Una fiscal trumpista contra Trump

Segundo mandato de Trump

Danielle Sassoon abre una crisis al negarse a exculpar al alcalde de Nueva York, trámite que finalmente remitió el Departamento de Justicia, firmada por funcionarios de Washington, al tribunal de Manhattan

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Danielle Sassoon entró en el 2016 en la fiscalía de Manhattan

Uncredited / Ap-LaPresse

Que los demócratas, desaparecidos al albur de la apisonadora Trump, hagan de oposición forma parte del juego. Que jueces moderados o progres pongan piedras en la tiranía presidencial, tampoco son efectos paranormales.

Capítulo aparte merece Danielle Sassoon, fiscal de 38 años, hasta ahora solo conocida en su ámbito del Distrito Sur de Nueva York y hoy una cara popular en Estados Unidos, heroína para unos y traidora para los trumpistas. Y todo porque se negó a vulnerar los principios y prefirió dimitir antes que acatar la orden ilegal de retirar los cargos por corrupción contra el alcalde de Nueva York, Eric Adams, para que así colabore en la caza de inmigrantes.

La dimisión de la fiscal de Manhattan propició una dimisión en serie de otros cinco funcionarios

Según la ya exfiscal, eso es un quid pro quo que, de aceptarlo, la convertiría a ella en otra corrupta por no respetar el juramento que hizo. Adams ya ha empezado a colaborar con los agentes fronterizos, señal clara de cambio en la política de ciudad santuario.

Sassoon pegó un portazo este jueves que dejó pasmados a todos aquellos que consideran que el autoritarismo dominante en la Casa Blanca anula la Constitución y que el presidente está por encima de las leyes. Y, lo peor de todo, es que no fue una persona progresista desafecta ni “una lunática radical”, según una de las expresiones favoritas de Trump. Ella sale de la Federalist Society, el gran caladero de juristas conservadores donde va de pesca el actual presidente.

A la espera de que el Senado apruebe al nominado Jay Clayton, hace tres semanas, nada más producirse la toma de posesión en la Casa Blanca, Sassoon fue nombrada fiscal jefa interina de Manhattan, una de las oficinas federales más poderosas, conocida como “el distrito soberano” por la fama de preservar su independencia de Washington.

Su renuncia a la jefatura provocó una dimisión en serie de otros cinco miembros del ministerio fiscal, destinados en la sección de integridad pública, en la capital, que supervisa la posible corrupción de los fiscales, donde se remitió el asunto tras la decisión de Sassoon. Esto representa un repudio mayúsculo a la intromisión en la administración de justicia por Trump debido al caso contra Adams.

Sassoon entró en el Distrito Sur en el 2016, tras licenciarse por Harvard y Yale. Se formó como pasante con el magistrado del Supremo (ya difunto) Antonin Scalia, ultraconservador, gran defensor del originalismo de la Constitución (se ha de leer en sentido literal, sin hacer deducciones) y jurista de cabecera de Trump.

Dio un portazo porque no se limitó a pedir el finiquito, sino que envió una carta a la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, en la que retrata a la administración Trump y al número dos de Justicia, Emil Bove, como dirigentes sin escrúpulos que premian sus intereses por encima del marco constitucional (literal y figurado). “La ley no respalda la retirada de las acusaciones y estoy segura de que Adams ha cometido los delitos por los que fue imputado”. Incluso añadió que preparaban más cargos por borrar pruebas y mentir al FBI.

Bove respondió. Habrá represalias para ella y los fiscales que investigaron al alcalde.

El viernes hubo una nueva dimisión, la séptima y, horas después, el propio Bove y otros dos fiscales de Washington firmaron la petición para formalizar la retirada de cargos que remitieron al tribunal de Manhattan.

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