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De Kate Winslet a Helen Mirren, en Hollywood también hay actrices que prefieren envejecer sin ocultarlo

Contra la tiranía estética

El mensaje es claro: mostrar un rostro que envejece no es una derrota, sino una victoria de la vida vivida

Mujeres contra la tiranía estética: Helen Mirren, Kate Winslet y Toni Collette

Kate Green / Getty

En una industria obsesionada por borrar el paso del tiempo, lo verdaderamente valiente es dejar que transcurra. Y contra la tiranía estética de las cirugías, los botox y los retoques para intentar engañar a los años, cada vez hay más mujeres valientes que alzan su voz. 

Actrices como Kate Winslet, Emma Thompson, Meryl Streep, Sharon Stone, Jodie Foster, Jamie Lee Curtis o Sigourney Weaver están impulsando un discurso que reivindica lo natural, lo humano y lo imperfecto. Han puesto a Hollywood frente a un espejo. ¿Y qué refleja? Un sistema que premia la apariencia y penaliza el paso de los años.

Emma Thompson y Meryl Streep, el pasado mes de octubre

Getty Images for The Clooney Fou

Profundamente preocupada por la deriva estética que está dominando sobre todo a las nuevas generaciones de intérpretes, Kate Winslet, quizá la más combativa de todas, ha vuelto a denunciar recientemente en una entrevista en The Sunday Times cómo se está intensificando esta presión en la era de las redes sociales. 

La actriz lamenta que muchos jóvenes vivan atrapados en la obsesión por la perfección digital, condicionados por algoritmos que premian rostros sin arrugas y cuerpos imposibles. “Es devastador. Cuando la autoestima de una persona está tan ligada a su apariencia, da miedo. Y es desconcertante porque tengo momentos en que pienso que la cosa mejora, cuando veo a actrices en eventos vestidas como quieren, con cualquier figura. Pero luego hay tanta gente tomando medicamentos para bajar de peso... Algunas eligen ser ellas mismas, otras hacen todo lo posible por no ser ellas mismas. ¿Y saben lo que se están metiendo [en el cuerpo]? El desprecio por la propia salud es aterrador”, ha denunciado.

Jodie Foster, en los Globos de Oro el pasado mes de enero

AMY SUSSMAN / AFP

Winslet considera que el uso desenfrenado de la cirugía estética se extiende mucho más allá de “todas las malditas actrices”, ya que hay mujeres en todo el mundo que “ahorran para el bótox o para la mierda que se ponen en los labios”. Y vuelve a apostar por la belleza natural del paso del tiempo: “Lo que más me gusta es cuando las manos envejecen. Así es la vida, se ve en tus manos. Algunas de las mujeres más hermosas que conozco tienen más de 70 años, y lo que me molesta es que las mujeres jóvenes no tengan idea de lo que significa ser hermosa”.

“No voy a desperdiciar mi energía preocupándome por mi cuerpo”, dice Emma Thompson

Julianne Moore lo resume con una frase que se ha convertido casi en un manifiesto: “Cada arruga cuenta una historia”. Y Helen Mirren recuerda que la libertad también consiste en no juzgar a quienes eligen otro camino.

Ese rechazo al artificio lo comparten otras intérpretes que han hecho del envejecimiento una herramienta narrativa. Claire Danes, que todavía no ha llegado a la cincuentena, lo demuestra en la serie La bestia en mí , donde aparece prácticamente sin maquillaje para retratar a una mujer rota por el dolor. Su rostro real, sin retoques, se convierte en una declaración de intenciones: contar la verdad de un personaje exige mostrar también la verdad del cuerpo que lo interpreta. Su gesto ha sido celebrado como “refrescante y necesario” en una cultura saturada de filtros.

Claire Danes y Matthew Rhys, en 'La bestia en mi'

Courtesy of Netflix

Aún más contundente es Emma Thompson, que a sus 66 años defiende el envejecimiento consciente como un acto de libertad. Reacia a cualquier tipo de cirugía estética, sostiene que intervenir el cuerpo para ocultar el paso del tiempo forma parte de una “psicosis colectiva”. La actriz, que en Buena suerte, Leo Grande protagonizó un desnudo integral desde una perspectiva honesta y vulnerable, insiste en que la presión estética sigue vigente, incluso más que antes. Pero se niega a someterse a ella: “No voy a desperdiciar mi energía preocupándome por mi cuerpo”.

Julianne Moore hace de su frase un manifiesto: “Cada arruga cuenta una historia”

Meryl Streep, icono absoluto de autenticidad, comparte esa visión. Con casi medio siglo de carrera, ha envejecido en pantalla con una elegancia que demuestra que el talento no necesita bisturí. “Entiendo el disgusto que acompaña al envejecimiento”, admite, “pero la gente tiene un aspecto gracioso cuando se congela la cara”. Para Streep, el botox actúa como un “velo” que interrumpe la comunicación emocional, justo lo contrario de lo que exige su oficio.

Sigourney Weaver el pasado 11 de diciembre en el estreno de la película 'Avatar: Fuego y ceniza' en Londres

TOLGA AKMEN / EFE

En definitiva, cada vez hay más actrices que defienden que mostrar un rostro que envejece no es una derrota, sino una victoria de la vida vivida. Su mensaje apunta en una dirección clara: las huellas que deja el paso de los años no deberían ser una rareza en Hollywood, sino una evidencia.