El final de Supervivientes All Stars 2 se acerca. Y Jessica Bueno es una de las concursantes que sigue en Honduras, aunque en España ha dejado mucho. A fin de cuentas, su nombre ha vuelto a resonar con fuerza en los medios meses después de que su exmarido, Jota Peleteiro, rompiera su silencio en televisión. Aunque su entrevista en ¡De viernes! se emitió en marzo, sus declaraciones aún resuenan por su dureza y por el contraste con la imagen que ambos proyectaron durante años de relación.
Porque más allá del plató y la isla, hay una historia que sigue generando interés. La de una pareja que lo apostó todo al amor en 2013, cuando comenzaron una relación que les llevó a vivir en distintas ciudades europeas, a casarse por partida doble y a formar una familia con dos hijos en común. Un romance que, tras una década de vida compartida, terminó en uno de los divorcios más mediáticos de los últimos años.
“Quisimos celebrar nuestro amor”
Una boda íntima en Marbella y el inicio de una familia con futuro
La relación entre Jessica Bueno y Jota Peleteiro se formalizó en el verano de 2015. Después de dos años juntos, decidieron casarse en Galicia y celebrarlo en Marbella, donde ella organizó cada detalle de una ceremonia íntima y familiar. Eligieron la finca La Concepción, uno de los enclaves favoritos de muchas parejas conocidas, y contaron con un vestido diseñado por Alejandro Postigo, amigo personal de la novia.
La pareja, de vacaciones en Formentera en el año 2019.
En esa etapa, la vida en pareja parecía fluir. Jota jugaba en Inglaterra, y Jessica se adaptó a una vida entre viajes, mudanzas y maternidad. Juntos tuvieron a Jota Junior, nacido en Bilbao, y años más tarde a Alejandro, su segundo hijo en común. Las redes sociales mostraban una imagen de unidad y estabilidad. Ella había dejado atrás su pasado con Kiko Rivera, padre de su primer hijo, para construir algo nuevo.
La Costa del Sol marcó así el comienzo simbólico de lo que parecía una etapa sólida. Y es que entre cambios de ciudad y compromisos profesionales, la pareja se mantuvo unida, sorteando la distancia con normalidad aparente. Pero el desgaste llegó. En 2022, tras meses de rumores, anunciaron su divorcio en términos que, en aquel momento, se definieron como “amistosos”.
“Me pilló tonteando”
Separación, declaraciones cruzadas y batalla judicial tras el divorcio
El anuncio oficial no fue más que el prólogo de un proceso que se volvió cada vez más complejo. Poco después del comunicado conjunto, comenzaron a salir a la luz nuevas informaciones. Jota, en su entrevista en el programa de los viernes de Telecinco, confesó que ya mantenía una relación con otra mujer cuando aún no se había cerrado su matrimonio: “Me pilló tonteando con la directora de mi empresa aunque la relación ya estaba rota”.
Jota Peleteiro, durante su entrevista en '¡De viernes!'.
Jessica, por su parte, encontró en la televisión un canal para hablar de su versión. Durante su paso por GH VIP, dejó claro que la separación le había afectado profundamente: habló de tristeza, abandono y tratamientos psicológicos. “Estuve dos meses en una cama”, reconocía, en una de sus confesiones más duras. Y entre tanto, el divorcio, lejos de cerrarse, reabrió heridas y conflictos legales. Especialmente, por el impago de la manutención.
Mientras él rehacía su vida en Oriente Medio junto a su nueva pareja, con la que ha tenido un hijo, Jessica se centraba en sus hijos y en reconstruirse tras dos rupturas. La del padre de sus hijos y la del cantante Luitingo –al que precisamente conoció mientras vivía en la famosa casa de Guadalix de la Sierra–, con quien vivió su último romance conocido. Un relato complejo que, afortunadamente, cada vez siente más lejano.
