“Vamos a escalar el espacio”, sentenció el presidente estadounidense John F. Kennedy en 1962. Aquel mismo año, el país rebasaba la órbita terrestre y lograba avanzarse a los soviéticos en la llegada al vecino Venus.

Una carrera de altos vuelos
En 1961, el mismo año que la Unión Soviética fracasó en dos ocasiones en su intento de explorar Venus con su Programa Venera, William H. Pickering (arriba, en el centro de la imagen), director del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, sus siglas en inglés), presentó a John F. Kennedy un modelo de las naves espaciales no tripuladas concebidas por la NASA con el mismo fin. El proyecto estadounidense Mariner tampoco empezó con buen pie, pero llegó a meta. Venus apareció como un planeta de lenta rotación retrógrada, con una atmósfera de dióxido de carbono y una superficie con una temperatura extremadamente elevada.
Foto: NASA.

Al segundo intento
La Mariner 1 fue el primer intento de la NASA de enviar una sonda a Venus. Explotó 290 segundos después de despegar, el 22 de julio de 1962 (en la imagen). Su sucesora (y gemela) logró el objetivo cinco meses después.
Foto: NASA.

Cadena de éxitos
Tras la pérdida de la Mariner 3 (en 1964), la 4 (en la imagen) tomó las primeras imágenes cercanas de la superficie de Venus (1964). Las Mariner 5 (1967), 6 y 7 (ambas en 1969) realizaron exitosas aproximaciones al planeta rojo, hasta que la 8 falló en el lanzamiento (1971). La 9 (1971) alcanzó la órbita de Venus y evidenció rastros de agua.
Foto: NASA.

Hacia Mercurio
La última misión Mariner (1973-75) dio el salto al planeta más proximo al Sol tras su paso por Venus, del que empleó su fuerza gravitatoria como acelerador. La Mariner 10 reveló los cráteres de Mercurio (en la imagen).
Foto: NASA.