Lo que menos espera el periodista de una conversación con Alberto Chicote (Madrid, 1969) es que introduzca una cita de Spiderman: “Un gran poder implica una gran responsabilidad”, le dijo a Peter Parker su tío Ben. Alberto la trae a colación sin presunción alguna sino como su interpretación del trabajo que viene realizando en televisión desde Pesadilla en la cocina: los programas El precio de los alimentos, Dietas a examen, ¿Qué comen nuestros hijos?, Comer bien por menos, ¿Te lo vas a comer?, Fuera del mapa y otros (siempre en Atresmedia) coinciden en su leitmotiv: el ciudadano está en su derecho de saber lo que se lleva a la boca y cuánto paga por ello. Así, Chicote es hoy el más influyente coach acerca de cómo enfrentarse a la cesta de la compra.
No solo show, también divulgación
El ciudadano merece saber lo que se lleva a la boca y cuánto paga por ello: Chicote es un coach de la cesta de la compra
Charlamos con el cocinero en el marco del tercer Summit Chef Montagud: un marco de ponencias, charlas y experiencia gastronómica que organiza la barcelonesa editorial homónima: referentes de la alta cocina se unen a perfiles de primer nivel en distintas áreas para dar con las claves que llevan a la excelencia. “Creo que la idea de Javi Antoja (Montagud) de crear lazos y sinergias entre diferentes mundos es interesantísima. Escuchar a Ona Carbonell, una deportista de élite, hablando de cohesión de equipo me emociona porque he desarrollado toda mi vida a través del trabajo en equipo. En la cocina y jugando al rugby”.
Susi Díaz, Alberto Chicote y María Ritter, en la jornada 'Gastronomía sostenible y rentable: claves para el éxito'.
El cocinero Alberto Chicote se ha distinguido por aprovechar el altavoz que le da la televisión para ayudar al ciudadano a saber qué comer y cómo rentabilizar la cesta de la compra.
Yo me siento muy querido dentro del sector y fuera también. He estado en todos los tres estrellas españoles porque son mis amigos
Un colectivo profesional que se interrelaciona al modo de un equipo cohesionado es el de los cocineros españoles: se llevan bien, intercambian conocimientos, se aprecian y los triestrellados de la Guía Michelin jamás miran por encima del hombro a los chefs mediáticos. “Nunca, de veras. Yo me siento un tipo muy querido dentro del sector y fuera también. He estado en todos los tres estrellas españoles porque son mis amigos. Y si vengo a Barcelona, aprovecho para ir a Hermanos Torres porque Sergio y Javi son amigos desde hace 20 años”.
Esa buena relación ha llevado a nuestra cocina a los primeros puestos del ranking mundial: “La cocina española está donde está a raíz de empezar a compartir el conocimiento. Antes no era así, había gente que incluso cuando daba una receta para un medio, fuese una revista o un programa, la daba incompleta porque era SU receta: ¿Cómo te voy a contar yo a ti lo que tanto me ha costado? Yo empecé a trabajar en el 87 y eso lo he vivido. Pero llega un momento en que los cocineros nos subimos a un escenario y contamos cómo y por qué. Esa confluencia de conocimiento y energía ha hecho de la cocina española una potencia internacional”.
Ahora compartimos todo pero cuando yo empecé había cocineros que deban mal la receta para que no la imitasen”
Cuando creyó que cada día sería el último
En defensa de la salud mental
Otro hito en su trayectoria ocurrió cuando sentía que iba a morir. Sin una causa cierta ni concreta, cada día creía que sería el último. “Lo cuento porque creo que sanador no ocultar las cosas que a uno le ocurren. Con 21 años –ya me dedicaba a cocinar– decidí irme a trabajar fuera, lo pasé bien, curré como un cabrón y... Imagina comenzar a vivir con el convencimiento de que hoy es tu último día. No creer sino saber que vas a morir y que cada cosa era una señal; si tu madre te hacía el conejo con tomate que te gustaba tanto, tu cabeza te decía “porque es el último plato de tu vida”. El Alberto de antes y el de ahora son diferentes. Para mejor, porque aprendí cosas. Para peor, porque lo pasé muy mal. No me hizo más fuerte; sencillamente, me hizo cambiar, ver el mundo de un modo distinto”.
