La nueva vida de Pablo Ibáñez (‘El hombre de negro’) 8 años después de dejar ‘El Hormiguero’, centrado en su faceta empresarial: “Yo estoy ahora en los negocios y es una vida más cómoda”

Cambio de rumbo

El enigmático excolaborador televisivo gestiona varios negocios en el centro de Madrid, mientras afronta un conflicto fiscal relacionado con su etapa en televisión

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'El hombre de negro', en su etapa en 'El Hormiguero'.

Terceros

El próximo año se cumplirán dos décadas de emisión de El Hormiguero. Sin lugar a dudas, uno de los espacios más exitosos de nuestra pequeña pantalla, que le ha valido a sus caras visibles una notoriedad sin precedentes. Todo eso a pesar de que, con el tiempo, algunas de ellas decidieran tomar distancia. Es el caso de Pablo Ibáñez. Un nombre que quizás no suene a bote pronto, porque los telespectadores lo conocieron con el sobrenombre de ‘el hombre de negro’.

Durante diez años, su silueta imperturbable formó parte del decorado esencial del programa. Ataviado con su característico cuero oscuro, gafas de sol y semblante serio, Ibáñez fue mucho más que un secundario. Llegó a tener sección propia y su imagen trascendió hasta convertirse en fenómeno. Pero en 2017, sin previo aviso, decidió bajar el telón. No hubo reproches públicos ni dramatismos. Solo una despedida agradecida en redes. Años más tarde, explicaría que lo dejó porque ya había hecho “todas las cosas grandes que se podían hacer”.

“Una decisión firme”

Por qué abandonó el programa y cómo fue su ruptura con Pablo Motos

Ibáñez tomó la decisión sin mirar atrás. Según relató en una entrevista con El Mundo, llevaba tiempo meditando su salida. “Fui yo el que decidió dejarlo”, afirmó. Reconoció que su marcha no fue bien recibida por Pablo Motos, pero no por ello se echó atrás. “No le gustó, no. Pero era una decisión firme”. Aquel adiós marcó el final de una etapa y el inicio de una búsqueda profesional que lo llevó a tocar distintos formatos en TVE y Telemadrid, aunque con menor impacto.

Pablo, durante su participación en 'Bailando con las estrellas'.

Pablo, durante su participación en 'Bailando con las estrellas'.

RTVE

En Hora Punta, el espacio conducido por Javier Cárdenas, cambió de registro, y más tarde se animó a participar en Bailando con las estrellas, donde sorprendió al público con una versión más desenfadada. En 2019, volvió a coincidir con su hermano Juan –‘Trancas’ en El Hormiguero– en el concurso Vaya Crack, y más tarde se le vio en Atrápame si puedes Celebrity. Fueron años de transición en los que, poco a poco, se fue alejando de los focos.

Ese alejamiento coincidió con un giro empresarial que consolidó durante la pandemia. “Uno no cierra la puerta del todo, pero yo estoy ahora en los negocios y es una vida más cómoda”, explicó recientemente. En pleno centro de Madrid, Ibáñez gestiona una tienda Friking –marca especializada en camisetas y regalos de cultura pop– y también Caganer Madrid, el primer comercio dedicado a estas figuras tradicionales catalanas. En este proyecto comparte sociedad con su hermano y otros socios.

Burlesque Noir

Su conflicto con Hacienda por su etapa televisiva

Aunque su presente profesional parece estable, un revés judicial lo ha situado de nuevo en los titulares. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ratificó este año que Ibáñez deberá abonar 256.409 euros a Hacienda, al considerar que tributó de forma irregular sus ingresos de El Hormiguero entre 2011 y 2014. Durante ese tiempo, facturó 696.750 euros a través de su sociedad Burlesque Noir, lo que permitió aplicar el impuesto de sociedades en lugar del IRPF. Además, intentó deducirse gastos considerados personales, como ropa de marca, hoteles o compras de bricolaje, sin justificar su relación con la actividad profesional.

La sentencia concluye que la empresa fue utilizada como “mero instrumento” para reducir su carga fiscal. El proceso ha sido largo y ha dejado huella, aunque él no se ha pronunciado públicamente sobre el desenlace. En paralelo, Ibáñez desarrolla un proyecto sonoro. Su pódcast Escapando Palante, donde ha entrevistado a figuras públicas como Pedro Baños o Irene Villa. Un espacio más íntimo y reflexivo, alejado de la versión espectacular que durante años ofreció en televisión.

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