El juez y –hasta ahora– presidente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Nawaf Salam, ha obtenido la mayoría parlamentaria necesaria para convertirse en el nuevo primer ministro de Líbano pese a la oposición frontal de Hizbulah, que sale debilitado tras los nuevos nombramientos del ejecutivo.
Salam dejará su puesto en el Tribunal de La Haya y se trasladará en las próximas horas a Beirut, donde el también recién escogido presidente de la República, el general Joseph Aoun, certificará su cargo. La elección de Aoun, jefe del ejército libanés, pone fin a más de dos años de vacancia en la presidencia del país provocada por el bloqueo político. Su candidatura, que llega tras el alto el fuego entre la milicia chií e Israel, ha sido respaldada por Estados Unidos y Arabia Saudí, según informaron los medios locales libaneses.
La milicia chií califica los nuevos nombramientos de “golpe de Estado por parte de EE.UU.”
Por su parte, Salam substituirá al saliente primer ministro interino, Najib Mikati, uno de los hombres más ricos de Líbano, que ha gobernado de facto el país mientras no había presidente. Según la Constitución, diseñada para mantener la representación de las tres identidades religiosas mayoritarias, el puesto al frente del gobierno corresponde a un musulmán suní; mientras que el presidente debe ser cristiano y el líder del Parlamento, musulmán chií.
Mikati presentó también su candidatura, aunque se encontró con la negativa de los partidos cristianos, quienes le consideran “parte del sistema” que ha llevado a la nación a una fuerte crisis económica, acentuada aún más por los destrozos de la guerra en las regiones del sur. Los diputados del Movimiento Patriótico Libre, el partido cristiano más cercano a Hizbulah, también dieron su apoyo a Salam, y su presidente, Gebran Bassil, dijo ver en él “un rostro reformista”.
La milicia, que también opera en el plano político, aún no ha reaccionado de forma oficial a la reconfiguración del ejecutivo. Sin embargo, el diario Al Akhbar , la principal publicación afiliada al grupo chií, catalogó los nuevos nombramientos de “golpe de Estado por parte de EE.UU.” en Líbano. El diputado del bloque de las Fuerzas Libanesas, el mayor partido cristiano, George Adwan, instó al Hizbulah a “comprometerse con el trabajo político” en este nuevo tramo político, y añadió que “la era de las armas ha quedado atrás para siempre (...) Les tendemos la mano para colaborar en la reconstrucción del país”, aseguró Adwan.
La milicia ha sufrido numerosos reveses durante el último año tanto en el plano militar como el político. La escalada del conflicto con Israel y el asesinato en un bombardeo de su líder histórico, Hasan Nasralah han debilitado profundamente las bases del grupo armado. Le toca decidir a la nueva cúpula si mantiene el acuerdo con el gobierno de Netanyahu, que establecía 60 días de cese de las hostilidades y que finaliza a finales de este mes.
Los analistas afirman que el papel central del ejército en la implementación del alto el fuego del 27 de noviembre fue un factor clave en el ascenso de Aoun a la presidencia. Así, el presidente de EE. UU., Joe Biden, dijo el jueves que el general es “el líder adecuado para este momento” y que proporcionaría “un liderazgo crucial” para supervisar la tregua.


