Israel lidió este jueves con su día más triste y sombrío de la actual tregua. Fue “como reabrir una herida”, sintetizaba una mujer en la llamada Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, aludiendo a los ataques del 7 de octubre de 2023. El trauma revivió con la recepción de los restos de cuatro cautivos muertos durante su secuestro en Gaza, y por el hecho de que se tratara de los de más corta edad, Ariel y Kfir Bibas (que en el momento de su rapto tenían 4 años y 9 meses), de su madre, Shiri, y el octogenario pacifista, Oded Lifshitz.
Aunque la Cruz Roja solicitó una entrega digna y privada, Hamas, la Yihad Islámica Palestina y las Brigadas Muyahidines desoyeron la demanda y orquestaron una tétrica ceremonia en Bani Suheila, en el área de Jan Yunis. Con la elección del sitio hecha a conciencia –ya que fue invadida por Israel–, los milicianos exhibieron los ataúdes con sus rostros y los metieron en vehículos de la organización humanitaria, que intentó tapar con mamparas la escena.
Las milicias volvieron a alzar carteles, esta vez particularmente dirigidos al premier israelí, Beniamin Netanyahu. Mientras uno lo dibujaba como un vampiro y le acusaba de haber matado a los cuatro “con sus aviones de guerra”, otro advertía que “el regreso a la guerra” significará “el regreso de tus prisioneros en ataúdes”.
El acto fue condenado por el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, quien enfatizó que, “de acuerdo al derecho internacional, cualquier entrega de fallecidos debe cumplir con la prohibición de tratos crueles o degradantes”.
Después de recoger los féretros mediante la Cruz Roja y, aún dentro de Gaza, el Ejército los envolvió con banderas israelíes y su Gran Rabino, el general de brigada Eyal Karim, los bendijo con lecturas y ritos judíos. Fue el detonante de un día de duelo colectivo, que en la Plaza de los Rehenes reunió a decenas de ciudadanos; otros mostraron sus respetos alineados e en distintos tramos de la ruta por la que transitó el convoy de ataúdes hasta su llegada al Instituto Forense Abu Kabir.

Militantes de Hamas, con los ataúdes de los cuatro rehenes muertos, en Jan Younis (Gaza), esta mañana.
Ubicado en el centro de Israel, su misión es completar la identificación formal de los cadáveres y determinar las causas de los fallecimientos que, según Hamas, fueron resultado de bombardeos israelíes. El proceso podría durar hasta 48 horas, pero la familia Lifshitz fue la primera en recibir la confirmación de la identidad de Oded. “El proceso de sanación de nuestra familia comenzará ahora y no terminará hasta que regrese el último rehén”, señalaron sus parientes. El director del instituto anunció que el anciano “fue asesinado en cautiverio hace más de un año”, una muerte de la que se responsabiliza a la Yihad Islámica.
De 83 años, Oded y su esposa Yocheved –una de las dos rehenes liberadas por Hamas 17 días después del secuestro– fundaron el kibutz Nir Oz, comunidad en la que uno de cada cuatro residentes fue asesinado o capturado el 7-O (y que aún espera una visita de Netanyahu). Oded era, además, periodista y un reconocido activista por la paz que hablaba árabe con fluidez y que, junto a su mujer, ayudaba a pacientes de Gaza para recibir trato médico en Israel.
Intercambio
Este sábado está previsto que Hamas liberará a seis rehenes vivos a cambio de cientos de palestinos
Sus vecinos eran Shiri Bibas (de 32 años), y los niños Ariel y Kfir, cuyo padre, Yarden, fue liberado vivo en el canje del 1 de febrero. La familia con raíces argentinas y peruanas fue uno de los símbolos de la lucha por el retorno de los cautivos. Ofri Bibas, tía de los menores, rogó este jueves a “aquellos que claman venganza en nuestro nombre” que “lo más importante” es recuperar a los 69 rehenes que quedan, de los que al menos 35 estarían muertos según el Ejército israelí.
La demanda fue ignorada por ministros ultranacionalistas y el mismo Netanyahu, que en un mensaje citó un salmo que aludía a la “venganza” para “ajustar cuentas con los viles asesinos”.
En ocho días finalizará la primera fase de la tregua y solo hay dudas sobre su continuidad. Este sábado Hamas intercambiará a los últimos seis secuestrados vivos de la etapa inicial por cientos de palestinos, incluidos mujeres y niños. Y tras el canje, los mediadores esperan que Israel envíe una delegación a Doha para iniciar el diálogo sobre la segunda fase.
Es probable que presenciemos una extensión de la tregua para dar margen a negociaciones. Por ahora, el grupo islamista ha ofrecido devolver a los cautivos vivos en una sola tanda (se zanjarían las liberaciones por entregas) a cambio del retiro total de las tropas israelíes y un alto el fuego permanente. La coalición de Netanyahu reclama el desarme y que Hamas deje de gobernar la frnaja, requisitos difíciles de lograr que conviven con el deseo expreso israelí de reanudar los ataques en Gaza.