No se hizo con el premio. No del todo, por lo menos, aunque sí tuvo la suerte de ser la ganadora +1 de su Gran Hermano. En la edición número trece, estilizada 12+1 por mera superstición, Noemí Merino se convirtió en una figura clave del formato, protagonista de una edición marcada por romances cruzados, decisiones impulsivas y un relato mediático que la persiguió durante años. Han pasado más de diez desde su paso por Guadalix, y la canaria ha rehecho su vida lejos de la televisión, entre rutinas cotidianas, una hija de seis años y una voz que ahora resuena desde el otro lado del teléfono.
Su final televisiva llegó sin previo aviso, arrastrada por el huracán de la sobreexposición. Tras la divulgación de unas imágenes personales, y el eco amplificado en programas como Socialité, decidió desaparecer. Dos años y medio de silencio, sin redes ni entrevistas. El regreso, sin embargo, no fue con una exclusiva ni una portada: fue con una foto sencilla en la playa junto a su hija, en Las Palmas, donde el tiempo parecía haberse detenido. Hoy, desde Cádiz, asegura vivir una vida tranquila. “Estoy de teleoperadora para una compañía eléctrica. Si quieres mejorar tu factura, háblame por privado”, explicaba entre risas en sus redes sociales.
“Nunca le he tenido rencor”
Una despedida amarga de la televisión tras su tensa relación con Mercedes Milá y los platós de Telecinco
El vínculo con la televisión se rompió tras su salida del reality. “No sabía a quién había matado ni qué había hecho”, recuerda sobre aquella noche en la que abandonó el plató de la mano de su madre. La crítica mediática fue dura, especialmente por parte de Mercedes Milá, que llegó a calificarla de “suelta” en directo. “Nunca le he tenido rencor, pero me dolió mucho. No puedo decir que la admiro porque conmigo no tuvo los valores que tanto decía”, confesó Noemí en una reciente entrevista para Lecturas, donde también aseguró que jamás volvieron a hablar.

Noemí, en su vídeo de presentación de 'Gran Hermano 12+1'.
En la misma conversación, la 'gran hermana' dejó claro que no guarda relación con la mayoría de sus compañeros, salvo con Pepe Flores, el ganador que la eligió como +1. “Siempre estaré agradecida a que me eligiera como ganadora”, apuntó. Desde entonces, su vida ha girado en otra dirección: se mudó a la capital gaditana, convive con su pareja Carlos –con quien lleva diez años– y ha cambiado los focos por auriculares y auroras comerciales. “Me encanta hablar mucho”, reconoce entre bromas sobre su actual ocupación, aunque admite que el trabajo también “agota mentalmente”.
“Si me llaman, voy”
No descarta volver a televisión: “'Supervivientes' es mi programa favorito”
A pesar de todo, la televisión no está completamente fuera de sus planes. “Supervivientes es mi programa favorito. Soy una freak, no me pierdo ni una gala”, reconocía entusiasmada para el citado medio. Su nombre, sin embargo, nunca ha estado en las quinielas. “Creo que estoy vetada por Telecinco. Es mi presentimiento”, dijo también de forma tajante, aunque sin resentimientos. Si le llegara la llamada, iría sin dudarlo.
Mientras tanto, su día a día se reparte entre las llamadas de clientes, la venta de suplementos nutricionales en Instagram y los paseos con su hija Irina. Asegura que la maternidad no fue fácil al principio. “No quería ser mamá. Me costó mucho. Estuve muy deprimida”, ha contado, aunque ahora su vínculo con la pequeña es profundo: “Cuando me llama ‘mamá’ pienso: ‘joer, que no es una broma’”.

Noemí, en una imagen de sus redes sociales publicada en 2021.
Noemí no se plantea volver a ser madre. “Una y no más. Ya me he ligado”, asegura con franqueza. Su sueño, si queda alguno por cumplir, no es otro que vivir una experiencia extrema en la selva catódica. “Me gustaría vivir algo loco como ir a Supervivientes... Y conocer a Shakira”, dice entre risas. Por ahora, sigue al teléfono.