EE.UU. se opone a calificar a Rusia como el “agresor” en la declaración del G7 por los tres años de guerra

Guerra en Europa

El acercamiento al Kremlin genera divisiones entre los legisladores republicanos, aunque no se atreven a cuestionar directamente a Trump

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La delegación americana en Riad (Arabia Saudí), liderada por el secretario de Estado, Marco Rubio, junto al enviado a Oriente Medio, Steve Witkoff, y el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz.

Departamento de Estado de EE.UU. / EFE

Todavía no han comenzado las negociaciones de paz, pero la Administración de Donald Trump ya ha comprado las narrativas que sustentan la invasión a gran escala de Ucrania que Rusia ejecutó hace tres años. El autoproclamado “líder del mundo libre” considera que no es “realista” que Ucrania recupere su territorio, le niega la posibilidad de entrar en la OTAN, le culpa del inicio de la guerra, llama “dictador” a su presidente y le niega un sitio en la mesa de diálogo por su baja popularidad (que cifra en el 4%, cuando la más reciente encuesta en Ucrania le da el 52% del apoyo popular, mayor que el que logró Trump en las elecciones, del 49%).

El último paso, según ha avanzado el Financial Times citando cinco fuentes oficiales, es bloquear una declaración conjunta del G7 con motivo del tercer aniversario de la guerra, en una semana, porque califica a Rusia como el país “agresor”, una realidad incuestionable, más allá de los motivos de su invasión. Rompiendo con el consenso existente en el grupo de las potencias económicas occidentales, Washington quiere suavizar el lenguaje y llamar a la guerra el “conflicto en Ucrania”.

Es la misma definición que dio el secretario de Estado, Marco Rubio, tras su reunión en Riad (Arabia Saudí) con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, así como con otros representantes de las delegaciones enviadas por Washington y Moscú a la primera toma de contacto entre ambas capitales desde la guerra. El nuevo calificativo contrasta con la declaración conjunta del año pasado del G7, que mencionó la “agresión rusa” en cinco ocasiones y exigió al Kremlin “que cese inmediatamente su guerra de agresión y retire completa e incondicionalmente sus fuerzas militares del territorio de Ucrania, reconocido internacionalmente”.

John Thune, líder de la mayoría republicana en el Congreso: “Rusia es el agresor, no hay dudas en eso”

Las recientes declaraciones de Trump, calificando a Zelenski como un “dictador sin elecciones” y culpándole de la invasión de su propio país, han sorprendido y generado divisiones incluso en el Partido Republicano. A pesar de su reticencia en estos tres años a incrementar la ayuda militar a Ucrania, existía entre los legisladores conservadores el consenso de que Rusia era –además de una amenaza para la seguridad nacional estadounidense– el país agresor, y su presidente, Vladimir Putin, un criminal de guerra.

“Rusia es el agresor aquí, no hay dudas en eso”, dijo el líder de la mayoría republicana en el Congreso, John Thune, aunque optó por no criticar directamente a Trump: “Tengo la esperanza de que las discusiones que están teniendo nos lleven a algún tipo de acuerdo que ponga fin a la guerra”, afirmó, y añadió que “el presidente habla por sí mismo” cuando fue preguntado por su reciente desprecio a Zelenski.

Es una reacción similar a la del senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur, que el sábado propuso una vía provisional para la adhesión de Ucrania a la OTAN. En una publicación en redes sociales, dijo que “cuando se trata de culpar a Rusia por la invasión de Ucrania, culpo a Putin por encima de todos los demás”, pero, a la vez, señaló que Trump es “la mejor esperanza de Ucrania para poner fin a esta guerra de manera honorable y justa” y “creo que tendrá éxito y logrará este objetivo a su manera”.

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Es una muestra de los tiempos que vive el partido, mucho más unido en torno a Trump que hace ocho años, cuando alcanzó por primera vez el poder. Esa lealtad al líder obliga a algunos legisladores a lidiar con sus propias contradicciones y hemeroteca. Otros, como el senador por Missouri Josh Hawley, han apoyado más directamente las declaraciones de Trump, que incluyen la exigencia a Zelenski de celebrar comicios presidenciales. Las elecciones estaban previstas para mayo del 2024, pero no ocurrieron porque sigue vigente la ley marcial, algo que suele ocurrir cuando un país democrático es invadido y se encuentra en estado de guerra.

“Es el líder electo del país, pero en algún momento dado tienes que celebrar elecciones”, señaló Hawley, argumentando que EE.UU. y el Reino Unido tuvieron comicios durante la Segunda Guerra Mundial. “Me preocupa que no hayan celebrado elecciones en mucho tiempo y estemos financiando su gobierno”, afirmó, sin expresar preocupación por el giro en la política exterior estadounidense, que ha restablecido relaciones diplomáticas con Rusia, un país autoritario que lleva gobernado por Putin durante un cuarto de siglo.

El vicepresidente, J.D. Vance, defiende el diálogo “con todas las partes implicadas” cuando EE.UU. ha vetado a Kyiv

La Administración de Joe Biden impulsó desde el inicio de la invasión las sanciones y el aislamiento occidental a Rusia, en un intento de convertir a Putin en un paria del orden internacional. Propulsó la ayuda militar a Ucrania, de unos 180.000 millones de dólares en tres años, con el objetivo de dejar a Kyiv en una posición de fuerza en las futuras negociaciones. Y nunca se movió del lema “nada sobre Ucrania sin Ucrania”. Trump ha dado un giro de 180 grados al iniciar el diálogo con la delegación rusa en Riad, en unas conversaciones a las que no invitó al gobierno ucraniano ni a la Unión Europea, que recibirán los impactos inmediatos de los acuerdos que se alcancen. Trump y Putin han expresado su interés en reunirse “próximamente” cara a cara en Riad.

El vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, ha defendido este jueves las conversaciones con Rusia, mitificando a Trump como “un negociador efectivo”, un “estadista” y un “gran hombre de negocios” para quien “todo está encima de la mesa”. “Tienes que hablar con todas las partes involucradas porque, si no, ¿cómo vas a terminar la guerra?”, se ha preguntado, obviando que tan solo está hablando con la parte agresora y abandonando a la agredida.

Estas declaraciones han abierto la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), la reunión anual de líderes de ultraderecha, en la que esta tarde tiene previsto intervenir el líder de Vox, Santiago Abascal. El sábado, comparecerán también la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el presidente argentino Javier Milei, antes de que Trump cierre la conferencia con un esperado discurso.

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