De nuevo, la ayuda de los próximos. Alguien le recomendó acudir a un especialista, ya que no había ninguna disfunción física en su interior. Un psicólogo consiguió ir sacándolo poco a poco de aquel pozo, en el que estuvo sumergido alrededor de dos años. “Cada vez que oigo cómo alguien minimiza o habla con ligereza acerca de las enfermedades mentales, siempre digo que esa persona no ha sufrido ninguna”.
Chicote, con la pulsera que le regaló un guerrero masái en África.
Su etapa como jugador de rubgy y la moraleja que le contó un guía en África acabó de blindar su concepción del trabajo en equipo. “Llevo esta pulsera desde el 2009. Fuimos a cocinar a Kenia cuatro amigos y nos llevaron a la reserva nataural de Masai Mara. El guía nos mostraba diferentes animales y al comentarle mi preocupación por si aparecía un león, me respondió: “No te preocupes, vas conmigo y llevo mi lanza y mi cuchillo”. ¿Y si no fuese contigo? Me mira y me responde: “Si aquí estás solo, estás muerto”. Se quitó esta pulsera y me la regaló para que recordase esa enseñanza, ‘Si estás solo, estás muerto’. Desde entonces solo me la he quitado para entrar en un quirófano”.
Un guerrero masái me enseñó que si estás solo, estás muerto”
Junto a los también cocineros Paco Roncero, Joaquín Felipe y Sacha Hormaechea en su viaje a Kenia. Detrás, miembros del pueblo masái.
Les propusieron ofrecer dos cenas en Nairobi y visitar una enorme reserva natural.
Te guste o no, la fama te convierte en punto de atención y perder privacidad te vuelve vulnerable”
Chicote está casado con Inma Núñez –la mujer de su vida y también su socia en el restaurante Omeraki–, siente como nieto biológico al nieto de su mujer y la adoración es mutua. Ha triunfado en lo personal, en lo profesional y en lo mediático y esta es la única faceta que lo hace vulnerable. “Te guste o no, te conviertes en el un punto de atención, mayor o menor, hagas lo que hagas o estés donde estés. No me refiero a que se metan contigo en las redes sociales: si ahora estuviésemos en un bar rodeados de gente, habría teléfonos haciendo fotos. De hecho, me sucedió lo siguiente: volvía de grabar Pesadilla en la cocina en Almería, había dormido muy poco para estar en Madrid a primera hora y participar en las promos de cadena. Todo el día con entrevistas, emisoras de radio, etc. Cuando el taxi me dejó en casa, resulta que las llaves estaban en el hotel de Almería. Me fui a un bar cercano a cenar algo con una cerveza. Y me dormí. La semana siguiente leí en una revista ‘Alberto Chicote Cierrabares’. La fama te hace vulnerable porque no puedes evitar cosas semejantes”.
Tortilla de patatas con o sin cebolla
¿Por qué siempre funciona como tema de debate?
“Porque no hemos entendido lo fundamental: no depende de quién la haga sino de quién se la coma. La pregunta es cómo la quieres tú. Yo soy cocinero y mi trabajo y pasión es que te lo pases lo mejor posible. A mí me gusta con cebolla pero cuando la hago pregunto primero la gente. El día de Nochebuena viene toda la familia a comer a casa y no cocino lo que yo quiero sino lo que les gusta. Es fundamental. Últimamente no pregunto porque llevo varios años que piden lo mismo en el chat familiar: bravas, ensaladilla, pescadito, un pollo o pularda, etc. Al final, siempre hay platos de jamón, langostinos con mayonesa, aso una pularda y postre no hago porque no llegan. Pongo polvorones para darnos los regalos y todos felices. Yo no quiero que me digan “Qué bien cocinas la cena de Nochebuena” sino “Alberto, qué gusto venir aquí a pasar la Nochebuena”.
