la fiesta en paz. La cadena echó a todos sus peluqueros y maquilladores de la noche a la mañana porque externalizó del departamento. Como ella estaba en el paro, se vino conmigo”, hizo saber a la revista tiempo antes, despejando cualquier rumor de 'robo' por su parte. La cuestión es que, tras su cambio, Sonsoles reconocía también que tenía intención de alternar estilos según las necesidades del momento. “Un día, llevaré el flequillo y otros no; iré alternando”, avisaba, dejando claro que la repetición puede jugar en contra cuando se trabaja en la pequeña pantalla.
“Me ayuda a manejar la timidez”
El pelo como elemento estético y refugio emocional en su carrera diaria
Cabe destacar que en esa charla con la mencionada publicación no todo fueron chistes ni reflexiones profesionales. También hubo tiempo para compartir lo que hay detrás del gesto más cotidiano: peinarse. “El pelo corto es muy difícil de manejar”, reconoció con franqueza, apuntando que, pese al tiempo que lleva luciéndolo, no termina de dominarlo por sí sola. Ahora bien, en ningún caso está dispuesta a renunciar a este estilo, por muchos que sean los quebraderos de cabeza que le genere: “De ahí a prescindir de él… ¡No!”.
La confesión vino acompañada de un apunte ciertamente más íntimo. “Me gusta mucho y, además, te confieso que me ayuda a manejar la timidez”, añadió en conversación con los periodistas, revelando que detrás de tan icónico flequillo hay algo más que costumbre o estilo. Como si el cabello se convirtiese, en cierto modo, en escudo. La protección frente a la exposición constante y al juicio de tantos espectadores que no pierden detalle a cada una de las emisiones de su programa. Una elección estética que, inevitablemente, también habla de emociones.