Una lectura muy oportuna hoy, cuando la casi centenaria fraternidad atlantista padece un coma inducido, La invención de Occidente desarrolla cómo se fue fraguando y reajustando con los siglos el concepto de la civilización que nos enmarca. Esto, a partir de un simple punto cardinal. Nacido en Bolonia y formado también allí, en la universidad decana de este hemisferio, el historiador Alessandro Vanoli (Historia del mar) comienza su nuevo ensayo en lo que era apenas “el lugar donde se hunde el sol”, en la prehistoria, hasta llegar al constructo actual, donde “te vendrían a la cabeza Estados Unidos y la Unión Europea” al hablar de Occidente, pero también “acabarías sumando Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur…”.
La escalada del espacio geocultural que evoca “cierta idea de libertad, de democracia y de economía más o menos liberal” no podía ser más fascinante. El autor cifra su momento crucial en abril de 1524. Fue cuando geógrafos y otros estudiosos portugueses y españoles se congregaron entre Badajoz y Elvas, en “el viejo puente de piedra sobre el río Caya”. Buscaban dirimir, tras el descubrimiento colombino y la firma de Tordesillas, “dónde empieza Oriente y dónde Occidente”.
De los destinos manifiestos
Era un dilema que, como puede imaginarse, valía “la vida de un imperio, incluso la historia del mundo entero”. De ahí que Vanoli regrese a esa bisagra ibérica entre épocas, o en ocasiones a su contexto, en diferentes tramos del trabajo. La invención de Occidente, sin embargo, ofrece mucho más que este episodio realmente central, engarzado a mitad del volumen como su cuarto capítulo, que, por cierto, tiene el mismo título de la obra.
El libro, por un lado, lanza ideas provocadoras. Un ejemplo sería, en el propio ecuador mencionado, que “todavía hoy se tiende a poner demasiado el foco en la figura de Cristóbal Colón, a riesgo de perder de vista la larguísima historia” de cruces, por “diferentes culturas” y “en cualquier latitud”, por el aún llamado “mar Océano”.
Por otra parte, el ensayo recorre estaciones sin desperdicio en la evolución del concepto de Occidente. Como su sencillo rol adversativo de un Oriente que los griegos primero identificaron con el archienemigo persa y, tras Alejandro Magno, con la intrigante India. O como los paralelismos entre los exploradores de cabotaje musulmanes y cristianos en la apertura medieval del Mediterráneo hacia el Atlántico y la posterior expansión del “destino manifiesto”, también hacia el oeste.
La invención de Occidente
Alessandro Vanoli
Barcelona: Ático de los Libros, 2025
304 pp. 26,95 €
Ocurrió en unos Estados Unidos que, durante el siglo XX y hasta hace escasos meses, asumieron la hegemonía de la civilización occidental, tal como se la bautizó en Nueva York tras la Primera Guerra Mundial. Sin duda, una travesía intelectual apasionante.
