Un velo de misterio cubre el adiós de Encarnita Polo

Obituario

La artista, de 86 años, falleció en una residencia de ancianos de Ávila presuntamente asfixiada por otro interno del centro

Familiares y amigos dan el último adiós a la actriz y cantante española Encarnita Polo, fallecida el viernes al parecer, tras ser agredida por un residente del centro de mayores en el que vivía, este sábado en el cementerio de Ávila.

Familiares y amigos dan el último adiós a la actriz y cantante Encarnita Polo en el cementerio de Ávila.

EFE

El misterio rodea la muerte de Encarna Polo (Sevilla, 1939). La cantante y actriz, una figura de la copla renovada en los años sesenta y setenta, falleció el viernes a los 86 años en una residencia para ancianos de Ávila, donde se encontraba ingresada, presuntamente asfixiada por otro interno del centro de 66 años. El presunto autor fue ingresado ayer en un centro psiquiátrico hospitalario bajo custodia policial, según confirmó la Subdelegación del Gobierno.

Agentes de la Policía Nacional han abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido y determinar las circunstancias del fallecimiento. Fue la hija de la artista, Raquel Waitzman Polo, quien comunicó la noticia a través de una nota enviada a los medios. 

El hombre no había mostrado signos de agresividad en la residencia hasta ese momento y permanecerá bajo custodia policial hasta que sus condiciones permitan su paso a disposición judicial. En la madrugada del jueves al viernes, según fuentes policiales, el hombre entró en el cuarto que ocupaba Polo y se puso sobre ella con el objeto de asfixiarla.

Triste final para una artista que, con canciones como “Paco, paco, paco” y “Pepa bandera”, a finales de los sesenta, se encumbró como la feliz cantante de unos tiempos oscuros. Frente a la intensidad de Lola Flores y otras folclóricas del momento, el cuerpo luminoso y espigado de Encarnita, siempre en movimiento, y su cara sonriente, llegó a ser la traducción televisiva de eso que ha venido en denominarse nueva copla pop.

Encarnita Polo, en una imagen de 1974

Encarnita Polo, en una imagen de 1974

Getty Images

Encarna era entonces Encarnita: eran los tiempos de las “itas”, como Conchita Velasco, Bautista, y la propia Polo. Una forma condescendiente, propia de la época, de denominar el talento incipiente. Encarna/Encarnita era una joven, muy joven, una niña casi, que se subía a los escenarios con desparpajo y eso que se llamaba gracejo. Había llegado a Barcelona muy joven, con apenas doce años de la mano de su madre, con otros siete hijos de la mano. Encarna apuntaba maneras -había ganado un concurso en la radio- y su progenitora fomentó su carrera.

Tanto que se la llevaron a Italia. Allí se incorporó a la canción italiana junto a nombres como Gigliola Cinquetti, con la que compartió escenarios. Y en Italia rodó Scaramouche junto a Domenico Modugno. De Italia pasó a Sudamérica en una extensa gira. Para entonces, Encarna Polo había dicho adiós a los autobuses de su primera juventud y volvía a España como estrella internacional, pero no volvió de igual manera. 

En ello tuvo que ver el encuentro con el compositor Argentino Adolfo Waitzman, quien, con otros compositores del momento, como Augusto Alguero y Waldo de los Ríos, monopolizaban por aquel entonces el encuentro del pop con las formas nuevas de la canción popular. Un cambio que, para la época, fue tan grande como, por ejemplo, el que daría Rosalía con los años, cuando abandonó el flamenco por el pop (y la ópera). Encarna, de igual manera, supo leer el signo de los tiempos, que estaban cambiando.

La artista fue al flamenco lo que Twiggy fue a la moda: un símbolo de un cambio radical

El encuentro musical con Waitzman se convirtió en matrimonio, y títulos como el citado “Paco, paco, paco” y luego “Pepa Bandera”, surgidos de su colaboración, la convirtieron en una especie de precursora del flamenco pop que llegaría a ser hegemónico en los setenta. Su imagen moderna, angulosa, de falda corta y pelo más corto todavía, fue todo un cambio estilístico en el folclore del momento. Encarna Polo fue al flamenco lo que Twiggy fue a la moda: un símbolo de un cambio radical. El flequillo llegó, con ella, a la canción española.

Pero los precursores se olvidan, y el tiempo pasa. En los ochenta su figura se diluyó en los recuerdos grises de aquel periodo oscuro. Muchos ya ni la conocían. No fue hasta 2009 que “Paco, paco, paco” volvió a ser un éxito gracias a YouTube. En 2013, Encarna Polo volvió a ser protagonista. Aunque lo que había sido drama de autobuses, largos viajes y carretera volvía ahora como comedia cuando Llum Barrera la parodió en “Tu cara me suena”, de Antena 3. Luego, de nuevo, la oscuridad. Y así hasta el triste momento de su muerte asesinada. Su terrible fallecimiento, en un sordo capítulo todavía por dilucidar, no debería monopolizar su memoria. Mucho más luminosa y rompedora de lo que parece indicar este triste final.

Encarnita Polo ha sido enterrada en el cementerio municipal de Ávila este sábado después de celebrarse un acto en el velatorio.

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