“Cuando me desperté estaba enterrada, fue una sensación horrible”: la letal explosión del polvorín de Cádiz en 1947 de la que se culpó a nazis y soviéticos y que Franco logró difuminar

Sospecha atómica

En la tragedia que afectó a la ciudad andaluza, hasta la BBC dio crédito a la teoría que apuntaba a un test nuclear de antiguos nazis, aunque hubo varias hipótesis. Solo medio siglo después surgió una realmente probable

Autoridades visitan la zona devastada por la explosión del polvorín de Cádiz, 19 de agosto de 1947

Autoridades visitan la zona devastada por la explosión del polvorín de Cádiz, 19 de agosto de 1947

EFE/Movellan

Aquel atardecer del lunes 18 de agosto de 1947 hacía calor. Así que los gaditanos desocupados paseaban a la fresca, gozaban de las tertulias callejeras o se abanicaban camino de la actuación del popular Antonio Machín. Mientras, junto al mar, centenares de trabajadores avanzaban hacia los astilleros Echevarrieta y Larrinaga, donde estaba a punto de arrancar el turno de una noche que ya había tomado, plena, los sueños de los niños del hospicio conocido como Casa Cuna.

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El reloj marcaba las diez menos cuarto cuando el mundo se detuvo. El cielo se volvió aterradoramente rojo y, casi al instante, el sonido de una inmensa explosión recorrió la ciudad, quebrando cristales y abombando las puertas de la catedral. Quienes estaban lejos del lugar del estallido contemplaron un horizonte infernal, en el que destacaba una inmensa columna de fuego que acabó transformándose en un gigantesco hongo del que “brotaban miles y miles de partículas incandescentes”, tal y como recogió la revista gaditana Brisas.

El miedo se apoderó de la ciudad. La deflagración había cortado la electricidad y los teléfonos y derribado multitud de casas entre cuyos restos empezaron a escucharse los gritos de miles de heridos que pedían auxilio. Entonces, Cádiz se movilizó como pudo para afrontar un desastre cuya causa, todavía, era una incógnita.

Ciudad arrasada

“Empezamos a escarbar”, “sacamos a mi tía y a mi hermana Chiqui”, “yo cuando me desperté estaba enterrada, fue una sensación horrible”. Estos son sólo algunos de los testimonios de los supervivientes de aquella jornada, que peleaban contra los escombros mientras los sacerdotes eran abordados en busca de confesión y los médicos hacían frente a una tragedia de una magnitud desconocida.

Con los hospitales colapsados por miles de heridos y sin electricidad, se ejecutaron trepanaciones u operaciones de estómago a la luz de un quinqué. Además, muchas mujeres embarazadas, impresionadas por la fuerte explosión, o bien dieron a luz prematuramente o bien abortaron. A enfrentar aquel caos médico contribuyó decisivamente la llegada de los doctores de la Armada, así como el personal sanitario que vino desde Sevilla y otros puntos de España. Pese a ello, el volumen de trabajo era abrumador, tal y como relataría años después un médico en el documental El cielo se puso rojo: “Yo salí de mi casa para 10 minutos y volví a los 5 días”.

Heridos a raíz de la explosión del polvorín de Cádiz en agosto de 1947

Heridos a raíz de la explosión del polvorín de Cádiz en agosto de 1947

EFE/Movellan

Pero además de los heridos, estaban los muertos, entre los que se encontraban muchos militares y sus familias, 20 trabajadores de los astilleros y 25 niños de la Casa Cuna, un hogar para expósitos que se convirtió en uno de los símbolos del horror de aquel día. Entre los restos aniquilados de aquel refugio convertido en tumba, apareció una pizarra en la que aún resistía, escrita con tiza, la lección del día: “Hoy, 18 de agosto. Los progresos de la civilización solo contribuyen a la invención de armas que destruyen a la humanidad”. ¿Era eso lo que había ocurrido en Cádiz?

El segundo desastre

El capitán de Navío Pascual Pery Junquera no tenía tiempo para hacerse preguntas. Él fue de los primeros en percatarse de que el origen de la explosión estaba en las instalaciones militares de la ciudad, en concreto en el depósito de explosivos de la Armada. Pero desde donde se encontraba también se dio cuenta de que las llamas avanzaban hacia otro almacén repleto de minas y cargas de profundidad, lo que podía convertir la ya terrible tragedia en algo todavía peor.

Pery Junquera no dudó. Reclutando a los marineros que pudo encontrar por el camino, y previa absolución de un capellán por si caían en la misión, el capitán y sus hombres se dirigieron al epicentro del desastre y, como pudieron, cubrieron con escombros las llamas que avanzaban sin freno.

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Tras un tremendo esfuerzo físico, aquellos hombres decididos lograron conjurar el peligro mientras en la ciudad el rumor se apoderaba de los gaditanos.

Las teorías

Antes de tener la certeza de que el desastre se había originado en las instalaciones de la Armada, en Cádiz hubo algunos que señalaron a una bomba atómica, mientras otros apuntaban a un meteorito o a los depósitos de Campsa. Mientras, más allá de las fronteras del régimen franquista, tanto Mundo Obrero como Radio Pirenaica culparon a la dictadura y relacionaron el suceso con la derrotada Alemania nazi.

