Centro de Arte Hortensia Herrero: tradición y vanguardia en el corazón de Valencia

Arte contemporáneo

En la valenciana calle del Mar, entre la plaza de la Reina y la calle de la Paz, el palacio Valeriola custodia la colección de arte de la mecenas Hortensia Herrero

Patio del Centro de Arte Hortensia Herrero, en el palacio Valeriola, con la obra de Tomás Saraceno en primer término y la de Jaume Plensa al fondo

Patio del Centro de Arte Hortensia Herrero, en el palacio Valeriola, con la obra de Tomás Saraceno en primer término y la de Jaume Plensa al fondo

© Pedro Pegenaute

Los primeros Valeriola llegaron a la ciudad del Turia con las tropas de Jaime I el Conquistador, allá por el siglo XIII. Su fama puede rastrearse en varios puntos de la ciudad, pero, sobre todo, en el palacio de principios del siglo XVII que acoge hoy el Centro de Arte Hortensia Herrero.

Desde que fuera constituida en 2012, la fundación que lleva el nombre de esta empresaria y mecenas valenciana no ha dejado de impulsar el arte y la cultura de su ciudad y se ha volcado en la rehabilitación de numerosos edificios. Fue en 2015 cuando el palacio Valeriola se incorporó a su catálogo, y, tras una meticulosa restauración por el estudio ERRE Arquitectura, el espacio abrió sus puertas en noviembre de 2023.

El Centro de Arte Hortensia Herrero, ubicado en el palacio Valeriola de Valencia

El Centro de Arte Hortensia Herrero, ubicado en el palacio Valeriola de Valencia

© Pedro Pegenaute

Lo viejo y lo nuevo conviven en un recinto que, además de su colección de arte, programa un sinfín de actividades, como conciertos, festivales gastronómicos y talleres educativos para todas las edades. Su zona expositiva se despliega en cuatro niveles que suman más de 3.500 m2 de superficie y se extienden hasta el contiguo edificio de la calle San Cristóbal.

Grandes creadores nacionales e internacionales, como Jaume Plensa, Cristina Iglesias, Manolo Valdés, Eduardo Chillida, Roy Lichtenstein, Andreas Gursky, Anselm Kiefer, David Hockney o Anish Kapoor, dialogan en sus diecisiete salas, trazando una lúcida historia del arte contemporáneo, con la misma vocación que impulsa las colecciones del MoMA, el Tate o el Pompidou. De igual modo, el palacio Valeriola, barroco y con toques góticos, compendia la historia de la ciudad desde Roma hasta la actualidad.

Un circo y un diario

La riqueza biográfica de este inmueble es, en el fondo, un privilegio de su ubicación, en pleno casco histórico de Valencia. Sin ir más lejos, en su subsuelo se han hallado restos del circo romano de Valentia, datado en el siglo II de nuestra era. Los fragmentos bajo el palacio complementan a la perfección el circuito por la “spina” del circo, en el vecino conjunto de la iglesia de San Juan del Hospital. Las dimensiones de este hipódromo rebasaban los 350 metros de largo y 70 de ancho, con cabida para unas diez mil personas.

Sala 1 y, a la izqda., vestigios de la judería de Valencia en el palacio Valeriola, sede del Centro de Arte Hortensia Herrero

Sala 1 y, a la izqda., vestigios de la judería de Valencia en el palacio Valeriola, sede del Centro de Arte Hortensia Herrero

© Adolfo Benetó

Siglos después, en 1391, una turba de exaltados asaltó la judería, presagio de la expulsión de ese pueblo por los Reyes Católicos en 1492. Pues bien: el palacio Valeriola se levantó en el mismo call (judería) de Valencia, y, de hecho, un callejón sin salida (atzucac) en su parte trasera se presenta como el último vestigio urbanístico de esa comunidad.

Nada queda ya de la sinagoga, los baños o la carnicería, punto exacto en el que los Valeriola levantaron su casa. Algo más queda de la Balansiya, o Valencia musulmana. Si nos detenemos en la sala 15 del Centro de Arte Hortensia Herrero, apreciaremos una fuente con forma de ocho puntas que, en el siglo XII, refrescó el patio de la casa islámica que se alzó aquí antes que el palacio.

Restos de la fuente que presidía el patio de la casa islámica anterior al actual palacio Valeriola, sede del Centro de Arte Hortensia Herrero

Restos de la fuente que presidía el patio de la casa islámica anterior al actual palacio Valeriola, sede del Centro de Arte Hortensia Herrero

© Adolfo Benetó

Testigo de su tiempo desde los albores del siglo XVII, la residencia de los Valeriola lució más radiante que nunca en 1755, cuando sus dueños adornaron su fachada para conmemorar el tercer centenario de la canonización de san Vicente Ferrer. Y sede durante décadas de la imprenta y los talleres del periódico Las Provincias, no solo la actualidad rugió tras sus muros, sino también unos leones enjaulados que, en los años ochenta del pasado siglo, recibían a los clientes del bar de copas Juan Sebastián Bach, otro capítulo más en la intensa crónica de este bloque.

Del pasado al futuro

Después de tanto trajín, el palacio se resignó a un lento declive, hasta que la Fundación Hortensia Herrero lo salvó de la ruina. Durante cinco años, el estudio ERRE Arquitectura acometió una delicada rehabilitación con un equipo multidisciplinar de arquitectos, restauradores, arqueólogos, artesanos... Su objetivo: adaptar el edificio a su nuevo uso cultural, respetando, eso sí, su carácter histórico. Durante el proceso, además de poner en valor los restos del circo romano, se recuperó un horno bajomedieval con diversos objetos que fueron entregados al Servicio de Investigación Arqueológica Municipal del Ayuntamiento de Valencia.

'Tunnel for unfolding time', de Olafur Eliasson, en el Centro de Arte Hortensia Herrero

'Tunnel for unfolding time', de Olafur Eliasson, en el Centro de Arte Hortensia Herrero

© Adolfo Benetó

Su puesta de largo, en noviembre de 2023, fue saludada con los mayores elogios por su pericia a la hora de conciliar el proyecto arquitectónico con el museográfico; y el pasado año, el New York Times incluyó el centro en su popular lista de “52 sitios a los que hay que ir”.

Quienes lo han visitado ya –más de trescientas mil personas desde la apertura– han hablado de tú a tú con el más de un centenar de obras expuestas de la colección privada de Herrero, firmadas por una cincuentena de artistas. El discurso expositivo sigue el hilo del asesor Javier Molins, quien conoció a la empresaria en 2013, durante la inauguración de la muestra sobre Sorolla y América en el Meadows Museum de Dallas (EE. UU.). Un feliz encuentro, como todos los que han conducido al rescate del palacio Valeriola, flamante e inexcusable faro de sentido y sensibilidad en la Comunidad Valenciana.

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