Los kurdos de Siria han acercado posturas con el nuevo Gobierno islamista de la Organización para la Liberación del Levante (HTS, por sus siglas en árabe), aunque continúa el temor de que los sustitutos del régimen de Bashar el Asad traten de hacerse con su enclave en el noreste del país.
En un gesto de buena fe con la nueva Administración, que ya ha formado un Ejecutivo provisional, el Gobierno autónomo kurdo anunció que adoptará la nueva bandera de Siria, que cambia su franja superior roja por una verde, color del islam. La semana pasada, Mazloum Abdi, líder de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) lideradas por los kurdos y respaldadas por EE.UU., acogió con agrado “la oportunidad de construir una nueva Siria basada en la democracia y la justicia, que garantice los derechos de todos los sirios”.
Las FDS controlan grandes zonas del noreste de Siria, donde los kurdos de este país han establecido una administración semiautónoma. Aliados de Occidente en la lucha contra el Estado Islámico, son considerados por Turquía una emanación del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), clasificado por Ankara como organización terrorista. Grupos proturcos de la coalición que derrocó a El Asad han estado atacando a las fuerzas kurdo-sirias en el norte, mientras HTS se ha centrado en consolidar territorios tras tomar Damasco.
La milicia afín a Ankara, aliada de la gobernante HTS, sigue hostigando el territorio kurdo, en el noreste de Siria
El mando kurdo también anunció ayer que está preparando un proceso de diálogo con los insurgentes para “unificar mecanismos” en el país. “Negamos todo lo que se ha difundido sobre un borrador o entendimiento con Damasco, pero actualmente sí se prepara la etapa de encuentros y diálogo con el objetivo de unificar mecanismos y esfuerzos al servicio de Siria”, dijo en un comunicado el portavoz de Exteriores de la Administración autónoma, Kamal Akef.
Sin embargo, la milicia que se ha hecho con el poder en Damasco debe gran parte de su éxito a la financiación y el apoyo directo de Turquía, que apoya al Ejército Nacional Sirio (ENS), fuerza afín a Ankara que ha luchado codo con codo con HTS contra el régimen.
Con los aliados de Erdogan en el poder, los kurdos se enfrentan a una presión cada vez mayor por parte de Turquía, ya que, mientras los rebeldes se hacían con la capital los combatientes del ENS se apoderaron también de dos zonas del norte, Manbij y Tal Rifaat, controladas hasta el momento por los kurdos. Tras unos días de combates, ambas partes declararon un alto el fuego.
Antony Blinken dijo que las fuerzas kurdas son “esenciales” para prevenir un resurgimiento de los yihadistas
A pesar de ello, las milicias kurdas de Siria denunciaron ayer nuevos ataques de grupos armados afines a Turquía contra sus posiciones en Manbij, en la provincia de Alepo. Las FDS reportaron a lo largo del día “decenas” de ataques de “mercenarios turcos”, algunos de ellos efectuados con aviones no tripulados suministrados por Ankara en la presa de Tishrin y en el puente de Qarquzag, entre Manbij y el río Éufrates, que han sido “repelidos” por las milicias kurdas. Medios turcos apuntan a que las fuerzas implicadas en la campaña pueden ser soldados del ENS.
De acuerdo con el balance de las FDS sobre esta operación, 210 de estos “mercenarios” murieron en los ataques, que se han saldado con 8 muertos y 13 heridos entre las filas de las milicias kurdas.
El jueves, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que las fuerzas kurdas son “esenciales” para prevenir un resurgimiento de los yihadistas del EI en Siria tras la caída de El Asad. Turquía ya ha nombrado un representante diplomático en Siria tras celebrar la toma del poder por parte de HTS .
Este último afirma haber negado los fundamentos de sus orígenes, cuando el grupo se llamaba Al Nusra y había jurado lealtad a Al Qaeda. El conflicto entre Turquía y las milicias kurdas tiene décadas de antigüedad. Ankara ha denunciado que las FDS mantienen vínculos con el grupo armado del PKK, levantado en armas contra Turquía, que considera a la formación como un grupo terrorista, desde 1984 para reivindicar los derechos de la minoría en territorio turco. Los kurdos también eran enemigos del régimen de El Asad, aunque en los últimos años ambos habían colaborado en algunas ocasiones para hacer frente a la amenaza común turca.