Destrozos de la explosión del polvorín de Cádiz en 1947

Destrozos de la explosión del polvorín de Cádiz en 1947

Álbum / Archivo ABC

Puede parecer descabellado, pero la propia BBC llegó a recoger que lo ocurrido tenía que ver con un ensayo con explosivos atómicos, algo que podía tener sentido si consideramos que muchos nazis habían escapado a España, entre ellos gente como Willy Messerschmitt, conocido fabricante de aeronaves y que, además, en la factoría de Echevarrieta y Larrinaga se llegó a ensayar un modelo de submarino con los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Pero la tesis de la bomba atómica nazi perdió pronto fuelle al confrontarla con una un tanto más realista: la del sabotaje.

Los atentados contra instalaciones militares no eran desconocidos en la España de Franco. En 1947 la guerrilla todavía resistía en diversos puntos del país y había protagonizado ataques contra algunos polvorines. Además, se rumoreó que en los lugares donde se producían estos eventos siempre aparecía un matrimonio de checoslovacos, supuestamente pertenecientes al servicio secreto soviético y, supuestamente también, capturados y ejecutados en secreto tras la tragedia. Eso sí, documentos o cualquier tipo de prueba que sustenten esta tesis, ninguno.

La loca verdad

La investigación de la explosión de Cádiz se cerró en 1950 sin señalar al régimen y sin terminar de apuntalar la teoría del atentado comunista, dejando la tragedia en la categoría de suceso fortuito. Luego, los años pasaron sobre Cádiz, la ciudad se transformó, llegó la democracia y lo que realmente ocurrió en aquel polvorín de la Armada siguió siendo una incógnita.

Entonces llegó 2009 y un libro, La noche trágica de Cádiz, de José Antonio Aparicio, quien encontró documentos con órdenes del Estado Mayor de la Armada, emitidas sólo tres días después de la explosión, pidiendo a todos sus buques que descargasen al momento las cargas de profundidad que no contuvieran exclusivamente trilita o cuya composición fuera desconocida. Tirando de esta pista fundamental se descubrió que en el polvorín origen de la deflagración había decenas de explosivos que tenían nitrocelulosa, también conocida como algodón pólvora, un material que había dejado de utilizarse tras la Primera Guerra Mundial y que necesitaba unos cuidados especiales para su mantenimiento, ya que si no se almacenaba de forma adecuada corría el riesgo de estallar.

Es lo que el químico Miguel Ángel López Moreno, defensor de la conocida como “teoría de la nitrocelulosa”, argumentó basándose en las pruebas recopiladas por Aparicio. Según López Moreno, el algodón pólvora estalló al no estar protegido del calor del verano, incrementado por el tejado de uralita que cubría las instalaciones. Y, cuando las primeras y anticuadas cargas reventaron, hicieron explotar el resto de explosivos.

¿Pero qué hacían allí esas peligrosas y obsoletas cargas? Para entenderlo tenemos que retroceder hasta 1943. Los nazis son conscientes de que los Aliados preparan un desembarco en Europa y una de las posibilidades es que atraviesen el estrecho de Gibraltar y avancen por la península hacia Francia. Para evitarlo, Hitler envía a Franco miles de cargas de profundidad y minas submarinas que habría que utilizar en el Estrecho para frenar un ataque marítimo. Pero no se tuvo en cuenta que la máquina de guerra alemana no contaba con suficientes recursos para alimentar sus armas, así que los nazis acabaron recurriendo a cosas como el viejo algodón pólvora para crear sus explosivos y algunos de ellos acabaron en Cádiz.

Efectos de la explosión del polvorín de la Armada en Cádiz, 1947

Efectos de la explosión del polvorín de la Armada en Cádiz, 1947

Álbum / Archivo ABC

En el entretanto, los Aliados entraron en Europa por Sicilia, la guerra terminó y el envío nazi se olvidó. Nadie parecía ser consciente de los peligros del algodón pólvora y el desastre tardó en llegar sólo unos pocos años, cuando el calor del verano apretó un poco más fuerte de lo que era habitual.

El resultado, una explosión que se sintió en Portugal, miles de heridos, entre ellos 350 graves, y 152 muertos, 30 de los cuales no pudieron ser identificados y acabaron siendo enterrados junto a un par de pies, dos manos, un trozo de cara y otros restos irreconocibles. La ciudad tardaría en recuperarse de aquel golpe, que implicó la reconstrucción de buena parte de su trazado, pérdida de multitud de puestos de trabajo y las heridas de un drama colectivo que tardarían mucho tiempo en cicatrizar.

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Mientras todo esto ocurría, Franco veraneaba en San Sebastián y no interrumpió sus vacaciones salvo para dar órdenes a sus subordinados de que censuraran como solían a la prensa, evitando por todos los medios que se señalara a su dictadura como culpable del desastre. El éxito de aquel plan se vio favorecido, 11 días después del malhadado 18 de agosto, por la muerte del torero Manolete en la plaza de Linares. Un suceso que conmocionó a España y contribuyó a desplazar en las páginas de los periódicos lo ocurrido en Cádiz. El régimen de Franco sabría aprovechar aquel respiro para echar tierra sobre el asunto.

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