“El príncipe de las tinieblas” parece un personaje maquiavélico sacado de “El señor de los anillos”, Harry Potter o esos cuentos infantiles de dragones voladores que echan fuego por la boca. Pero en este caso el príncipe es Peter Mandelson, uno de los arquitectos de la tercera vía de Tony Blair, y el reino tenebroso son los Estados Unidos de Donald Trump.
Lord Mandelson (71 años), dos veces ministro de Blair y dos veces empujado a la dimisión por escándalos de conflicto de interés y abuso de poder, un internacionalista ideológicamente flexible que no es alérgico a las malas artes de la política, ha recibido la misión de intentar amansar a la fiera de Donald Trump en sus relaciones con el Reino Unido, para que Londres esquive los mamporros comerciales y políticos a la Unión Europea, China, Méjico, Canadá...
El regreso del “príncipe” no ha sentado demasiado bien en algunos círculos del Gobierno Starmer, tanto por su pasado turbulento como por lo que indica sobre la influencia de Blair, cuya fundación (con amplia financiación y sedes en numerosos países) no cesa de publicar informes y hacer sugerencias sobre el curso que debería tomar el Reino Unido en política internacional, tecnología, uso de la inteligencia artificial...
Media docena de escuderos de Tony Blair ocupan puestos clave en el Gobierno de Keir Starmer
Mandelson no es el único miembro de la corte de Blair al que ha recurrido el primer ministro Keir Starmer después de seis meses en los que su popularidad se ha hundido por completo, hasta el punto de que una encuesta de The Times señala que si hubiera hoy elecciones se quedaría sin la mitad de sus escaños en el Parlamento, con los conservadores y la extrema derecha de Farage pisándole los talones.
El mundo de hoy es muy diferente al de 1997, cuando un joven Tony Blair irrumpió en Downing Street subido a una ola de entusiasmo por el cambio, con un programa reformista de centro bautizado como la “tercera vía”, y que fue perdiendo fuerza con la guerra de Irak y una serie de escándalos internos, hasta morir en las playas del crash financiero del 2008. Pero aún así, en vista de que el talento no sobra en su Administración, Starmer ha recurrido no sólo a Mandelson, sino a Jonathan Powell (jefe de Gabinete entre 1997 y 2007, y nuevo consejero de seguridad nacional), Liz Lloyd (su segunda durante un tiempo y ahora encargada de “Innovación y Cumplimiento de objetivos”), Pat McFadden (asesor político con la tarea de mantener el orden y la disciplina internos), Alan Milburn (ex ministro de Sanidad y en la actualidad consejero en ese mismo departamento) y Matthew Doyle, responsable de la incorporación de nuevas tecnologías para mejorar la eficacia del Gobierno.
 
            Los ex primeros ministros Tony Blair y Gordon Brown en una imagen tomada en abril de 1997 junto a Peter Mandelson y Alastair Campbell durante la campaña de las elecciones generales de ese año
Ninguno, sin embargo, en un papel tan central y tan visible como Peter Mandelson, sinuoso, sutil, indiscreto, amigo de plutócratas, amante del dinero, bien conectado con China, que no se muerde la lengua, con enemigos en el Partido y en una prensa de derechas que no le perdonará el más mínimo desliz, sin remilgos para tomarse una botella de champán o dos en la cubierta del yate de un millonario. Su mano izquierda puede ser útil en lo que se refiere a manejar a Trump, a pesar de que lo calificó no hace mucho como “un nacionalista blanco a un sólo paso del racismo y la xenofobia, totalmente incompatible con los valores británicos”.
Por otro lado, ha amansado en sus buenos tiempos a más de una serpiente, y el objetivo de Starmer es que el Reino Unido no sólo salga indemne de una posible guerra comercial y de seguridad entre Estados Unidos y la UE, sino que incluso se beneficie de ella ejerciendo de puente entre Washington y Bruselas, aprovechando que París y Berlín están en horas bajas. Que quede exento de las posibles tarifas que pueda imponer el mandatario de la Casa Blanca, y le arranque un tratado comercial bilateral (el viejo sueño de los partidarios del Brexit) sin que ocasione represalias por parte europea.
Desde las sombras, el ex primer ministro intenta influir en las decisiones de la nueva Administración
Mandelson fue ministro de Blair para Irlanda del Norte, ministro sin cartera, ministro de Negocios y comisario de la UE en los gobiernos de Tony Blair y Gordon Brown, y cayó en desgracia dos veces, una por conseguir irregularmente un permiso de residencia para la empleada doméstica de un millonario indio, y la otra por aceptar un préstamo de otro miembro del Gabinete sin declararlo. En Washington, con la lupa puesta en todos sus movimientos, intentará evitar la tarjeta roja jugando al límite de la ley. El “príncipe de las tinieblas”, tipo de gustos refinados, se sentirá como pez en el agua en el 3100 de la avenida Massachusetts, un suntuoso edificio obra del célebre arquitecto Edwin Lutyens, junto a la residencia del vicepresidente JD Vance y a un paseo de la Casa Blanca. Un paraíso al borde de las tinieblas.

 
            

