La extrema derecha en Austria acaricia el regreso al poder federal y, por primera vez desde el inicio de la posguerra, tiene opciones de hacerse con la cancillería. El presidente federal de Austria, Alexander Van der Bellen, encargó este lunes al líder del partido de extrema derecha FPÖ, Herbert Kickl, ganador de las elecciones del 29 de septiembre del 2024, que intente formar gobierno con los conservadores, después del fracaso del intento de coalición tripartita del canciller saliente, el conservador Karl Nehammer.
En una corta comparecencia en el palacio de Hofburg de Viena, tras mantener una reunión con Herbert Kickl, el jefe del Estado explicó que encomienda al líder ultra el intento de formar gobierno porque su “tarea constitucional es sondear las posibilidades de un gobierno con más del 50%”, y Kickl y el partido conservador ÖVP son ahora los únicos que ofrecen esta posibilidad. Van der Bellen aseguró que no había dado el paso a la ligera, y subrayó: “Yo puedo tener determinados deseos, pero el respeto a los votantes me dicta que acepte esta mayoría”.
Vuelco político
Tras el fallido intento de coalición sin la extrema derecha, el presidente Van der Bellen opta por el FPÖ, el partido más votado en las elecciones de septiembre
En su momento el pasado octubre, y ante la negativa de los otros partidos a pactar con el FPÖ –en el caso del partido conservador ÖVP el veto era a la persona de Kickl, no al partido-, Alexander Van der Bellen, de origen ecologista, encargó el intento de formar gobierno a Nehammer, quien el sábado anunció su dimisión al no haberlo conseguido. En su comparecencia este lunes, el presidente federal advirtió de que todo gobierno austriaco debe “respetar ciertos pilares básicos: Estado de Derecho, separación de poderes, derechos humanos y de las minorías, medios de comunicación libres e independientes y pertenencia a la UE”.

Manifestación contra la extrema derecha ante el palacio de Hofburg de Viena, el 6 de enero cuando Van der Bellen recibió a Kickl
El nuevo líder interino del ÖVP, Christian Stocker, anunció ya el domingo su disposición a negociar un gobierno con el FPÖ contando con Kickl, quien, si las negociaciones fructifican, se convertirá en el primer canciller de extrema derecha de Austria desde el retorno de la democracia tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, y su partido liderará la coalición.
El FPÖ ha participado en cuatro ocasiones en el Gobierno federal de Austria, pero siempre como socio menor: con el socialdemócrata SPÖ en 1983-1986; con el conservador ÖVP en 2000-2007 (dos legislaturas); y nuevamente con los conservadores en el 2017, con Sebastian Kurz –entonces estrella del ÖVP, luego caído en desgracia– como canciller.
Ese gobierno se hundió en mayo del 2019 por un escándalo de corruptelas, el llamado Ibizagate, en torno al entonces vicecanciller y líder del FPÖ, Heinz-Christian Strache. De ese gobierno formaba parte Herbert Kickl como ministro del Interior, y su control como tal de los servicios secretos austriacos disparó las alarmas en sus homólogos de la UE por el vínculo con Rusia del FPÖ.
Herbert Kickl, de 56 años, personaje extremadamente radical dentro del propio FPÖ y de filiación prorrusa, utiliza habitualmente un lenguaje provocador. Su partido, el FPÖ, acudió a las urnas con un programa electoral titulado ‘Fortaleza Austria’, abogando por un estricto control de fronteras, por una ley de emergencia para suspender el derecho de asilo, y por lo que los ultras denominan “remigración de extranjeros no invitados”. El FPÖ quiere también el fin de las sanciones a Rusia y cuestiona el respaldo militar occidental a Ucrania en su guerra defensiva contra la agresión rusa.
Kickl ha criticado a las “élites de Bruselas” y se alió con el primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, y el líder populista checo Andrej Babis, para crear la alianza Patriotas para Europa, que ahora es grupo parlamentario en la Eurocámara, y del que forman parte también el partido neerlandés de Geert Wilders, el español Vox de Santiago Abascal, y la formación francesa de Marine Le Pen, entre otros partidos ultraderechistas de la UE.
En las elecciones hace más de tres meses, el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) de Kickl, cosechó el 28,8% de votos, seguido por el ÖVP con Nehammer al frente (26,3%) y por el socialdemócrata SPÖ (21,1%), estos dos últimos con abundantes pérdidas de votos. Los actuales sondeos sitúan al FPÖ con un respaldo de en torno al 35-37%, mientras que conservadores y socialdemócratas tendrían en torno al 20-21% cada uno.