“Fue el segundo día más triste de mi vida, después de perder a Elvis”. Así describe Priscilla Presley, viuda del rey del rock, el día que murió su hija Lisa Marie. En un nuevo libro titulado Softly, as I Leave You: Life After Elvis, Priscilla, de 80 años, relata el triste momento en que tuvo que decidir desconectar a su hija del respirador artificial.
En declaraciones a la revista People, ha reconocido que le ha llevado mucho tiempo aceptar la ausencia de Lisa Marie, que falleció a los 54 años el 12 de enero del 2023 por una obstrucción intestinal, consecuencia de una cirugía bariátrica realizada años antes. Fue Danny Keough, exesposo de Lisa Marie, quien la encontró inconsciente en su domicilio y avisó a Priscilla para que se reuniera con ellos en el hospital.

Lisa Marie y Priscilla Presley, en una imagen del 2006
En el relato, describe cómo la vitalidad que siempre caracterizó a su hija había desparecido cuando ingresó en el hospital. “Lisa realmente ya no estaba presente, no respiraba, estaba conectada a un ventilador artificial. “Su espíritu, siempre tan vital, no estaba allí”, escribe Priscilla en el libro. Su nieta, la actriz Riley Keough, hija de Lisa Marie, le confesó más tarde que, durante el vuelo hacia el hospital, sintió que el espíritu de su madre se había marchado, aunque la familia aún no estaba preparada para despedirse. “Estuvimos allí esperando, con esperanza y rezando, hasta que el médico entró y dijo: ‘Priscilla, lo siento mucho, se ha ido’”, ha contado a People.
Recuerda que la incredulidad y el dolor persistieron mucho tiempo después de recibir la noticia. La familia permaneció durante horas junto a Lisa Marie. En un fragmento adelantado del libro, que sale a la venta el 23 de septiembre, Priscilla narra con detalle las últimas horas de su hija. Los familiares fueron entrando uno a uno para despedirse. Priscilla y Danny Keough, exmarido de Lisa Marie, permanecieron junto a ella tomándola de las manos y acariciando su rostro.
En un momento, una enfermera condujo a Priscilla a otra sala, donde su prima Ivy la recibió. La enfermera advirtió a Ivy que debía estar lista para sostener a Priscilla si se desvanecía. Una alarma de emergencia interrumpió la escena: el corazón de Lisa Marie se había detenido. Cuando la matriarca de los Presley regresó a la habitación, la enfermera le pidió a Ivy que la acompañara. El médico, tras reanimar el corazón de Lisa Marie, consultó a Priscilla sobre los pasos a seguir, advirtiendo que no había garantías de que el corazón siguiera latiendo.
En ese momento, Priscilla preguntó: “¿Qué clase de vida tendrá si la mantenemos conectada a esa máquina?”. El médico respondió: “Ninguna calidad de vida”. Ante la perspectiva de que su hija viviera sus últimos años en estado vegetativo, tomó una de las decisiones más dolorosas de su vida: “Desconéctela de la máquina, doctor”.
La enfermera comenzó a desconectar el respirador. Priscilla y Danny decidieron avisar al resto de la familia para que pudieran despedirse. Y ahí Danny se vino abajo: “¡No, Nona! ¡No te vayas! ¡No podemos dejarla sola!”, gritaba entre lágrimas. Priscilla no pudo soportar el dolor y perdió el conocimiento. Yvy la sostuvo. “Después de eso, todo se volvió oscuro. No puedo recordar. No quiero recordar”, concluye el fragmento del libro.
Ante la perspectiva de que su hija viviera sus últimos años en estado vegetativo, tomó una de las decisiones más dolorosas de su vida: “Desconéctela de la máquina, doctor”
El libro también aborda otros episodios de duelo en la vida de Priscilla Presley, como la muerte por suicidio de su nieto Benjamin Keough a los 27 años en el 2020, y el proceso de recuperación de su hijo Navarone, de 38 años, quien logró superar su adicción a las drogas.

Priscilla Presley con su nieta, Riley Keough, en una foto del 2022
“No ha sido nada fácil”, reconoce Priscilla en la entrevista con People, pero admite que gracias a la fortaleza y al amor ha seguido unida a su familia. Actualmente, ha encontrado consuelo en la recuperación de Navarone, de quien dice que se encuentra sobrio y en una etapa positiva de su vida, y en la vida de su nieta Riley Keough y los dos hijos de esta con su esposo Ben Smith-Petersen: una niña de 3 años, Tupelo, y un segundo hijo nacido a principios de este año, según ha revelado a People. “Eso es lo que me hace feliz: saber que todos están bien”, ha manifestado.