El golpe Gangnam Style de Yoon Suk Yeol se estrelló el martes contra el coraje de 190 parlamentarios. Pero desde ayer el presidente de Corea del Sur tiene enfrente a un enemigo acaso más curtido. Los sindicatos. Su principal confederación llamó el mismo miércoles a su 1,1 millón de afiliados a la huelga general indefinida. Esta se solapa con la huelga con la que amenazaban los ferroviarios ya desde antes -por quejas salariales y de falta de personal- pero que se ha materializado este jueves adoptando también un carácter indefinido. Las líneas de metro de Seúl, que este jueves experimentaban ya retrasos del todo inusuales, podrían sumarse a una huelga que afectaría severamente a las frecuencias de paso este mismo viernes, si fracasan sus propias negociaciones laborales.
El metro y los ferrocarriles son públicos y evitan referirse al ángulo político de su campaña. En cambio, los trabajadores sindicados de Hyundai explicitan que van a la huelga con el objetivo de forzar la dimisión o destitución del presidente Yoon Suk Yeol, por haber declarado la ley marcial. Así lo han hecho este jueves y así lo volverán a hacer este viernes -de momento- en ambos casos a media jornada, algo que ha bastado para hacer caer sus acciones.
Golpe Gangnam Style
El presidente y su círculo íntimo proceden del barrio más glamuroso de Seúl, como Psy
La lista podría crecer. Esta pinza del sector público y privado podría hacer aún más insostenible la continuidad de Yoon, incluso en el caso hipotético de que sobreviva a su moción de censura en el parlamento.
El caso es que Yoon Suk Yeol ha resucitado esta semana fantasmas que los coreanos creían dormidos y ha desempolvado términos que parecían confinados a los libros de historia. Con su extemporánea declaración de ley marcial no solo ha hecho saltar como un resorte a la izquierda -que sufrió más que nadie los años de plomo de las dictaduras surcoreanas- sino también a los jóvenes.
Dos trenes cancelados en el tablero de salidas de la Estación de Seúl, este jueves por la tarde, primer día de huelga
Los sondeos muestran que el grupo de edad más partidario de destituir a Yoon es el de los menores de 29 años (casi el 90%) y el que menos -aunque igualmente favorable- es el de los jubilados. A diferencia de lo que sucede en Japón, donde los jóvenes han abdicado de la política, las marchas de protesta de estos días en Seúl son intergeneracionales y congregan a muchos veinteañeros (y treintañeros). Grupos cívicos y sindicatos juegan un papel en ellas.
El órdago reaccionario del presidente está movilizando a los jóvenes. Y los sindicatos también han aceptado el pulso y parecen dispuestos a aumentar la apuesta. Podría haber influido en ello la aparente disposición de su Partido del Poder Popular (PPP, derecha) a dejar impune su orden de asalto armado a la Asamblea. La toma del parlamento, no lo olvidemos, de un país del G-20 -en pleno siglo XXI- con comandos especiales que apuntaban a los legisladores con armas de guerra.
Marco mental
Yoon trasladó residencia oficial y despacho al ministerio de Defensa al ser elegido
El general Park An Su, al que el presidente nombró al mando de la ley marcial, ha tenido que declarar este jueves ante una comisión de la Asamblea. Ha dicho que se enteró de esta por televisión, justo antes de firmarla. También ha ofrecido su dimisión, que ha sido rechazada por el presidente.
Choi, una informática que este jueves marchaba, junto a miles de personas, a favor del procesamiento de Yoon Suk Yeol y su ya exministro de Defensa, nunca olvidará lo sucedido. “Durante toda la noche escuché helicópteros rumbo al Parlamento, para desembarcar soldados en la azotea, como ya sabíamos por la televisión”.
La citada marcha se disolvió en Sookmyung, a varios kilómetros de su origen, en el centro de Seúl, pero todavía lejos de las oficinas del Presidente, su objetivo. Soon Yuk Seol cumplió su palabra, nada más ser elegido, de trasladar el despacho y residencia oficial desde la tradicional Casa Azul hasta las instalaciones del Ministerio de Defensa. “Más cerca de su casa”. Sea como sea, tanto su marco mental como algunas de las derivas de la política internacional coreana de los últimos años se explican a través de esta mudanza. Hasta desembocar en una declaración de ley marcial que parece dictada por espectros del pasado.
Concentración con velas, antes de la marcha, este jueves en el centro de Seúl, con carteles pidiendo la detención del “jefe guerracivilista” y de su “cómplice”, ministro de Defensa, ambos “criminales”
Cabe decir que la referencia inicial a Gangnam no es gratuita. Yoon Suk Yeol es, efectivamente, producto del barrio más glamuroso de Seúl, al otro lado del río, como el propio Psy (cantante a fuer de hijo de un fabricante de semiconductores). La decisión aparentemente impulsiva y declaradamente fatal parece haber sido cosa, según los medios coreanos, del grupúsculo de la misma generación y extracción de Yoon. Todos estudiaron en el mismo instituto de Gangnam.
Ciertamente, el Gangnam Style es tan patoso como desvergonzado y soberbio y no pide perdón por su estética, ni su dinero. Yoon no tardó ni seis horas en retractarse y levantar el estado de excepción. Pero ferroviarios, jóvenes y metalúrgicos, entre muchos otros, también han levantado la mano. Si esa noche Yoon Suk Yeol decidió suicidarse políticamente, no serán ellos quienes le salven.
