Fernando Tejero, actor de reconocido prestigio que saltó a la fama por su papel de Emilio en 'Aquí no hay quien viva', ha compartido en una entrevista con 'Fotogramas' su visión sobre cómo el daño recibido a lo largo de su vida ha influido en su trabajo y en su desarrollo personal. “Estoy completamente convencido de que, como a mí me han hecho mucho daño, si yo no le llego a poner remedio, si no me llego a sanar, yo hubiese repetido patrón y hubiese hecho daño”, afirma el intérprete, subrayando la importancia de la auto-reflexión y la sanación emocional.
Interpreta a un homosexual en la última película de Amenábar, 'El cautivo'
Fernando Tejero, que está de promoción de su nueva película 'El cautivo', explica cómo su forma de ver la vida y sus vivencias han influido en su interpretación de un personaje en la última película de Alejandro Amenábar. “Le digo a Amenábar en plan coña ‘oye, ¿cómo has pensado en mí para este ‘marica’ tan malo?’ Y me dice ‘porque lo vas a humanizar’”, relata Tejero. Según explica, el objetivo del director era que el público comprendiera los orígenes de la oscuridad y la maldad del personaje.
Para prepararse el papel, Tejero profundiza en la psicología del personaje y cómo esta se relaciona con experiencias de discriminación histórica. “Yo he trabajado desde un personaje que a él le han hecho daño, porque imagínate lo que tenía que ser en el 1500. Si hoy todavía te siguen señalando con el dedo por ser homosexual, pues imagínate lo que sería en esos años”, explica, destacando cómo la represión interna también puede generar sufrimiento y rechazo hacia uno mismo.
El actor también vincula su propia experiencia personal con la interpretación del personaje. “Él mismo se está haciendo mucho daño porque no se acepta tal y como es, por eso es homosexual y homófobo, que yo creo que no puede haber nada peor en la vida”, comenta Tejero, señalando la complejidad emocional de asumir la identidad propia en un entorno que es hostil.
Fernando reconoce haber vivido en sus carnes situaciones de maltrato y discriminación, que hoy se conceptualizan como bullying. “Yo también he sido maltratado, también soy homosexual y yo he sufrido el dedo acusador de la sociedad”, confiesa, enfatizando que su experiencia personal ha sido clave para conectar con los matices del personaje y transmitirlos de manera auténtica.
Por último, Tejero resalta la necesidad de enfrentar y trabajar el dolor para no repetir patrones negativos. “Como yo considero que a mí me han hecho mucho daño, si yo no llego a poner remedio, si no me llego a ocupar de sanar eso, yo hubiese repetido patrón y hubiese hecho daño”, concluye, dejando claro que la sanación personal es un proceso fundamental tanto en la vida como en el arte.

