Llega Donald Trump a la Casa Blanca y las relaciones con Rusia comienzan a relajarse (resulta difícil hablar de “mejora” teniendo en cuenta el catastrófico nivel de enfrentamiento en el que se encuentran). El mismo día de la toma de posesión de Trump, en Moscú se ha sabido que Washington ha dado luz verde para que Rusia envíe a su nuevo embajador. Y la CNN asegura que el nuevo presidente de Estados Unidos ha dado instrucciones a sus ayudantes para que vayan preparando una conversación con el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, para buscar una solución a la guerra en Ucrania.
Estados Unidos le ha dicho a Rusia que puede proceder y nombrar a un nuevo embajador en Washington, aseguró este lunes en la televisión estatal Rossiya24 el senador ruso Grigori Karasin, que preside la Comisión de Exteriores en el Consejo de la Federación, la Cámara Alta del Parlamento.
Sin embajador desde octubre
El último embajador ruso en la capital estadounidense fue Anatoli Antónov, quien dejó su puesto el pasado octubre.
El parlamentario no dijo quién ocupará ese puesto, pero aseguró que “ya se conoce (quién será). Está listo para viajar a Estados Unidos para dirigir la embajada”, y eso sucederá “en las próximas semanas”, explicó.
A fines de noviembre, los medios rusos publicaron que el nuevo embajador de Rusia en los Estados Unidos podría ser Alexánder Dárchiev, director del Departamento de América del Norte del Ministerio de Exteriores y antiguo embajador en Canadá.
Un mes después el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, dijo que EE.UU. había dado la bienvenida al nombramiento, aunque tampoco desveló el nombre. Sin embargo, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, dijo a Tass este lunes que el plácet americano al nombramiento de un nuevo embajador aún no se ha recibido en Moscú.
Una conversación telefónica
Donald Trump prometió que iba a terminar con la guerra entre Rusia y Ucrania en un día. Estaba en campaña electoral, así que todo el mundo comprendió que se trataba de una exageración propia del momento. Pero también se entendió que iba en serio, aunque como han indicado sus asesores tarde meses en lograrlo.
Según publica la CNN, Trump quiere hablar por teléfono con Putin en los próximos días para discutir la posibilidad de celebrar una reunión en persona dentro de varios meses e intentar poner fin al conflicto. El nuevo presidente estadounidense dio instrucciones a sus ayudantes para que lo arreglen, y su equipo de seguridad nacional se puso manos a la obra hace varias semanas.
El pasado diciembre, durante su rueda de prensa anual, Putin aseguró que estaba preparado para reunirse con Trump en cualquier momento.
Kyiv quiere iniciar consultas con la nueva administración inmediatamente
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también quiere una reunión con Trump. El jefe de la Oficina del Presidente ucraniano, Andriy Yermak, dijo la semana pasada que Kyiv tiene intención de iniciar consultas oficiales con la nueva administración de Washington inmediatamente después de la toma de posesión.
“Estos contactos serán lo más efectivos posible (...) Espero que muy pronto haya una reunión entre el presidente Trump y nuestro presidente Zelenski para discutir planes concretos sobre cómo poner fin a esta guerra”, dijo Yermak en la televisión ucraniana.
Y mostró su confianza en el nuevo mandatario americano. Según él, no dará “ningún paso que haga que Estados Unidos sea débil”. “Y no creo que Estados Unidos pueda ser fuerte si Ucrania no es fuerte y no recibe una paz justa”, agregó.
El propio Zelenski mostró su confianza en el nuevo líder norteamericano durante una entrevista con medios polacos, pero señalando que Ucrania debe obtener garantías de seguridad. “Trump, creo, es capaz y quiera Dios que pueda ofrecer a Ucrania garantías reales de seguridad”, dijo el presidente ucraniano.
