Tras el ascenso al poder de Hayat Tahrir al-Sham, Israel ha iniciado una ofensiva de gran envergadura contra las fuerzas remanentes del disuelto ejército sirio, movilizando tropas hacia el país vecino para establecer una denominada “zona de desmilitarización”. Según declaraciones del gobierno de Benjamin Netanyahu, la medida busca prevenir que las armas del régimen sirio caigan en manos de la milicia yihadista.
Desde la madrugada del 8 de diciembre, los ataques aéreos israelíes han debilitado significativamente las capacidades militares sirias, estimándose una reducción del 70% en su operatividad. Uno de los objetivos principales ha sido la base de la división diez, donde nos encontramos actualmente. Este enclave militar albergaba depósitos subterráneos de misiles y otros armamentos, ahora completamente destruidos tras los bombardeos.
Fuentes rebeldes que controlan esta área indican que las tropas del régimen abandonaron sus posiciones antes de la llegada de Hayat Tahrir al-Sham. Mientras tanto, las fuerzas terrestres israelíes, incluyendo columnas de tanques, se han desplegado a pocos kilómetros de este sector, en las cercanías de Qatana, a solo 20 kilómetros de Damasco.
La zona desmilitarizada, situada en los Altos del Golán sirios y ocupada por Israel desde 1967, fue establecida bajo la Resolución 350 del Consejo de Seguridad de la ONU para mantener la separación entre los ejércitos de ambos países. Desde 1974, este territorio ha estado bajo la supervisión de la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (FNUOS), encargada de garantizar el cumplimiento del acuerdo.