El arca de la alianza, una búsqueda a lo Indiana Jones sin pies ni cabeza

Arqueología bíblica

El británico Montagu B. Parker inició un rocambolesco rastreo del arca a través de pasajes que debían llevarle bajo la explanada de las Mezquitas en Jerusalén

El rey David lleva el arca de la alianza a Jerusalén, detalle de una obra anónima del siglo XVI

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Fine Art Images/Heritage Images/Getty Images

Indiana Jones existió realmente. O, como mínimo, existió alguien cuyas aventuras recuerdan a las del personaje de Spielberg. Nos referimos a Montagu B. Parker, capitán del ejército británico, que entre 1909 y 1911 protagonizó uno de los episodios arqueológicos más sorprendentes de la historia de Jerusalén.

Este relato empieza en una biblioteca de Estambul en 1908. Allí, el biblista finés Valter H. Juvelius creyó descubrir un pasaje codificado del libro de Ezequiel, donde se describiría el lugar exacto en el que se escondió el tesoro del templo de Jerusalén antes de su destrucción en 586 a. C. Ese tesoro incluiría, entre otras cosas, la corona y el anillo real de Salomón, así como el arca de la Alianza. Según Juvelius, el conjunto se hallaba en una cueva bajo la explanada de las Mezquitas, a la que únicamente podía accederse a través de un túnel secreto.

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Convencido de la autenticidad de su descubrimiento, Juvelius trató de lograr la financiación necesaria para organizar una misión arqueológica que permitiese recuperar el tesoro. Tras numerosas negativas, dio con el capitán Parker, que se entusiasmó con la idea. Gracias a su amplia red de contactos, este logró reunir un total de 125.000 dólares. Entre otros benefactores, aportaron generosas donaciones la duquesa de Marlborough y la familia Armour de Chicago.

Tras sobornar a dos altos funcionarios otomanos para obtener los permisos de excavación, Parker y su equipo iniciaron sus trabajos en Jerusalén en agosto de 1909. La zona escogida fue la del Ophel, un yacimiento donde años antes Charles Warren había localizado un complejo sistema de pozos y canalizaciones. En opinión de Parker y Juvelius, allí debía de estar el pasaje secreto que les conduciría hasta la cueva del tesoro.

Valter Juvelius (izqda.) con un miembro desconocido de la misión de Montagu B. Parker, c. 1909-11

Valter Juvelius (izqda.) con un miembro desconocido de la misión de Montagu B. Parker, c. 1909-11

Dominio público

Los trabajos de Parker generaron una gran polémica. Los arqueólogos occidentales presentes en Palestina denunciaron ante las autoridades otomanas la falta de rigor arqueológico con la que actuaba el británico. Para acallar las críticas, nuestro protagonista decidió incluir en su equipo al prestigioso arqueólogo francés Louis Vincent, eso sí, sin informarle del verdadero objetivo de la misión.

La comunidad judía de Jerusalén también denunció a Parker por considerar que estaba profanando las tumbas de David y Salomón. A pesar de todos aquellos contratiempos, el capitán pudo continuar su labor, aunque no fue capaz de encontrar el menor rastro del túnel secreto.

Esbozo de Valter Juvelius relacionado con el arca de la alianza, c. 1909

Esbozo de Valter Juvelius relacionado con el arca de la alianza, c. 1909

Dominio público

Huida a la carrera

En agosto de 1910, Parker y sus hombres iniciaron una nueva campaña arqueológica, pero tuvieron que hacer frente a otro problema. Las autoridades turcas, presionadas por la comunidad judía, habían limitado su permiso de excavaciones hasta el verano de 1911. Disponía, por tanto, de menos de un año para hallar el tesoro del templo.

Incapaz de localizar el supuesto túnel, decidió abandonar la zona del Ophel y optó por una medida más expeditiva: llegar directamente hasta la cueva cavando un túnel a través de la explanada de las Mezquitas. Sobornó con 25.000 dólares al gobernador turco de Jerusalén, y en abril de 1911 empezó a excavar en la esquina sureste de la explanada, el lugar en el que Juvelius creía que se hallaba la cueva.

El capitán británico Montagu B. Parker

El capitán británico Montagu B. Parker

Terceros

Para evitar la previsible oposición árabe, el equipo de Parker se vestía con ropas locales y trabajaba únicamente de noche. Sin embargo, tras siete días de excavaciones clandestinas, seguían sin dar con el tesoro.

Ya casi sin opciones, el 17 de abril de 1917, Parker y sus hombres entraron en la Cúpula de la Roca, creyendo que la cueva podía ser una cavidad situada bajo la roca desde la que Mahoma, según la tradición musulmana, subió al cielo. Descendieron con cuerdas hasta la Cúpula. Sin embargo, uno de los encargados del cuidado del recinto los descubrió, abandonó a toda prisa el lugar y alertó a la población de la profanación.

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Fotografía cedida por la Biblioteca Nacional de Israel, donde aparecen un grupo de turistas alemanes visitando la Explanada de las Mezquitas 

EFE

Una turba enfurecida provocó graves disturbios en distintas zonas de Jerusalén. Parker y sus hombres huyeron hacia Jaffa, desde donde esperaban poder embarcar a Inglaterra. Allí, sin embargo, fueron retenidos por las autoridades turcas. Temiendo por su vida, lograron finalmente escapar del control policial y subir a un yate, sin el arca de la Alianza, pero con vida.

Este texto forma parte de un artículo publicado en el número 622 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a [email protected].

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