Ucrania espera alcanzar una “paz justa” que incluya garantías de seguridad
La “paz justa” ha sustituido en los últimos meses a la exigencia Kyiv desde que Putin metió su Ejército en el país vecino: que los rusos salgan de Ucrania. Esta exigencia sigue siendo válida, pero en el discurso no es tan frecuente como antes. Tampoco se renuncia a la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014, aunque en Kyiv confían en recuperarla por la vía diplomática.
Antes de las elecciones estadounidenses, la promesa de Trump podía tomarse como una bravuconada más del empresario neoyorquino. Pero tras su convincente victoria del 5 de noviembre, Rusia y Ucrania se preparan. Zelenski se apresuró a llamarle por teléfono, a felicitarle y a alabar la estrategia de Trump de lograr la paz “a través de la fuerza”.
En Rusia, los avances militares del otoño (los mayores en casi tres años de contienda) resultan relevantes porque marcarán la línea de separación si se inician las hipotéticas negociaciones que se atisban en el horizonte.
Por eso son importantes los enfrentamientos en la región rusa de Kursk, una porción de la cual fue tomada por las tropas ucranianas en una efectiva operación en agosto de 2024. El Ministerio de Defensa ruso anunció la semana pasada que sus tropas han recuperado el 63,2 % del territorio que los ucranianos ocuparon entonces. Esa porción de terreno ruso en manos ucranianas puede servirle a Kyiv como moneda de cambio en futuras negociaciones, como reconoció el propio Zelenski.
Rusia sostiene que siempre ha estado abierta a negociar con Ucrania
Rusia dice que siempre ha estado abierta a sentarse a dialogar con Ucrania, y recuerda periódicamente que Kyiv prohibió negociar con las actuales autoridades rusas. Si Zelenski “se molesta en querer sentarse en la mesa de negociaciones, la pregunta es dónde está la línea de contacto de combate cuando eso ocurra”, ha dicho el diplomático Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia ante la ONU.
La posición de Putin, que repitió el 19 de diciembre durante su rueda de prensa anual, es que Rusia está lista para negociar la paz con Ucrania sin condiciones previas. Pero “sobre la base de lo que acordamos durante el proceso de negociación en Estambul en 2022. Y sobre la base de las realidades que se están formando en el terreno hoy”, dijo Putin.
La agencia Reuters ha sabido por varias fuentes que los asesores de Trump apoyan la provisión de garantías de seguridad tangibles para Ucrania, incluida la creación de una zona desmilitarizada que sería patrullada por las tropas europeas. Sin embargo, no consideran posible la adhesión de Kyiv a la OTAN, al menos “en el futuro previsible”.
La OTAN, principal línea roja de Moscú
Ucrania insiste en que la Alianza debe invitarla a ingresar en este exclusivo club. Pero ese sería uno de los principales obstáculos para solucionar el conflicto, pues se trata de quizá la principal línea roja que Rusia no quiere que se cruce.
Entre las condiciones que Rusia ha citado para el inicio de negociaciones y alcanzar un alto el fuego está la obligación de que Ucrania renuncie a la OTAN. Además, pide que las tropas ucranianas cedan las regiones ucranianas de Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, que el Kremlin declaró anexionadas en septiembre de 2022 aunque sin controlarlas al cien por cien; y que estas regiones más la península de Crimea sean reconocidas como parte integrante de Rusia a nivel internacional.
“El plan de arreglo no será fácil”, admitía la semana pasada Marco Rubio, señalado por Trump para ser su secretario de Estado, respondiendo a un senador estadounidense. “Es obvio que tanto Ucrania como Rusia tendrán que hacer concesiones. Y Estados Unidos tiene que buscar ese equilibrio”, añadió.
Con la segunda irrupción de Trump, en Rusia y Ucrania se habla más de futuras conversaciones o de cómo será el día después que de avances y retrocesos en el campo de batalla. Y estos parecen destinados a lograr la mejor posición posible para cuando haya que sentarse en la mesa que logre organizar el nuevo jefe de la Casa Blanca.