Una cancela más que se cierra para los hermanos Menendez. El juez William Ryan, del Tribunal Superior de Los Angeles, bloqueó otra posible vía hacia la libertad de Lyle y Erik Menendez, de 57 y 54 años, al denegarles un nuevo juicio por la supuesta aparición de pruebas, escasas tres semanas después de que la junta penitenciaria les denegara la libertad condicional.
Los dos hermanos llevan 35 años encerrados por el asesinato de sus padres, José y Kitty. Los acribillaron a sangre fía y los remataron mientras veían la tele en su casa de Beverly Hills, en 1989.
La serie Monstruos de Netflix les dio una segunda oportunidad al crearse una corriente de popularidad favorable hacia ellos. Se impuso la narrativa de que actuaron de esa manera tan cruel porque el padre, interpretado por Javier Bardem, nominado sin éxito en la gala de los Emmy del pasado domingo, abusaba psíquica y físicamente, incluso sexualmente, con la aquiescencia de la madre.
Su fama subió como la espuma. Lograron que se les rebajara la condena (a 50 años o de por vida) y les quitaran la perpetua sin derecho a revisión, por lo que eran elegibles para la condicional. Pero ese momento se les ha truncado.
Tras la revisión negativa de la junta penitenciaria, que concluyó en ambos casos que no eran unos presos tan ejemplares como se decía y debían esperar al menos otros tres años, el juez Ryan rechazó este martes su petición de habeas corpus y denegó anular la sentencia para convocar un nuevo juicio por el descubrimiento de esas evidencias.
Los abogados de Lyle y Erik presentaron esta solicitud en el 2023, aunque no cobró velocidad hasta que un año después se estrenó la serie de televisión. Alegaron que había dos nuevas pruebas y que, de haberse presentado en el juicio definitivo (hubo uno nulo), el veredicto habría sido diferente.
Una consistía en la declaración de Roy Rosselló, uno de los jóvenes de la banda Menudo, producida por José Menendez, quien aseguró que el patriarca de los Menendez le violó en 1983. La otra era una carta que Erik, con 17 años, escribió a su primo, Andy Cano, en la que explicaba el acoso sexual y abusos de su padre, ocho meses antes del doble crimen.
Ese documento habría estado en posesión de los fiscales y lo escondieron o no quisieron saber nada, según los letrados, ante la teoría de que los hermanos actuaron por pura codicia para quedarse con la fortuna familiar.
En su resolución de 16 páginas, el juez Ryan se opone a la petición al considerar que las dos nuevas pruebas no son “particularmente fuertes”.
A partir de su razonamiento, “la supuesta nueva evidencia, que corrobora levemente que los solicitantes fueron abusados sexualmente, no niega el hallazgo de la premeditación y deliberación y las circunstancias especiales de acecho”, escribió en el fallo en referencia a varios aspectos de la condena a los Menendez.
“Las pruebas aquí alegadas no son tan convincentes que hubieran producido una duda razonable en la mente de al menos un miembro del jurado o que apoyara una instrucción de defensa propia imperfecta”, subrayó.
“En el mejor de los casos, no informa adicionalmente al jurado sobre el supuesto temor de los peticionarios en el momento de los asesinatos y, en el peor, socava la credibilidad de ambos testigos”, matizó.
Esta argumentación está en línea con la del fiscal jefe Nathan Hochman, que desde que asumió el cargo a finales del pasado año, y en clara oposición a su predecesor, combate con firmeza la liberación de los hermanos.
“El eje central de la defensa de los Menendez en el juicio fue siempre el de la defensa propia, no el abuso sexual. El jurado rechazó la defensa propia y los encontró culpables de uno de los crímenes más horribles. Cinco diferentes apelaciones en tribunales estatales y federales reafirmaron esa convicción y remarcaron que esas supuestas nuevas pruebas no desafiaron esa determinación”, indicó Hochman en un comunicado tras la resolución del juez.
A Lyle y Erik les queda esperar tres años, y confiar que entonces la junta penitenciaria cambie de opinión, o confiar en la clemencia del gobernador de California, Gavin Newson, la opción más cercana hoy por hoy a su libertad.