Rusia acusa a EE.UU. de aprovecharse del corte ucraniano al gas ruso

Guerra en Europa

El fin del paso del combustible “es una de las mayores derrotas de Moscú”, dice Zelenski

St. Petersburg (Russian Federation), 30/12/2024.- A view of the Lakhta Centre, the headquarters of Russian energy giant Gazprom, in St. Petersburg, Russia, 30 December 2024. Russian energy giant Gazprom announced that it will suspend natural gas supplies to Moldova as of 01 January 2025, citing unpaid debts. Moldovan Prime Minister Dorin Recean condemned Russia's decision and ordered his government to prepare for the eventual nationalization of strategic energy facilities as a transit deal for Russian gas exports to Europe via Ukraine will expire on 31 December. (Moldavia, Rusia, Ucrania, San Petersburgo) EFE/EPA/ANATOLY MALTSEV

Panorámica del Centro Lajta en San Petersburgo, sede central del gigante ruso de la energía Gazprom

ANATOLY MALTSEV / EFE

La negativa de Ucrania a renovar el acuerdo con Rusia sobre el tránsito de gas a Europa supondrá dolores de cabeza a los clientes europeos que más dependían de este suministro, pero también al gigante ruso Gazprom, que tardará en compensar las pérdidas en otros mercados. De momento, los altos funcionarios del Gobierno ruso prefieren asegurar que quienes más pierden son los usuarios europeos y en culpar a Kyiv y sus socios occidentales.

El primer día del año, Gazprom anunció que a las ocho de la mañana, hora de Moscú, había detenido los envíos de gas natural por territorio ucraniano. El motivo es el fin del contrato firmado en el 2019 con Naftogaz Ucrania para el transporte de gas a través del país, y la negativa de Ucrania a otro pacto similar con su enemigo, hecho anunciado desde hace meses. “Esta es una de las mayores derrotas de Moscú”, dijo Zelenski el día 1. Es una medida tomada “en interés de la seguridad nacional”, añadió el ministro de Energía ucraniano, German Galuschenko.

Con esta decisión ha dejado de funcionar el gasoducto de la época soviética Urengói-Pomari-Úzhgorod, que durante décadas llevó gas siberiano a la ciudad fronteriza de Sudzha y luego a través de Ucrania. Era la última gran tubería en servicio, tras el sabotaje de los dos Nord Stream (mar Báltico) hace casi dos años. El gasoducto Yamal-Europa, que llevaba gas ruso a Polonia vía Bielorrusia, se cerró en la sección polaca después de que Rusia metiese su ejército en Ucrania, en febrero de 2022.

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Pilar Blázquez
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Europa llegó a depender en un 35 % del gas ruso. Con el inicio de la guerra, esa dependencia ha caído hasta el 8% de hoy. Desde ahora solo llegará al continente europeo a través del gasoducto TurkStream y su prolongación el Balkan Stream, así como en metaneros con gas natural licuado.

Durante su conferencia anual el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el mes pasado que no iba a haber nuevos contratos. Y subrayó que Rusia ha pagado a Ucrania por el tránsito entre 700 y 800 millones de dólares cada año. Pero “Gazprom sobrevivirá”, aseveró. Se calcula que la gasista rusa dejará de ingresar unos 5.000 millones de dólares anuales. Con anterioridad, la empresa anunció pérdidas de 7.000 millones de dólares en 2023 (el primer ejercicio en negativo desde 1999).

Rusia cargaba ayer la responsabilidad del corte del suministro en Estados Unidos, Kyiv y los países europeos. Según la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, “la interrupción del suministro de energía rusa competitiva y respetuosa con el medio ambiente no solo debilita el potencial económico de Europa, sino que afecta negativamente el nivel de vida de los europeos”. Y aseguró que “el principal beneficiario de la redistribución del mercado energético” europeo y el “patrocinador de la crisis ucraniana” es EE.UU.

Los medios de Moscú sí hacían cuentas ayer de lo que puede suponer para Gazprom no poder abrir el último grifo de gas a Europa. A las pérdidas que sufra hay que añadir el tiempo que tarde en compensarlas en otros mercados. Por ejemplo, los nuevos gasoductos a China, cuyos contratos aún no se han firmado, se construirán durante al menos una década. Tatiana Diatel, que dirige el departamento de negocios del grupo TEK, sostenía en Kommersant, que podría intente rascar en la propia Rusia: “Gazprom puede orientarse al mercado interno, cuyos precios subsidió durante décadas con las exportaciones. Pero los ingresos de la compañía aquí son 2,6 veces menores”.

De momento, la primera alternativa para seguir suministrando gas a Europa son los gasoductos TurkStream y Balkan Stream. Pero estos proveen solo a Rumanía, Grecia, Serbia y Hungría, y uno 15.000 millones de metros cúbicos anuales, muy lejos de volúmenes anteriores, casi 200.000.

Los clientes del gas ruso que llegaba por Ucrania, como Eslovaquia y Austria, ya habían buscado alternativas ante la actual contingencia. Hungría recibía la mayoría de su gas ruso por el TurkStream. A quien sí pone en dificultades esta situación es a Moldavia (2,5 millones de habitantes), que en diciembre decretó el estado de emergencia. Y sobre todo a su región separatista de Transnistria (450.000 habitantes), que ha quedado paralizada.

Su central termoeléctrica, que producía el 80 % de la electricidad de Moldavia, dejó el miércoles de suministrar al resto del país, que tendrá que comprar a Rumanía. La central está usando carbón, pero tiene reservas solo para dos meses y solo para la región, según la televisión local. El miércoles cortó la calefacción y el agua caliente a los hogares, y ayer toda la industria, salvo la alimentaria, tuvo que parar su actividad.

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