Katy Perry vuelve a estar en el ojo del huracán, esta vez no por su música ni por su vida personal, sino por un litigio en torno a una lujosa mansión en Montecito, en California, valorada en 15 millones de dólares. La artista adquirió la propiedad en 2020, pero el anterior propietario, Carl Westcott, de 85 años y con una enfermedad cerebral incurable, trató de anular la venta alegando que había firmado bajo los efectos de medicamentos. Tras casi cuatro años de pleitos, los tribunales dieron la razón a Perry y a su expareja, el actor Orlando Bloom, que finalmente se quedaron con la casa.
Lejos de dar por cerrado el conflicto, la cantante ha demandado ahora a Westcott por daños y perjuicios y por los ingresos que, según ella, dejó de percibir al no poder alquilar la propiedad durante la disputa judicial. Perry solicita unos seis millones de dólares: alrededor de 2,5 millones por supuestas reparaciones de la vivienda y 3,5 millones más en concepto de rentas no cobradas. Aunque sus abogados han reducido posteriormente las cifras, la reclamación sigue siendo millonaria.
Durante su declaración ante el Tribunal Superior de Los Ángeles, Perry insistió en que no busca un beneficio personal, sino “justicia”. La intérprete de 40 años declaró por videoconferencia y aseguró que estuvo implicada en las reformas y mejoras de la vivienda, pese a que la propiedad figura a nombre de una sociedad vinculada a Bloom. A preguntas de la defensa, admitió que parte de los fondos para esas obras procedieron del actor, aunque ella se implicó como “socia y asesora”.

La actriz junto a su expareja, Orlando Bloom
El caso ha reavivado el debate sobre los privilegios de las grandes estrellas de Hollywood. La familia de Westcott ha acusado a Perry de actuar con “avaricia” y de aprovecharse de la situación de un hombre enfermo. Su hijo, Chart Westcott, calificó la reclamación como “absolutamente atroz” y denunció la falta de empatía de la cantante, cuya fortuna se estima en 350 millones de dólares.
Mientras tanto, Perry defiende que tanto ella como Bloom asumieron riesgos económicos y que podrían incluso perder dinero si el tribunal no les da la razón. Pese a ello, la imagen pública de la artista ha quedado tocada: para muchos, resulta difícil de justificar que una de las mujeres más ricas de la industria musical emprenda una batalla legal contra un anciano enfermo por varios millones de dólares, en una zona residencial donde conviven otras figuras mediáticas como Oprah Winfrey, Ariana Grande o el príncipe Harry y Meghan Markle.