Estados Unidos, amigos no para siempre

Guerra en Europa

Zelenski es el último de los protegidos que EE.UU. ha abandonado, como Vietnam del Sur, el sha de Irán o Afganistán

En agosto del 2021,  Biden decide la retirada de Afganistán. La vuelta de los talibanes incita a muchos a huir a la desesperada

En agosto del 2021, Biden decide la retirada de Afganistán. La vuelta de los talibanes incita a muchos a huir a la desesperada

AP

Europa se escandaliza, con razón, por la manera en que Donald Trump está abandonando a Ucrania –incluida la humillación retransmitida en directo desde el despacho oval–, pero un repaso a la historia de los últimos cincuenta años muestra que existen sonados precedentes, cada uno con circunstancias y motivaciones específicas.

El penúltimo ejemplo, espectacular, fue la evacuación de Kabul por las tropas estadounidenses, en agosto del 2021, después de veinte años de presencia en el país centroasiático, muy costosa en vidas y en dinero. Por decisión de Joe Biden, Afganistán quedó de nuevo a merced de los talibanes, que pronto impusieron su ley implacable y arruinaron todos los progresos que habían vivido las mujeres.

“Se hunde el mito de las alianzas cuando el más fuerte no las ve ya provechosas”, dice el analista Bertrand Badie

Afganistán fue un caso evidente de fracaso del concepto de nation building (construcción de naciones) apadrinado por los profetas neoconservadores que dominaron la Administración de George W. Bush después de los atentados del 11-S. La imagen más gráfica del final dramático del sueño neocon fue aquella muchedumbre corriendo por la pista del aeropuerto de Kabul mientras rodaba por la pista un gigantesco avión de transporte C-17 de la U.S. Air Force. Los más desesperados se agarraron al fuselaje, cerca de las ruedas.

Ese video evocó otros de abril de 1975 que los españoles de aquella época aún vieron en sus televisiones en blanco y negro. Fue durante la caída de Saigón (luego rebautizada como Ciudad Ho Chi Minh), que era la capital de Vietnam del Sur. La huida ante el avance de las tropas comunistas del norte se hacía en helicópteros. No era menos caótica que en Kabul. Los aparatos se posaban en azoteas de edificios cercanos a la embajada norteamericana.

Vietnamitas del sur intentan entrar en la embajada de Estados Unidos ante el avance de las tropas comunistas venidas del norte, en abril de 1975

Vietnamitas del sur intentan entrar en la embajada de Estados Unidos ante el avance de las tropas comunistas venidas del norte, en abril de 1975

Corbis via Getty Images

Washington no soportó el desgaste de aquella guerra en la que se metió el demócrata John F. Kennedy a principios de los sesenta, relevando a los franceses, y que tuvo que concluir el republicano Gerald Ford. El Vietnam Memorial, en el Mall de la capital federal, con sus más de 58.000 nombres inscritos en la piedra de soldados norteamericanos muertos en ese conflicto, que cada año visitan más de cinco millones de personas, ilustra el trauma colectivo. EE.UU. abandonó a su suerte al protegido survietnamita, pese a que eso significaba aceptar la “teoría del dominó” comunista en Asia y el drama de los boat people , los miles de vietnamitas que huyeron por mar, en precarias embarcaciones, para evitar las represalias de los nuevos amos del poder.

Cuatro años después, en 1979, Estados Unidos -con Jimmy Carter en la Casa Blanca– dejó caer el régimen del sha Mohamed Reza Pahlevi en Irán, hasta entonces un aliado fiel en Oriente Medio al que la propia CIA y los servicios secretos británicos habían reinstalado en el trono, en 1953, tras perderlo brevemente a resultas de un golpe motivado por el control del petróleo. El sha fue barrido por la revolución islámica que dirigía el ayatolá Jomeini, un acontecimiento que supuso un terremoto en el mundo musulmán y cuyos efectos aún perduran.

Reza Pahlevi y Jimmy Carter, en Washington en 1977. Dos años después de esta foto, el sha de Irán sería derrocado por la revolución islámica dirigida por el ayatolá Jomeini

Reza Pahlevi y Jimmy Carter, en Washington en 1977. Dos años después de esta foto, el sha de Irán sería derrocado por la revolución islámica dirigida por el ayatolá Jomeini

Getty Images

En el mismo año 1979, Carter asistió impotente al final de otro firme aliado y protegido, esta vez en Centroamérica, el patio trasero de EE.UU. La dinastía de los Somoza, en Nicaragua, era derribada por la guerrilla de inspiración castrista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

De nuevo en Oriente Medio, ahora en Egipto, la Administración de Barack Obama, obnubilada por la ola de cambio de las primaveras árabes, aceptó la caída de Hosni Mubarak en el 2011, quien fue sustituido de modo efímero por un gobierno bajo control islamista.

A veces los aliados o peones de EE.UU. se convertirían en enemigos, como el general Manuel Antonio Noriega en Panamá. Este excolaborador de la CIA cayó en desgracia y fue derrocado durante la invasión estadounidense de diciembre de 1989. siendo presidente Bush padre.

Hosni Mubarak y Barack Obama en El Cairo en junio del 2009.  Obama aceptó el fin del régimen de Mubarak en Egipto, sustituido de manera efímera por un gobierno islamista

Hosni Mubarak y Barack Obama en El Cairo en junio del 2009. Obama aceptó el fin del régimen de Mubarak en Egipto, sustituido de manera efímera por un gobierno islamista

AFP

Otros ejemplos de aliados que devinieron bestias negras fueron Sadam Husein, útil peón durante la guerra Irán-Irak (1980-1988) y enemigo desde que invadió Kuwait (1990), o incluso Osama Bin Laden, que hacía el juego de Estados Unidos para debilitar a los soviéticos cuando estos ocupaban Afganistán, pero más tarde se revolvió contra Washington hasta organizar los ataques terroristas del 2001 contra Nueva York y Washington.

Siempre fino y certero, Bertrand Badie, veterano analista y profesor emérito de Sciences Po en París, comentó así para La Vanguardia el giro dado por Trump: “Es el mito de las alianzas que se hunde cuando el más fuerte las considera más costosas que provechosas”.

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