La mirada de un mundo atravesado por nuevos conflictos se posó este lunes en Auschwitz, el campo de concentración y exterminio de la Alemania nazi en la Polonia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, con motivo del 80.º aniversario de su liberación. El 27 de enero de 1945, el Ejército Rojo entró en el ignominioso recinto de muerte y tortura, en el que fueron asesinadas 1,1 millones de personas, la inmensa mayoría judíos. Convertido en símbolo del Holocausto, este lugar que es a la vez museo y memorial albergó una ceremonia conmemorativa en la que antiguos prisioneros alertaron del auge del antisemitismo en el mundo.
Los cuatro que tomaron la palabra en nombre de los 56 supervivientes de Auschwitz y de otros campos nazis que estaban presentes evocaron los crímenes nazis y denunciaron cómo crece el antisemitismo. Uno de ellos amplió el foco llamando a tomarse en serio a “los enemigos de la democracia”, que describió con un retrato que encaja en la actual extrema derecha europea. En dos de los discursos se coló la guerra entre Israel y el grupo islamista Hamas.

Stanislaw Zalewski, de 99 años, superviviente del Holocausto, en la ceremonia matinal ante el llamado 'muro de la muerte', donde los nazis fusilaban a prisioneros, en Auschwitz, el 27 de enero
Un total de 2.500 invitados, incluidos jefes de Estado o de Gobierno, ministros y diplomáticos de 59 países, les escucharon durante un acto de sobria solemnidad, que se celebró bajo un gran entoldado blanco ante la entrada de Auschwitz II¬-Birkenau, el sector del campo al que llegaban las vías ferroviarias. En la rampa, tras una selección la mayoría de judíos recién llegados eran enviados directamente a la muerte en las cámaras de gas. En el lugar se colocó un vagón de tren.
En este campo los nazis mataron a 1,1 millones de personas gaseadas, tiroteadas, torturadas o extenuadas
El polaco Marian Turski, de 98 años, judío originario de Lituania, deploró “el enorme aumento del antisemitismo y la negación del Holocausto”, y trajo a colación el conflicto en Oriente Medio al decir que “Hamas trata de negar la masacre del 7 de octubre”. Turski pidió oponerse a “los negacionistas del Holocausto y los conspiracionistas que aseguran que todos los males del mundo proceden de un grupo humano determinado, que solemos ser los judíos”. Turski, de larga trayectoria como periodista e historiador, llamó a “resolver problemas entre vecinos, gentes y grupos étnicos”, y puso como ejemplo reconciliaciones históricas como la de Alemania y Francia, y la de Polonia y Lituania.

Marian Turski, historiador y periodista polaco, superviviente de Auschwitzl, hablando en el acto
También la judía Tova Friedman, de 87 años, quien recordó que tenía seis años y medio cuando fue liberada en Auschwitz, denunció el antisemitismo y se refirió a Israel. “Ochenta años después de la liberación, el mundo está de nuevo en crisis. Nuestros valores judeocristianos son ensombrecidos en todo el mundo por los prejuicios, el miedo, la sospecha y el extremismo. El antisemitismo rampante que se está extendiendo en las naciones es un shock para nosotros, para nuestros hijos y para nuestros nietos”, diagnosticó.

La superviviente de Auschwitz Tova Friedman, en la ceremonia de aniversario en la que tomó la palabra
Entonces, Friedman defendió que “Israel, la única democracia de Oriente Medio, lucha por su existencia y su modo de vida”, y concluyó: “Lloramos no solo a los soldados caídos y a los rehenes, sino también las turbulencias y la desconfianza de nuestra sociedad. Rezamos por la fortaleza, la resistencia y la esperanza”. Tova Friedman emigró de Polonia a Estados Unidos, donde ejerció como psicoterapeuta.
“Fuimos despojados de nuestra humanidad”, sentenció el judío Leon Weintraub, médico sueco de 99 años, nacido en Polonia, cuya madre y hermana fueron asesinadas en las cámaras de gas de Auschwitz nada más llegar. Weintraub instó a todos, pero especialmente a los jóvenes, a contrarrestar “todas las expresiones de intolerancia y resentimiento hacia quienes son diferentes, independientemente de su color de piel, religión u orientación sexual” y argumentó que, por su propia experiencia personal, los supervivientes del Holocausto entienden bien que “la consecuencia de ser considerados diferentes es la persecución activa”, por lo que urgió a “tomarse en serio lo que predican los enemigos de la democracia”.

