Frank Sinatra, en 1963: “Estoy a favor de cualquier cosa que te ayude a pasar la noche, ya sea una oración, tranquilizantes o una botella de Jack Daniel’s”
Frank Sinatra
En 1963, el cantante reveló sus métodos para enfrentar la fama, la presión y las noches difíciles, mostrando un lado más cercano y reflexivo del ícono de la música y el cine
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En pleno apogeo de su carrera, Frank Sinatra ya no era solo un cantante o un actor. Era un fenómeno cultural, un empresario y una figura que movía masas. Con un imperio de 25 millones de dólares que abarcaba desde su sello discográfico Reprise Records hasta el Cal-Neva Lodge en Lake Tahoe, Sinatra se movía entre clubes nocturnos, sets de grabación y reuniones de negocios como si fueran parte de un mismo escenario.
Amigo cercano de presidentes y celebridades, Sinatra combinaba la fama con la controversia, la admiración con la crítica, y empezaba a mostrar también su lado más humano y filantrópico, apoyando causas como 'Share' y organizando encuentros privados para amigos y beneficencia.
La verdad detrás del mito
En febrero de 1963, Playboy consiguió una entrevista exclusiva con Sinatra, famoso por evitar los medios siempre que podía. Esta vez, accedió solo bajo una condición: hablar de verdad, sin rodeos, sin trivialidades. La publicación pasó una semana entera acompañando al cantante mientras se desplazaba entre el set de su última película Come Blow Your Horn, sesiones de grabación con Count Basie y reuniones de planificación de nuevos proyectos. Incluso compartió una hora en su casa de Beverly Hills tras la pelea abortiva entre Liston y Patterson, que Sinatra había proyectado en circuito cerrado para un grupo de amigos, incluidos Dean Martin y Billy Wilder.
Durante estas charlas, Sinatra no se limitó a hablar de su carrera. Con una franqueza que sorprendió a muchos, admitió su dependencia de recursos variados para sobrellevar las noches difíciles: “Estoy a favor de cualquier cosa que te ayude a pasar la noche, ya sea una oración, tranquilizantes o una botella de Jack Daniel’s”. Sus palabras reflejan la vulnerabilidad de un hombre que, pese a su imagen de mito invencible, también enfrentaba la presión de la fama y la exigencia de su propio talento.
Frank Sinatra, en 1963: “Estoy a favor de cualquier cosa que te ayude a pasar la noche, ya sea una oración, tranquilizantes o una botella de Jack Daniel’s”
Sinatra mostraba que, aunque sus negocios y proyectos lo mantenían siempre ocupado, lo que realmente lo movía era la música. En la conversación se percibía a un hombre intentando equilibrar la ambición con la creatividad, consciente de quién era más allá del escenario y del brillo del espectáculo. Sus reflexiones revelaban a alguien capaz de mirar su vida con honestidad, valorar lo importante y mantener cierta humanidad incluso en medio de la presión constante del mundo del entretenimiento.
Entre la fama y la intimidad
La conversación dejó ver un Sinatra más cercano y complejo. Era un hombre consciente de que su talento le había regalado una vida fuera de lo común, pero también sabía de los excesos y contradicciones que esa vida traía consigo. Su sinceridad sorprendía, pero al mismo tiempo ofrecía un retrato íntimo de un artista que, más allá de los escenarios y los titulares, pensaba en lo que de verdad movía a una persona: la pasión, la constancia y la búsqueda de un equilibrio personal.
Sinatra hablaba de su vida y también compartía su mirada sobre la industria y la fama. Sabía que los aplausos y los éxitos materiales no llenaban del todo la vida. Para él, lo que realmente contaba era mantenerse auténtico, rodearse de personas de confianza y no perder de vista lo que importaba de verdad, la propia humanidad.