Despliegue aliado, inquietud en el flanco Este

El futuro de Europa

Nervios en Rumanía ante la posibilidad de que Trump retire las tropas para contentar al Kremlin durante las negociaciones de paz

Soldiers during the Steadfast Dart 25 exercise, part of the North Atlantic Treaty Organization's (NATO) Allied Reaction Force (ARF) training in Smardan, Romania, on Wednesday, Feb. 19, 2025. The US is likely to maintain its commitment to NATO, though it may reduce its troop presence in Europe as its priorities shift to the Indo-Pacific region, a top alliance official said. Photographer: Andrei Pungovschi/Bloomberg

La bandera de las Fuerzas de Reacción Rápida (ARF) de la OTAN, en las maniobras

Andrei Pungovschi / Bloomberg L.P. Limited Partnership

Un teniente italiano se saca unos tapones de oídos de los bolsillos. “Los vas a necesitar”, avisa. Poco después, comienza el baile de artillería, helicópteros, cazas F-16 o tanques rumanos inspirados en los soviéticos de la Segunda Guerra Mundial, una representación de las maniobras de la OTAN en Rumanía con fuego real a gran escala y ejercicios militares de guerra de trincheras. Al final, un soldado escocés toca la gaita.

En vísperas del tercer aniversario de la invasión de Ucrania, la OTAN muestra músculo en el flanco Este llevando a cabo en Rumanía las mayores maniobras de combate previstas para este 2025. Y no en cualquier parte: lo hace en las afueras de Smardan, a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania y Moldavia. Rumanía, tierra de paso de imperios, ahora es parte de la UE y de la OTAN y comparte una frontera de 650 kilómetros con Ucrania. Además de haber proporcionado ayuda militar a Kyiv, incluyendo una batería de defensa antiaérea Patriot, Bucarest ha permitido que exportase millones de toneladas de grano a través de su puerto de Constanza, en el mar Negro. Tiene un escudo antimisiles de corto y medio alcance diseñado por Estados Unidos, y a unas dos horas de Smardan se está construyendo el cuartel Mihail Kogalniceanu, que se espera que sea la mayor base de la OTAN en Europa.

Aquí, además de en Grecia y Bulgaria, la OTAN prueba a gran escala su nueva Fuerza de Reacción Rápida (ARF). Un total de 10.000 efectivos de nueve países miembros –entre ellos, España– estudian la capacidad de despliegue de la Alianza ante posibles crisis imprevistas. Cuentan con 1.500 vehículos militares, más de 20 aviones y 17 unidades navales para demostrar su capacidad de respuesta ante la amenaza rusa. Si hay un ataque en Polonia o Lituania, serían ellos quienes se movilizarían de inmediato.

No son tiempos fáciles para la Alianza. Mientras soldados británicos alzan su bandera encima de los tanques o militares españoles enseñan sus drones kamikaze, el almirante estadounidense Stuart B. Munsch trata de esquivar las preguntas sobre su nuevo presidente. “Estoy ejecutando las órdenes que tengo”, dice, en apuros para no contradecir a Donald Trump culpando a Volodímir Zelenski de la guerra.

La OTAN pone a prueba, cerca de la frontera ucraniana, su nueva Fuerza de Reacción Rápida

“Estos ejercicios son la culminación de nuestros esfuerzos y el comienzo de nuestra nueva fuerza que defenderá cada centímetro del territorio de la Alianza”, promete Munsch. La OTAN sigue los planes previstos, mientras Europa sigue con nerviosismo las negociaciones entre Trump y Putin. El Pentágono ya ha dejado claras sus intenciones de que la seguridad del continente sea un asunto exclusivamente europeo. El miércoles, cuando disparaban los tanques en Smardan, Cristian Diaconescu, jefe de gabinete del presidente rumano, sostuvo que Rusia ha pedido a EE.UU. que las fuerzas de la OTAN se retiren del flanco Este de la Alianza, algo, según Diaconescu, que Washington de momento ha rechazado.

El Kremlin siempre ha deseado la salida de las fuerzas aliadas de los antiguos países soviéticos y del bloque comunista. Cuando se ha constatado que las prioridades de Washington no están en Europa sino en el Indo-Pacífico, en Rumanía crece el temor de que los estadounidenses se marchen con sus efectivos de un día para otro. “Para los rumanos está claro que tenemos un problema con Rusia, y si no tenemos el paraguas de la OTAN, tendremos un problema real”, explica el analista político rumano Cristian Pîrvulescu.

Por si no fuera poco, tanto el vicepresidente J.D. Vance como la mano derecha de Trump, el magnate Elon Musk, están lanzando una campaña contra las autoridades rumanas por suspender las elecciones presidenciales que ganó, gracias a TikTok, en primera vuelta, el prorruso Calin Georgescu, el último político europeo de extrema derecha en el radar de la nueva Administración en la Casa Blanca. El Tribunal Constitucional de Rumania anuló los comicios después de que se desclasificaran documentos que revelaran los ataques híbridos rusos durante la campaña electoral.

“Está claro que los americanos consideran que Rumanía es el punto débil de la UE. A los alemanes no tienen tantas posibilidades de influirles en sus elecciones, pero aquí pueden tener más éxito en su voluntad de cambiar el mapa político de Europa”, apunta Pîrvulescu. Las elecciones se repetirán en mayo, y Georgescu, que ha criticado a la OTAN y a la UE, se declara un admirador de Putin y venera a venera a los líderes fascistas rumanos Ion Antonescu y Corneliu Zelea Codreanu, aspira a volver a presentarse.

La Casa Blanca alienta al candidato presidencial rumano ultraderechista, el prorruso Georgescu

“La gente de Rumanía no es prorrusa. Apoyamos con fuerza a Ucrania. Recuerda que hemos sido invadidos por Rusia 11 veces”, subraya entre bastidores el general Gheorghita Vlad, que pide tranquilidad. La base Mihail Kogalniceanu, dice, se terminará y “proyectará el poder de la OTAN en el este de Europa”. En enero, Rumanía volvió a mandar cazabombarderos tras detectar drones rusos en el espacio aéreo ucraniano dirigiéndose a sus fronteras. Smardan queda muy cerca.

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