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Operación Fangio

HACE 60 AÑOS

Los guerrilleros castristas del Movimiento 26 de Julio secuestran en La Habana al argentino Juan Manuel Fangio, campeón del mundo de F-1

Juan Manuel Fangio

Tarde del 28 febrero de 1958, el automovilista argentino Juan Manuel Fangio,campeón mundial de Fórmula 1, se encuentra en La Habana para competir en el Gran Premio de Cuba. Fidel Castro, que lidera la guerrilla Movimiento 26 de Julio en Sierra Maestra, lo pone en su punto de mira. El Comandante, ávido de publicidad, buscando ridiculizar al gobierno de Fulgencio Batista, decide que su mejor baza es secuestrar al corredor.

Así ocurrió todo:

Según narró en su día el piloto, después de los entrenamientos y las pruebas de clasificación de la competición se desplazó a su hotel, el Lincoln, para tomar un baño y cambiarse de ropa. Bajó al hall y se encontró con unos compatriotas. Llevaban un rato conversando cuando se les acercó un hombre empuñando una pistola. Con voz firme y determinada apuntándoles espetó: ‘No se muevan o dispararé’. Y dirigiéndose directamente a él: ‘Fangio: tiene usted que venir conmigo’.

Tras comprobar que no se trataba de una broma, el automovilista se atrevió a inquirir a su raptor: ‘¿A dónde me lleva?’. A lo que este contestó: ‘Pertenezco al Movimiento Revolucionario 26 de Julio y usted vendrá conmigo’. Y agregó: ‘Puede estar seguro de que no le va a suceder nada’.

Fangio, haciendo caso omiso de sus indicaciones intentó resistirse pero él firme, insistió: ‘Fangio, no me obligue a disparar, por favor. Venga conmigo’.

El piloto fue conducido en automóvil a una casa familiar (la vivienda de uno de los guerrilleros), poco después le condujeron a un chaletito en el que vivía la viuda de un revolucionario. Durante el trayecto sus secuestradores le expusieron los motivos de su acción. Excusándose reiterada y firmemente, le explicaron que su única finalidad era atraer la atención del mundo hacia su causa. Al tiempo que deseaban boicotear el II Gran Premio Automovilístico de Cuba. Una vez finalizada la carrera, sería puesto en libertad.

Fangio supo así que se trataba de guerrilleros de la organización política y militar cubana, Movimiento 26 de julio, liderada por Fidel Castro, que luchaba por derrocar al dictador Fulgencio Batista.

Apuntó más tarde Fangio que los guerrilleros durante su encierro le permitieron oír la radio y la televisión de modo que pudo seguir la competición. Supo así que los organizadores habían retrasado la salida media hora. Y que la carrera fue un desastre y tuvo un trágico final. En la sexta vuelta, el piloto local García Cifuentes había perdido el control y su coche había arrollado al público, con el resultado de seis muertos y 40 heridos. Explicó compungido el automovilista lo mucho que le afectó la noticia.

Pudo también seguir las noticias y escuchar la intervención del embajador de Argentina, Raúl Lynch, que afirmaba confiar ciegamente en que los secuestradores respetarían al piloto por el bien del deporte internacional.

Tras escuchar sus palabras, el corredor exigió a sus raptores ponerse en contacto con el embajador. Atendiendo a su querencia, los guerrilleros le pusieron en contacto con Lynch, con el que acordó un lugar en el que podía recogerle. Le entregaron una carta para él y otra para el Gobierno argentino, en las que pedían excusas por haberle utilizado para fines políticos. A la hora indicada fue trasladado en automóvil a su encuentro con Raúl Lynch.

Los hombres de Castro le despiden con estas palabras: ‘Fangio, usted será nuestro invitado de honor cuando triunfe la Revolución’

F angio había pasado veintiocho horas secuestrado por los guerrilleros del Comandante Castro.

Conciliador, el Chueco, conocido así por sus arqueAdas piernas, tras ser liberado declararía: ‘Estos son mis amables secuestradores’ lo que demuestra que el campeón no guardó rencor a sus raptores a los que llegó a llamar sus amigos.

Víctima del síndrome de Estocolmo o no, Fangio campeón del mundo de automovilismo en cinco ocasiones demostraba ser un deportista de honor.

Sea como fuere, el suceso sería el principio del fin de la trayectoria del Chueco.

Ese mismo año, angio corría la que sería su última carrera, el Gran Prix de Francia, en el circuito de Reims, curiosamente el que fuera escenario de su despegue en la Fórmula 1. Conducía un Maserati 250F, no se hallaba en su mejor forma y tan solo quedó cuarto. El líder de la carrera, Mike Hawthorn, como señal de respeto al piloto bautizado como ‘el maestro’, se negó a doblarlo. Fangio pudo así cruzar la línea sin perder la vuelta respecto al ganador.

Año y medio después, tras la subida del poder de Fidel Castro, Fangio sería designado ‘Invitado de honor’ de Cuba. En 1981, regresaría a La Habana en calidad de presidente honorario de Mercedes-Benz en Argentina, siendo recibido en el aeropuerto por el ministro de Relaciones Exteriores, Arnol Rodríguez, e invitado a una reunión con Fidel Castro.

El 17 de julio de 1995, treinta y siete años después de su secuestro, Juan Manuel Fangio fallecía en Buenos Aires. Contaba 84 años. El mundo automovilístico quedaba conmocionado. Las páginas de la prensa internacional reproducían las demostraciones de duelo.

Desde nuestras páginas, nosotros preferimos rememorar una frase memorable del entrañable Chueco: ‘El 75 por ciento del mérito es del coche y del equipo que hay a su alrededor, y solo el 25 por ciento restante es del conductor… por eso me sorprende que haya tanta gente que se acuerde de mí’.

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