Leon Weintraub, antiguo prisionero de Auschwitz, hablando en la ceremonia de aniversario el 27 de enero
Su descripción de esos enemigos remite a la extrema derecha en Europa. “Esos autoproclamados nacionalistas defienden la misma ideología de odio que los nazis alemanes, una ideología que, bajo el signo de la esvástica, asesinó a millones de personas consideradas ‘infrahumanas’ –denunció Weintraub-. Esta ideología, una actitud que predica la hostilidad y el odio hacia los demás, define el racismo, el antisemitismo y la homofobia como virtudes. Y esto está ocurriendo en nuestra nación [Polonia], que soportó grandes daños y sufrimientos bajo la ocupación nazi durante el régimen de Hitler”.
Entre junio de 1940 y enero de 1945, pasaron por el campo de Auschwitz-Birkenau en torno a 1,3 millones de personas de varios países europeos, de las cuales 1,1 millones murieron gaseadas, tiroteadas, torturadas, o extenuadas por los trabajos forzados, el hambre y la enfermedad. De todos esos muertos, más de 900.000 fueron judíos, muchos de ellos mujeres, niños y ancianos, asesinados en cámaras de gas a su llegada en tren al campo de Auschwitz II-Birkenau.
La mayoría de muertos eran judíos pero también prisioneros de guerra soviéticos, gais, testigos de Jehová o delincuentes
El resto de quienes hallaron la muerte en este horrible lugar eran polacos no judíos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos, homosexuales, testigos de Jehová y delincuentes comunes. En el acto, la polaca Janina Iwanska, católica de 94 años que fue enviada a Auschwitz cuando tenía 14 años, recordó cómo, según la ideología racista nazi, “judíos y gitanos eran considerados inferiores y por tanto debían exterminados”.

La superviviente de Auschwitz Janina Iwanska, dando su discurso en la ceremonia
Entre los jefes de Estado que asistieron estaban el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y los reyes de España, Felipe VI y Letizia, en la que era su segunda visita a Auschwitz, pues acudieron también en el 2020 para la conmemoración del 75.º aniversario. Estaban también: Carlos III del Reino Unido; Felipe y Matilde, reyes de los belgas; los monarcas de Países Bajos, Guillermo Alejandro y Máxima; los reyes Federico y María de Dinamarca; el príncipe heredero Haakon de Noruega; el heredero del Gran Ducado de Luxemburgo, Guillermo, y la princesa Victoria de Suecia.

Los reyes Felipe y Letizia durante el acto del 80 aniversario
También asistieron los presidentes de Italia, Sergio Mattarella; Francia, Emmanuel Macron; y Austria, Alexander Van der Bellen; así como el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. Asistió también el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; el ministro de Educación de Israel, Yoav Kisch; mientras que el presidente estadounidense, Donald Trump, encargó la representación a Steve Witkoff, enviado para Oriente Medio.
Por la mañana, los supervivientes honraron a las víctimas ante el llamado muro de la muerte, usado como paredón de fusilamientos. Según lo previsto, las únicas palabras públicas de una autoridad fueron del presidente de Polonia, Andrzej Duda, quien habló tras ese acto matinal. “Como en nuestras tierras entonces ocupadas por la Alemania nazi los alemanes construyeron esta industria de exterminio y este campo de concentración –dijo Duda-, nosotros los polacos somos hoy los guardianes de la memoria”.