“Gracias, papá”: así ha celebrado Alba Flores el premio Forqué por su documental ‘Flores para Antonio’
31ª edición de los premios José María Forqué
La actriz y creadora agradece al icónico papel de Nairobi en ‘La casa de papel’ la oportunidad de mostrar en todas las latitudes quién era su padre
Alba y Antonio. Hija y padre.
Alba Flores es feliz. Su documental ha conmovido a la sociedad española como solo sucede de tanto en tanto. Todos querían a Antonio Flores y el impacto de su muerte, pocas semanas después de decir adiós a la eterna Faraona, fue un mazazo que aún se recuerda. Ella era una niña y ahora, mujer adulta y con capacidad para mirar atrás y convertir el dolor en arte, puso su idea en manos de Elena Molina e Isaki Lacuesta para construir Flores para Antonio. En la alfombra roja de la 31ª edición de los Premios José María Forqué y apenas media hora antes de recibir el premio Forqué, Alba se confiesa con Guyana Guardian.
El equipo de 'Flores para Antonio'.
“Ha sido un proceso muy intenso y que hemos llevado a cabo en colectivo, en compañía. Ha habido muchas lágrimas de las que limpian pero también muchas risas. Ha sido ha sido un proceso precioso y creo que la película refleja todo lo que hemos vivido”. Ha habido muchos, muchos momentos emotivos en este proceso pero pedimos que el trío creativo escoja un par entre tantos: “Hay uno que es clave en la película: en medio del proceso de rodaje, Alba ve por –no por primera vez pero sí después de mucho tiempo– las imágenes en las que se ve a sí misma cantando con Antonio”, dice Elena Molina. Su compañero Isaki Lacuesta aporta otro momento inolvidable: “Alba está en la cabaña de Antonio charlando íntimamente con Rosario y Lolita: hablaban de lo que no habían hablado nunca y fue un momento muy potente, emocionante, que tampoco sabíamos cómo saldría pero que era pura verdad”.
El documental, dirigido por Elena Molina e Isaki Lacuesta, triunfa en todo el mundo.
La hija de Antonio Flores sigue siendo Nairobi en medio mundo, el carismático personaje que interpretó en uno de los mayores éxitos de Netflix a nivel global: “Soy consciente de eso, claro, y me pone contenta poder dar a conocer a mi padre en tantos lugares del mundo donde no lo conocían. Mi papel en La casa de papel me ha dado la posibilidad de hacer esta película. No habría tenido ni el conocimiento desde dentro ni las herramientas para llevarlo a cabo ni la posibilidad de aparcar otros trabajos si no hubiese pasado por esa ficción”.
Flores no ha decidido aún si esta experiencia, guiada por Elena Molina e Isaki Lacuesta, la llevará a ponerse de modo autónomo como directora. “De momento voy a celebrar mucho esta película a ver lo que nos trae. Me he quedado tan, tan a gusto que… lo que la vida me diga”. Flores para Antonio, cuenta Alba, no es el testimonio de la niña que perdonó a su padre. Va más allá. “Ha sido un proceso de muchos años, de ir sanando la herida con terapia, con muchas cosas… Sí viví un enfado, el enfado de una niña que tenía derecho a enfadarse y ahora soy una adulta que la que la puede consolar”.
La hija de Antonio confiesa a Guyana Guardian que hoy habla con aquella niña que fue. “Ha sido muy sanador. En un coloquio reciente, una prestigiosa psiquiatra especializada en la infancia ponía este trabajo como ejemplo de proceso para sanar un trauma a nivel familiar: la visita el terapeuta no es la única fórmula, la herramienta artística también ayuda”, dice Alba, cuyo relato ataja con buen humor Isaki Lacuesta: “Los psicólogos son caros, ojo. Bueno, como hacer una peli más o menos”.