La faceta más privada de Sara Escudero (‘Bailando con las estrellas’): de sus años centrada en la medicina a la original boda ‘de dibujos’ que protagonizó con Saúl Ortega en 2017

El otro lado

De la pista a la intimidad, la humorista que ha vuelto a primera línea tras su repesca en el concurso de Telecinco sigue despertando la curiosidad del público más allá de los focos

Sara Escudero, en una imagen de redes sociales.

Sara Escudero, en una imagen de redes sociales.

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Un traspié la obligó a colgar los zapatos de baile, pero la segunda oportunidad le ha llegado. Sara Escudero, que en la cuarta semana de ensayos de Bailando con las estrellas sufrió una lesión que la apartó temporalmente del concurso, ha regresado al programa tras la retirada de Bárbara Rey de la repesca. La decisión de la vedette, incapaz de continuar por un desgarro muscular, ha convertido en realidad el deseo de la cómica de volver a la pista. Justo cuando para muchos espectadores de Telecinco, su paso por el talent puede haber sido primer encuentro con un rostro que lleva años haciendo reír. Dentro y fuera de los escenarios.

Y es que, mientras con ese estilo desenfadado y la energía que la caracteriza, la actriz ha recuperado el ritmo con determinación y dispuesta a darlo todo para deleite de la audiencia. Casi que la misma determinación con la que cambió, hace más de dos décadas, una bata blanca por un micrófono. ¿Sorprendente? Más todavía saber que, detrás del humor que la ha convertido en una figura reconocible de la pequeña pantalla, hay una historia de decisiones valientes y un modo de mirar la vida en el que la curiosidad y la creatividad han ido siempre de la mano.

De la Medicina al humor

Una vocación que cambió de rumbo en plena carrera universitaria

Sara nació en el municipio abulense de Arenas de San Pedro en 1981. Es de dominio público que, al terminar la secundaria,  cursó tres años de Medicina en la Universidad de Salamanca. Todo antes de entender que su futuro no estaba en los hospitales, claro está. Y es que en el tercer curso fue cambió de rumbo y apostó por instalarse en Madrid con el objetivo estudiar teatro. Fue ese uno de los giros de guion que marcaría su vida, pues en la capital descubrió la comedia en directo y el formato del stand-up, donde encontró su voz y el espacio idóneo para unir observación, ritmo y pensamiento crítico.

Sara Escudero, durante uno de sus monólogos en 'El club de la comedia'.

Sara Escudero, durante uno de sus monólogos en 'El club de la comedia'.

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Desde entonces no ha dejado de trabajar. Ganó el V Concurso de Monólogos de El Club de la Comedia y participó en espacios televisivos como La noche de José Mota, Zapeando o Cero en historia. A esa trayectoria cabe sumarle algunas obras de teatro propias, libros, cortometrajes dirigidos por ella misma y hasta su labor como embajadora de UNICEF. El reflejo de una carrera, diversa y constante, que remite a una curiosidad que no se apaga.

La aventura más bonita

Su historia de amor con Saúl Ortega y una boda inspirada en la película ‘Up’

Para los más curiosos, es reseñable que, lejos de los platós, Escudero comparte su vida con Saúl Ortega. Con él se casó en 2017, en una boda tan original como simbólica inspirada en la película Up. Revisar las instantáneas disponibles de su gran día invita a pensar que la ceremonia fue toda una declaración de intenciones, centrada en celebrar la aventura, la amistad y la autenticidad de su relación. Los novios y los invitados, vestidos de exploradores, convirtieron la jornada en una especia de viaje a la imaginación mientras, entre risas y emoción, el humorista Goyo Jiménez ofició el enlace.

Ortega, que es ingeniero de formación, dejó su profesión para dedicarse al mundo de los viajes con un proyecto que lleva por nombre Mi barba por el mundo. Con Sara comparte una forma de entender la vida donde lo esencial son las experiencias, la complicidad y el afecto cotidiano. No tienen hijos, pero sí dos compañeros inseparables. Ellos son Otto y Phoebe, dos perros golden retriever que colman de presencia las redes sociales de ambos. “Otto es la paciencia y Phoebe la alegría”, ha referido ella en alguna ocasión.

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