“Quien tiene un porqué para vivir, casi siempre encontrará el cómo”. La cita del filósofo Friedrich Nietzsche, citada por el psiquiatra Viktor Frankl en su libro El hombre en busca de sentido , parece ser el lema de Iñaki Urdangarin, quien ha protagonizado la primera entrega del programa Pla seqüència (La2cat), dirigido, presentado y conducido por Jordi Basté. Una conversación de 55 minutos, entre dos viejos conocidos, en la que el exdeportista de élite, exmarido de la infanta Cristina y exrecluso, se presenta como un hombre nuevo, aunque cuando invitado y anfitrión se despiden de los paisajes del Empordà donde se grabó el programa, quede la sensación de que, en realidad, Urdangarin ha recuperado al hombre que era cuando solo se le conocía por sus éxitos deportivos.
Delgado, con pantalón tejano y camisa de punto beig y hablando el catalán que aprendió en su infancia, “nací en el País Vasco, pero crecí en Barcelona, estudié en los Jesuitas de Sarrià, jugué en el Barça; aquí me casé, mis hijos son catalanes y ahora vivo entre Vitoria y Barcelona”, Urdangarin aparece en un coche conducido por Basté, llegando a la casa donde se desarrolla el programa. Un escenario de paz y calma para un hombre que se presta a una conversación íntima que se centra fundamentalmente en su paso por la prisión y su transformación personal.
A lo largo de la conversación con Basté no habla ni de su actual situación sentimental ni de la familia real
En el interior de la casa, alrededor de una mesa con dos cafés, que se debieron quedar fríos en la casi una hora que dura el encuentro, Urdangarin comienza por admitir que sus primeros tres meses en la cárcel de Brieva (Ávila) fueron muy duros: “Se cierra la puerta, todo cae; el primer día fue el peor: ya no queda nada por hacer, atrás quedan siete años preparando la defensa, luego los meses de juicio y empieza una etapa muy larga, alejado de la gente que quieres. Los primeros tres meses no lo hice bien, no estoy orgulloso, pasé un bucle negativo. Lloré mucho. No gestioné bien mis emociones”. “Poco a poco”, sigue diciendo, y sobre todo por no preocupar a la gente que tenía fuera, “empecé a reaccionar, a cuidarme, y aprendí a afrontar esa etapa con más positivismo”. Explica Urdangarin que en ese cambio de actitud le ayudó el deporte, las cartas de familia, amigos, y también de algunos desconocidos, y su empeño en buscar su estabilidad. “Pedí hacer un curso de bienestar emocional, me apliqué en gestionar el estrés, la tristeza y, cuando estuve más tranquilo, me planteé seguir estudiando, me apunté a un master de psicología en la Universidad a Distancia (UNED) y empecé a sacarme el título de entrenador”.
Urdangarin durante la entrevista
Fueron mil días, “y, mil noches”, apunta Basté, sin salir de Brieva, una cárcel de mujeres en la que él habitaba en solitario un módulo y donde únicamente hablaba con los funcionarios. Tras esa primera etapa pudo salir unos días para hacer trabajo de voluntariado en un centro de discapacitados. Posteriormente, ya con el tercer grado y en Vitoria, gozó de régimen abierto con un trabajo en una gestoría y el fin de semana en casa de su madre. Un bálsamo. “Ni mi madre, ni mis hijos han dudado nunca de mí; saben todo lo que me ha pasado y que no tenía voluntad de delinquir”, afirma Iñaki.
“¿Qué es lo peor y lo mejor de su paso por la cárcel?”, pregunta Basté. “Lo mejor que he ganado equilibrio, soy más persona, me he quitado de encima muchas circunstancias y manchas de pasado, he tenido oportunidad de estudiar y de preparar una nueva etapa de mi vida”, contesta Urdangarin. “Lo peor, el mucho tiempo que he perdido, no solo por la condena, también por todos los años anteriores de instrucción y juicio; materialmente perdí todo lo que tenía. Y, después, una pérdida muy grande que es la de uno de los amores de mi vida: Cristina. Fue un periodo muy duro, lo pasamos muy mal y tuvo consecuencias y me sabe muy mal porque es una mujer a la que quiero mucho”.
Infanta Cristina con Inaki Urdangarin y sus cuatro hijos cuando eran pequeños
No hay más referencias a su matrimonio, ninguna a su actual situación sentimental, ni mención a su familia política. Sí habla de sus hijos, de lo mucho que les quiere y de la madurez con la que afrontaron su paso por la prisión. “Yo era un padre muy exigente, controlador, rígido y ahora soy más comprensivo. Mis hijos me tienen confianza y eso es muy importante”, añade.
Unas memorias que siguen la estela de la aparición televisiva
La editorial Grijalbo, sello de Penguin Random House, aprovechando el tirón de la entrevista televisiva, ha hecho público un comunicado anunciando la próxima aparición de lo que califican de memorias de Iñaki Urdangarin, un libro que saldrá a la venta el 12 de febrero con el título Todo lo vivido. Triunfos, derrotas y aprendizajes. En el anuncio se afirma que el libro es “un testimonio en primera persona, un relato íntimo y sincero en el que el exdeportista repasa su infancia, su trayectoria deportiva, su exposición mediática, sus años más difíciles y el camino de reinvención personal tras su paso por prisión.”
Tras reivindicar su etapa de deportista y agradecer al Barça que mantenga la retirada de su camiseta, Iñaki Urdangarin vive el presente y mira al futuro con su proyecto de gabinete de coaching emocional para ayudar –“porque yo mismo me lo he aplicado”– a personas, deportistas o no, a encontrar soluciones a problemas o retos que puedan plantearse y, en una analogía con el deporte, superar baches y seguir adelante.”
“¿Te ha quedado rencor?”, insiste Jordi Basté y Urgangarin, con la misma calma que muestra durante todo el programa, responde: “Todo se quedó en la cárcel”.
