Que la primera edición de Gran Hermano en España fue un fenómeno es indiscutible. Que sus concursantes se convirtieron en estrellas mediáticas de la noche a la mañana, también. Ahora bien, un cuarto de siglo después del arranque de la vida en directo, algunos de aquellos perfiles que acapararon todas las miradas han preferido quedar en un segundo plano. Véase el caso de uno de los grandes protagonistas de la temporada: Iván Armesto.
El asturiano, tercero en la histórica final de junio del 2000, mantuvo los pies en el suelo pese a haber saboreado la popularidad efímera. De hecho, durante un tiempo alternó su faceta como colaborador con incursiones en la interpretación y el entretenimiento. Sin embargo, fue entre bastidores donde descubrió su verdadero lugar. “Me iba dos horas antes de entrar a plató y me fijaba en lo que hacían los productores”, contaba en una entrevista con La Voz de Galicia. Aquella curiosidad lo llevó al cine, donde hoy –con 59 años– continúa desarrollando su carrera como responsable de figuración.
“Me inspira más”
Un giro profesional hacia la producción y el mundo del cine
Tras experimentar con la hostelería y participar junto a Ismael Beiro en Expedición imposible, Armesto recibió la llamada que marcaría el inicio de una nueva etapa. Fue Sandra Hermida, productora de El orfanato, quien confió en él para coordinar la figuración del proyecto. “Era chocante ver a un tipo de la tele haciendo una cosa de cine. Pero nos dieron la oportunidad”, explicó también al medio antes citado. Desde entonces, ha participado en más de cien títulos.
Al frente de su empresa Personal 7 Audiovisual, con base en Barcelona, organiza el engranaje invisible que da cuerpo a las escenas. Selecciona figurantes, actores secundarios y dobles. Su firma ha estado presente en producciones dirigidas por Pedro Almodóvar (Dolor y gloria), Alejandro Amenábar (Mientras dure la guerra), Isabel Coixet (Nieva en Benidorm) o Bayona. Como curiosidad, y según él mismo también admitía, su vocación se confirmó en su etapa en Día a día, el extinto programa de María Teresa Campos: “Todo lo que aprendí allí me sirvió para llevarlo al cine”.
Iván, en una imagen de redes sociales publicada en 2025.
Una nueva normalidad
Más de dos décadas después, mantiene los vínculos con sus antiguos compañeros
Pese a su continua presencia en grandes producciones, Iván se mantiene alejado de los focos. “El cine me parece más familiar porque me inspira más que salir en televisión, donde te dan veinte puñaladas por detrás”, ha llegado a señalar. En la actualidad, reside con su mujer, Alexandra Servat, y su hija, ya mayor de edad. Atrás quedaron los años de platós y debates en horario de máxima audiencia. “Mi momento delante de las cámaras ya pasó”, sentenció.
Eso sí, no ha roto del todo con sus orígenes. Conserva el contacto con la mayoría de sus compañeros de Gran Hermano 1 a través de un grupo de WhatsApp y participa ocasionalmente en reencuentros. Véase cuando el pasado verano, acudió a la boda de Íñigo González junto a otros exconcursantes, así como también compartió plató con Ania Iglesias e Ismael Beiro en el programa Babylon Show de Telecinco, donde rememoraron anécdotas de sus días de encierro.
Ismael Beiro, Iván Armesto y Ania Iglesias en 'Babylon Show'.
Aprovechar la práctica
El salto a la producción, desde la observación hasta el oficio consolidado
A pesar de no contar con una formación reglada, Armesto siempre reivindica el valor del aprendizaje práctico: “Tenía 35 años y no me iba a poner a estudiar una carrera. Lo que hice fue aprovechar la práctica, algo que nos falta mucho en España”. Esa filosofía lo empujó a recorrer los distintos oficios hasta dar con el suyo. Así, hoy su experiencia es reclamada por productoras nacionales e internacionales que confían en su criterio para coordinar el casting de fondo.
Su compañía, aunque en transformación, sigue vinculada a la industria, mientras él continúa viajando por el país en busca de nuevos rostros. Y a pesar de que aún no contempla la jubilación, sí imagina su futuro con una base más tranquila: “Siempre vendré a Asturias, pero seguro que Canarias será un sitio donde arraigaré también”. Por lo pronto, sigue siendo ese hombre detrás de las cámaras. El mismo que un día se dejó ver frente a ellas.
