Carla Simón se sincera con sus hermanos adoptivos: “Acepté a mi nueva familia como un niño acepta y se agarra a los cambios cuando no hay otra cosa”
'No ho sé'
La directora de cine explica cómo ha sido crecer en casa de sus tíos, que se han convertido en sus padres
Carla Simón, rodeada de sus dos hermanos, Ernest y Berta Pipó
Cuando un nuevo hermano llega a casa, normalmente es menor. Pero hay desgracias que hacen que el recién llegado sea un hermano, o una hermana, mayor. Es el caso de Carla Simón, que aterrizó en el hogar de sus tíos con seis años, cuando ellos ya tenían una hija de dos, Berta: “¿Cómo gestionan unos padres el amor hacia un hijo que no es tuyo?”, se pregunta la directora de cine.
Simón, de 39 años, ha compartido las vivencias más íntimas de su infancia en una conversación conjunta con sus dos hermanos pequeños, Berta y Ernest Pipó, en la “Cena de hermandad” del 'No ho sé' de RAC1 de Anna Vallhonesta. Los tres se abren y expresan cómo han vivido una situación familiar atípica después de que los padres de Carla murieran cuando era una niña. Una desgracia que abrió la puerta a una historia única de amor fraternal.
Para una niña de dos años es muy complejo que de repente llegue alguien y te destrone
Carla Simón, Ernest Pipó y Berta Pipó visitan el 'No ho sé', de Anna Vallhonesta
“Que llegue de repente alguien y te destrone, para una niña de dos años es muy complejo”, reflexiona la cineasta sobre la unión con su hermana. En este sentido, describe las inquietudes que la empujaron a convertir su vida en película a través de 'Verano 1993'.
Pese al choque de perder a sus padres biológicos, comenta que encajó muy rápido el trauma de la muerte de los padres y la adopción de su nueva familia, aunque tampoco tenía alternativa: “Lo acepté como un niño acepta y se agarra a los cambios cuando no hay otra cosa”. Es más, todo el mundo se sorprendió de la serenidad con la que lo vivió: “Mi tía me dijo que, si yo quería, sería mi madre. En un par de días ya le dije mamá a mi nueva madre, le sorprendió a todo el mundo: 'O no ha entendido nada o lo ha entendido demasiado rápido'”.
Acepté a mi nueva familia como un niño acepta y se agarra a los cambios cuando no hay otra cosa
En su primer filme de éxito también aparecía Berta Pipó como actriz, aunque ahora ella reniega de su fugaz actuación: “No puedo verla, no la he visto desde el estreno”, admite. Del mismo modo, Carla contó con Ernest, músico, para que pusiera la banda sonora en sus películas, pese a que en el 2016 apenas era un adulto: “Tenía 20 años y no sabía nada dónde me ponía”. A pesar de la implicación prematura, explica que siempre se han entendido con Carla para encontrar lo que pedía en cada escena.
El proyecto ayudó a los miembros de la familia a comprender su pasado y, de hecho, la hermana del medio revela cómo le afectó leer el guión por primera vez: “Me enfadé mucho con mis padres. Entendí cosas que nunca había entendido”.
Carla Simón siempre ha sido la referencia de los pequeños, que, desde que tienen conciencia, le han visto como una hermana y no como su prima. En el caso de Ernest, ya nació “cuando todo estaba montado”, ironiza. Una hermana mayor encarna y con unas capacidades que la hacían triunfar en todo lo que se proponía: “Sacaba matrículas todo el rato, le decíamos 'la becas' porque le daban todas las becas. Y ahora le dan todos los premios. Si hace algo, es la mejor en aquello”, destapa Berta, risueña. En cuanto a los logros en el mundo del cine, los hermanos indican que se lo toman con mucha naturalidad e, incluso, con humor: “Es la única manera de cogerse toda esta historia de los premios”.
La excelencia y la disciplina ha definido la personalidad y la carrera de Carla Simón, también en el ámbito laboral, donde los hermanos han probado dos caras de la misma moneda: “Es muy, muy exigente. Trabajar con ella ha sido de los trabajos más duros que he hecho”, apunta Berta, quien también reconoce que “aprendes muchísimo, es muy fácil”. Así, explica que Carla es exigente para lo bueno y lo malo: “Si ella cree que tú lo puedes hacer, es porque lo puedes hacer. Si no, no te daría el trabajo”.
La película 'Verano 1993', de Carla Simón, trata de cómo una niña acepta una nueva familia
Más allá de 'Verano 1993' o de la candidata a entrar en los Oscar 2023 'Alcarràs', los hermanos, de 34 y 30 años, también han participado en la última creación de Simón, 'Romería' (2025). La trama aborda su vinculación con la rama familiar de Galicia y su padre biológico y hermano del padre adoptivo.
Una historia desconocida incluso para sus hermanos y con una narrativa, de nuevo, con inspiración autobiográfica y, también de nuevo, reveladora: “Leí el guión y dije 'Tía, ¿qué ha pasado aquí?'. Había mucha información de la familia de Galicia y de Quim, su padre, que nosotros no habíamos vivido”, comenta Berta y destaca cómo le ayudó a entender capítulos ocultos que han marcado la vida de su hermana, a la que siempre había concebido como una hermana más: “De repente es como 'claro, es adoptada'. Es como no saber nada de esta otra parte. Ha servido para tomar conciencia”.
Durante la conversación inédita de los hermanos, criados en las Planes de Hostoles, en la Garrotxa, Carla Simón Pipó también explica el baile de apellidos. Los suyos no coinciden con los de los hermanos, porque carecen de los mismos padres biológicos. Pero como sus padres eran hermanos, sí debería coincidir en el primero. Al respecto, la directora cinematográfica argumenta que ella tiene los apellidos girados, pero el primer apellido no es ni el de su madre: “Llevo los apellidos de mi madre biológica al revés. Simón es el de mi abuela materna”. Por tanto, el segundo apellido de su madre biológica.
Mi pareja se llama igual que mi mamá adoptiva. De forma poética, mis hijos llevan el mismo apellido
Para acabar de abonar el lío, sus hermanos se llaman Pipó Canadell y resulta que este segundo apellido, el de la madre adoptiva de Carla, coincide con el de la pareja de la cineasta: “O sea, mi pareja se llama igual que mi madre adoptiva”. Así pues, celebra que “de forma casi poética, mis hijos llevan el primer apellido Canadell”.
Eso sí, al igual que con el resto de fenómenos familiares extraordinarios, el tema de los nombres siempre lo han transmitido de manera “muy natural”, pese a que bromean que empiezan a estar hartos: “En los últimos años ya dices: 'Hay una película que se llama 'Verano 1993'. Si te la quieres mirar, allí te lo cuenta perfectamente'”.
Este artículo fue publicado originalmente en RAC1.